chaqueta abierta. El rostro era llamativamente inexpresivo.
Un hombre con traje oscuro salio del asiento trasero del primer coche. Era pequeno y compacto. Antes de que hubiera acabado de bajarse, el hombre que salia a su encuentro con el
– ?Que? What?
El pequeno noruego no tenia la cara de poquer del norteamericano. Por un momento se le abrio la boca, aunque luego se sobrepuso y se enderezo. La policia dio un par de pasos en direccion al coche. Aun no podia distinguir lo que decian.
Cuatro hombres mas habian salido del hotel. Uno de ellos hablaba en voz baja por el telefono movil mientras miraba fijamente una horrorosa escultura de acero relumbrante que representaba a un hombre que estaba esperando un taxi. Los otros tres agentes hicieron senas a alguien a quien la policia no veia, y luego todos, como siguiendo una orden invisible, miraron en su direccion.
– Hey you! Officer! You!
La agente sonrio con inseguridad. Luego alzo el brazo senalandose a si misma con una expresion interrogativa.
– Yes, you -repitio uno de los hombres, y en solo tres pasos estaba junto a ella-. ID, please.
Ella saco su identificacion del bolsillo interior. El hombre echo un vistazo al escudo noruego y, sin ni siquiera volver el carne para comprobar la fotografia, se lo devolvio.
– The main door -le espeto, ya se habia girado para volver corriendo-. No one in, no one out. Got it?
– Yes, yes. -La agente trago saliva y abrio mas los ojos-.
Sin embargo, el hombre ya estaba demasiado lejos como para enterarse de la frase de cortesia que por fin se le habia ocurrido. El companero que habia pasado la noche con ella se dirigia hacia la entrada. Era obvio que le habian ordenado lo mismo que a ella y parecia inseguro De pronto los cuatro coches del cortejo aceleraron, salieron de la explanada y desaparecieron.
– ?Que esta pasando? -susurro el policia, y se aposto frente a las puertas de cristal, parecia completamente aturdido-. ?Que cojones esta pasando?
– Tenemos que… Tenemos que vigilar esta puerta, creo.
– ?Que si! De eso ya me he enterado. Pero… ?por que? ?Que ha pasado?
Una mujer mayor se aproximo a las puertas desde el interior del hotel e intento moverlas. Llevaba un abrigo de color rojo oscuro y un estrambotico sombrero azul con flores blancas en el ala. En el pecho se habia colocado un lazo que casi rozaba el suelo y tenia los colores de la bandera. Al final consiguio girar las puertas y salir a la libertad.
– Lo sentimos, senora. Va a tener que esperar un poquito.
La policia le dirigio su mas amable sonrisa.
– Esperar -repitio la senora con tono de pocos amigos-. ?Dentro de un cuarto de hora tengo que reunirme con mi hija y la hija de mi hija! Tengo sitio en…
– Seguro que no lleva mucho tiempo -la tranquilizo la policia-. Si fuera tan amable de…
– Ya me encargo yo de esto -dijo un hombre con uniforme del hotel, que acudia a su encuentro desde la recepcion-. Senora, si fuera usted tan amable…
– Oh say, can you seeeeeeeeee, by the dawn's early limiiiight…
Una voz poderosa corto repentinamente el aire de la manana. La agente se giro en seco. Del noroeste, donde la calle cortada daba a un aparcamiento del lado sur de la Estacion Central de trenes, venia un hombre enorme con abrigo oscuro, microfono y toda una orquesta a la espalda.
– … what so prouuuuuuuudly we hailed…
Lo reconocio de inmediato, y los uniformes blancos de los musicos tampoco dejaban lugar a dudas.
De pronto recordo que, segun el plan, la Orquesta Juvenil de Sinsen y el hombre de la potente voz de canto se iban a encargar de crear un ambiente hogareno para la
El jaleo de los tambores ascendia hacia la potencia de los truenos. El cantante se encogio como para coger carrerilla y tomo aire:
– … at the twighlight's last gleeeeeeeming…
La orquesta intentaba tocar algo que recordaba al ritmo de una marcha, mientras que el cantante parecia sentir debilidad por la actuacion mas grandilocuente. Se quedaba constantemente atras en el tono y su pasional lenguaje corporal contrastaba de un modo extrano con la actitud militar de los musicos.
La Madame President aun no habia aparecido. Los norteamericanos, que apenas habian alcanzado a dar sus ordenes antes de precipitarse de vuelta al vestibulo del hotel, tampoco estaban a la vista detras de las puertas cerradas. Solo la anciana con sombrero seguia de pie al otro lado de la puerta con gesto furioso. Era evidente que alguien habia desconectado el sistema de apertura de las puertas. La joven policia estaba sola y no tenia la menor idea de que hacer. Incluso su companero habia desaparecido, y no sabia adonde habia ido. Empezo a dudar de que realmente fuera correcto por su parte aceptar ordenes de un extranjero. Y el relevo no habia aparecido, cuando aquello era lo planeado.
Quiza deberia de llamar a alguien.
Tal vez fuera el frio, quiza los nervios ante una mision tan importante; en todo caso, los cuarenta musicos y la estrella musical prosiguieron impasibles con su interpretacion del Star Spangled Banner en una calle cortada que se habia transformado en una plaza festiva mas bien malograda, con una unica policia de publico.
– ?Joder, Marianne! ?Joder!
La policia se volvio de pronto. Su companero salia corriendo por una puerta lateral. No llevaba la gorra y ella fruncio la nariz y se llevo la mano severamente a su propia visera.
– La senora ha desaparecido, Marianne.
El companero tenia la respiracion entrecortada.
– ?Como?
– He oido a dos que…, solo queria saber lo que estaba pasando, entiendes, y…
– ?Nos habian dicho que nos quedaramos aqui! ?Que vigilaramos la puerta!
– ?Como entenderas, yo no acepto ordenes suyas! ?Esos aqui no tienen jurisdiccion! Y nos deberian haber relevado hace media hora. Asi que entre por ahi… -senalo agitando la puerta-… y, ?sabes?, la gente del hotel no me paro, por el uniforme y eso, asi que…
– ?Quien ha desaparecido?
– ?La senora! ?Bentley! ?La Presidenta, chica!
– Desaparecido -repitio ella sin fuelle.
– ?Desaparecido! ?Nadie tiene ni idea de donde esta! Al menos… Oi como hablaban dos de los tipos esos…
Se interrumpio a si mismo y saco el telefono movil.
– ?A quien vas…? -empezo Marianne tapandose una oreja; la orquesta estaba alcanzando un crescendo-. ?A quien estas llamando?
– Al VG, al periodico -susurro su companero-. Por esto me dan diez mil, por lo menos.
Como un rayo le quito el telefono.
– De ninguna manera -le espeto-. Tenemos que contactar con…, contactar con… -Se quedo mirando el movil como si este pudiera ayudarla-. ?A quien deberiamos…?
– … and the land of the freeeeeeee!
La cancion se apago. El cantante hizo una reverencia con inseguridad. Algunos de los musicos de la orquesta se rieron. Luego se hizo el silencio.
La voz de la agente sonaba debil y cortante, y le temblo la mano cuando esgrimio el telefono ante su companero y acabo la frase:
– ?Con quien…, con quien cono tenemos que hablar ahora?
Capitulo 2