Su especialidad era el alma.

Y esta no se la podia imaginar.

Siguio leyendo.

Las pistas y los chivatazos se habian interrumpido bruscamente a las 09.14 de la manana, eastern time. En el momento exacto en que el FBI se persono en la primera direccion que habian averiguado. Segun el registro de la NSA, alguien habia llamado a los cuarteles generales del FBI en Quantico desde una casita de Everglades, Florida, advirtiendo de que Estados Unidos estaba a punto de caer.

En la casa vivia un hombre mayor que veia mal y que oia peor. Su aparato telefonico ni siquiera estaba conectado. Lo tenia en el sotano cubierto de polvo, pero todavia pagaba la linea porque tenia un hijo en Miami que le pagaba las facturas, sin pensarselo muy bien, por lo que se veia. Probablemente hacia anos que no visitaba al viejo.

Y en ese instante se interrumpieron las llamadas.

Desde entonces no habian vuelto a tener noticias.

El informe terminaba diciendo que estaban analizando la voz y el idioma de las grabaciones. Por ahora, la investigacion de las cintas con las grabaciones de las llamadas y de los casi sesenta correos electronicos no habia aportado nada valioso. Las voces estaban manipuladas, asi que no era bueno albergar demasiadas esperanzas. Lo unico que se podia decir con cierta seguridad era que todos los que habian llamado eran hombres. Por razones evidentes, resultaba mas dificil determinar el sexo de los remitentes de los correos electronicos.

Fin del informe.

Warren tenia hambre.

Cogio una chocolatina del minibar y abrio una botella de Coca-Cola. Ni lo uno ni lo otro le supieron bien, pero le ayudo a subir el nivel de azucar en sangre. El leve dolor de cabeza que le provocaba la falta de sueno desaparecio.

Volvio a tenderse en la cama. El grueso documento cayo al suelo. Las instrucciones decian que debia de ser destruido de inmediato. Tendrian que esperar. Cogio el delgado monton de papeles y lo sostuvo en el aire durante unos segundos. Luego apoyo el brazo en el edredon.

Aquel pequeno informe era una obra maestra.

El problema era que nadie parecia especialmente interesado en leerlo, y mucho menos en actuar conforme a el.

Warren se lo sabia casi de memoria, aunque solo lo habia leido dos veces. El informe habia sido elaborado por la BS-Unit en Washington, y el mismo habia contribuido tanto como le habia sido posible desde aquel pais dejado de la mano de Dios al que llamaban Noruega.

Warren anoraba su pais. Cerro los ojos.

Ultimamente se sentia mayor, cada vez con mas frecuencia. No solo mayor, sino realmente viejo. Estaba cansado y habia asumido mas de lo que podia al aceptar el nuevo trabajo. Queria volver a Quantico, a Virginia, con su familia. Con Kathleen, que se habia mantenido a su lado a pesar de sus multiples y humillantes aventuras durante todos aquellos anos. Con sus hijos ya adultos, que tenian sus propias casas en las cercanias de la vivienda de su infancia. A su propia casa y a su jardin. Queria volver a casa; sentia una fuerte presion por debajo de las costillas que no desaparecia aunque tragara saliva varias veces.

El delgado informe era un perfil.

Como siempre, habian empezado a trabajar por las acciones y los sucesos. La BS-Unit se movia a lo largo de lineas del tiempo y en profundidad, contextualizaban los acontecimientos y analizaban las relaciones causales y los efectos. Estudiaban minuciosamente los gastos y la complejidad. Cada detalle de la sucesion de acontecimientos era contrastado con las soluciones alternativas, para asi poder empezar a aproximarse a los motivos y a las actitudes de quienes estaban detras del secuestro de Madame President.

La imagen que se dibujaba a lo largo de las veinte paginas asustaba a Warren y sus leales colaboradores de la BS-Unit, al menos tanto como el grueso informe que tenia aterrorizado al resto del FBI.

Habian creido que tenian que dibujar el perfil de una organizacion, de un grupo de personas, una celula terrorista. Posiblemente un pequeno ejercito en guerra santa contra la obra satanica: Estados Unidos.

Sin embargo, intuian el contorno de un unico hombre.

Un unico hombre.

Era obvio que no podia trabajar solo. Todo lo que habia sucedido desde que la BS-Unit por primera vez viera vagos indicios de Troya, seis semanas antes, indicaba que el numero de personas implicadas era alto.

El problema era que no parecia que estuvieran juntos, de ningun modo. En vez de acercarse a la descripcion de una organizacion terrorista, la BS-Unit habia avistado un unico actor que utilizaba a la gente del mismo modo en que otros utilizan herramientas, y que tenia la misma falta de lealtad, u otras emociones humanas, hacia sus colaboradores que otros hubieran tenido hacia sus herramientas.

No se habia hecho nada para proteger posteriormente a los diversos complices. Una vez que cumplian su funcion, no habia ningun aparato de proteccion. Gerhard Skroder fue arrojado a los leones, del mismo modo que el limpiador pakistani y todas las demas piezas del enorme rompecabezas.

Cosa que necesariamente tenia que significar que no tenian la menor idea de para quien trabajaban.

Warren bostezo, sacudio la cabeza y abrio los ojos como platos a fin de detener las lagrimas. La mano que todavia sostenia el informe pesaba como el plomo. Se sobrepuso, alzo la mano y paso los ojos por la primera pagina.

La primera hoja estaba coronada por un titulo discreto: «The Guilty. A profile of the abductor».

El Culpable.

Warren no estaba seguro de que le gustara el nombre que habian escogido. Por otro lado, al menos era lo suficientemente neutral, sin connotaciones etnicas o nacionales. Una vez mas intento acomodarse y siguio leyendo.

I.i. The abduction.

Acostumbraban a tomar como punto de partida el suceso nuclear.

El propio secuestro de la presidenta ya proporcionaba marcadas indicaciones sobre el perfil del autor de los hechos. Desde el mismo momento en que un alterado agente lo desperto en su piso de Washington DC para contarle que al parecer la presidenta habia sido secuestrada en Noruega, Warren se sentia muy aturdido. Durante todo el vuelo a Europa habia estado esperando, casi deseando, encontrarse al llegar con la noticia de que la Madame President habia sido encontrada muerta.

El que pudieran encontrarla con vida quedaba completamente descartado.

La cuestion principal habia sido todo el tiempo responder a una pregunta: ?por que un secuestro? ?Por que no mataron a Helen Bentley? Conforme a todas las medidas estandares, era mucho mas sencillo llevar a cabo un atentado; era, ademas, por tanto, menos arriesgado. Era obvio que ser la Commander in Chief de Estados Unidos era una profesion de riesgo, pues era imposible proteger totalmente a un persona de los atentados repentinos y mortales de otras personas, a no ser que se la aislara por completo.

El secuestro debia de tener un valor propio. Tenia que suponer una gran ventaja mantener a Estados Unidos en la incertidumbre, antes que permitir que los norteamericanos se unieran en el luto y horror comun provocado por el asesinato de una presidenta.

Una consecuencia evidente de la desaparicion era que el pais se volvia mas vulnerable a los ataques.

Solo de pensarlo, Warren se estremecia.

Paso a la hoja siguiente antes de agarrar la botella de Coca-Cola y beber. Seguia teniendo un nudo en el estomago que no era capaz de definir del todo y, por un momento, se pregunto si tendria que encargar algo de comer para ver si se le pasaba. Pero el reloj del telefono movil indicaba las seis menos tres minutos, y renuncio a la idea. Empezarian a servir el desayuno una hora mas tarde.

Emplear al agente del Secret Service Jeffrey Hunter fue tan genial como sencillo. Aunque en teoria tal vez habria sido posible secuestrar a la presidenta sin ayuda de dentro, resultaba casi imposible imaginarse como se podria hacer algo asi en la practica. El hecho de que el Culpable contara con un apoyo en Estados Unidos capaz de llevar a cabo dos secuestros de un nino autista para asustar a un agente profesional de la seguridad a fin de que colaborara, se anadia a la serie de elementos que hacian el perfil cada vez mas visible. Y al mismo tiempo, mas aterrador.

Sono el telefono.

El ruido le pillo tan desprevenido que se le volco la botella de Coca-Cola que tenia sujeta entre los muslos.

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