– De verdad que este asesino tiene mucha suerte -dijo el, pensativo-. Si realmente quien se sirve de la lista de noruegos famosos es un solo hombre, entonces o lo ha planeado muy bien o ha tenido una suerte increible.

– No necesariamente -dijo Inger Johanne pasando la maquinilla con mano firme por la sien izquierda de Yngvar.

– Si -dijo el con decision-, ha vuelto a entrar y salir del sitio sin que nadie le viera. Eso parece, y hemos tenido a treinta hombres de Asker y Baerum implicados en una exhaustiva accion de puerta en puerta. Hay muchas huellas en el lugar de los hechos, y la verdad es que son lo suficientemente buenas como para proporcionarnos una imagen considerablemente completa de como transcurrieron los minutos previos a que se llevara a cabo el crimen. El asesino estuvo esperando en el bosque, dejo que Vegard Krogh pasara por el sendero, lo siguio y consiguio que se diera la vuelta para luego golpearlo hasta que lo derribo. Pero no hay nada… -La maquinilla le corto la piel-. ?Ay! ?Ten cuidado! ?Y te he dicho que no me quiero rapar!

– Vas a quedar muy bien. ?Que ibas a decir?

– Pero, de todos modos, por ahora, no tenemos nada. No hay huellas organicas. Por el peso y el tamano, es dificil decir algo aparte de que el hombre no es de lo mas ligero que hay en el mercado. Tiene suerte.

Ella apago la maquinilla. Se quedo un rato de pie detras de el, pensativa, como sin enfocar en nada. Dijo:

– La verdad es que no le hace falta suerte. La pericia y el esmero le bastan. Todas las victimas eran personajes publicos, mas o menos, y es sorprendente que…

Se hizo el silencio. Las dos ninas dormian profundamente. Los vecinos de abajo se habian acostado. No se oia un ruido ni en la calle ni en el jardin. No habia gatos. No habia coches ni jovenes borrachos con ganas de seguir la fiesta. La casa estaba en silencio; la ampliacion del edificio por fin se habia asentado y ya no se quejaba por las noches. Incluso Jack dormia profunda y silenciosamente.

– Hoy he estado en casa de Line -dijo por fin Inger Johanne-. Este ordenador nuestro es un desastre y ella tiene banda ancha. Me llevo solo unos minutos averiguar que estas victimas, estas… -Dejo a un lado la maquinilla de cortar pelo y se sento en cuclillas ante el-. Estos personajes publicos son verdaderamente publicos -dijo apoyando los codos contra sus rodillas-. ?De verdad! Curiosamente no habian tocado la pagina web de Vibeke Heinerback desde que ocurrio el asesinato, es…

– La familia habra tenido otras cosas en que pensar.

– No pretendo criticar -dijo ella rapidamente-. La cosa es que la despedida de soltero del cunado…

– El futuro cunado.-aclaro Yngvar.

– No me interrumpas. Se mencionaba la despedida de soltero en su pagina web, con un vinculo a la pagina de Trond. ?En la que se le ofrecia al lector un programa detallado! Cualquiera podia, por tanto, deducir que lo mas probable era que Vibeke volviera sola a casa aquella noche. Que se acostaba temprano era cosa conocida, porque montaba un numero con ese tema en todas las entrevistas.

– No se muy bien adonde quieres llegar, querida. Debo de tener un aspecto muy raro en la cabeza.

– Vas a quedar muy bien. -Se volvio a situar detras de el y puso en marcha la maquinilla-. Fiona Helle tambien era generosa a la hora de compartir su vida privada. Le habia anunciado a todo el mundo que pasaba los martes por la noche sola. Vegard Krogh llevaba un blog, una de esas cosas increiblemente egocentricas en las que el dueno evidentemente se cree de enorme interes para todo el mundo. Ayer les conto a sus lectores que iba a tener que cenar con su madre porque le debia dinero. De verdad que ese tipo insoportable era un redomado…

– ?Que estas haciendo? -dijo Yngvar desembarazandose con un berrido mitigado-. ?Que no me lo rapes te he dicho!

– ?Huy! -exclamo Inger Johanne-. Un poco corto quizas. Espera un momento. -Le paso diligentemente la maquinilla un par de veces de la nuca a la frente-. Asi -dijo esceptica-. Por lo menos ahora ha quedado homogeneo. ?No podriamos pensar que es un corte de verano?

– ?En febrero? Dejame ver.

Ella le paso el espejo con gesto reluctante.

– Parezco un pan -se quejo Yngvar-. ?Mi cabeza parece la parte de arriba de un pan enorme! ?Te pedi que no me lo cortaras todo!

– No te lo he cortado todo -dijo ella-. Estas estupendo. Pero ahora tenemos que concentrarnos.

– ?Me parezco a Kojak! -exclamo el, casi desesperado.

– ?Crees que mienten mucho? -pregunto ella intentando reunir el pelo sobre el recogedor.

– ?Quienes? -murmuro Yngvar.

– Los famosos.

– ?Mentir?

– Si. Cuando los entrevistan -quiso saber Inger Johanne.

– No se…

– He visto que algunos lo reconocen. O que presumen de ello, depende de como lo mires. Si es verdad, lo entiendo. Crean una vida de mentira en la que puede participar todo el mundo, mientras que se guardan la verdadera realidad para si mismos -concluyo ella.

– Pero si acabas de decir que ponian toda su vida en la red.

– Parte de su vida. Las cosas poco peligrosas. Eso hace que la mentira sea mas efectiva, supongo. No se. Quizas estoy diciendo tonterias, Yngvar.

Inger Johanne metio el pelo en una bolsa de plastico, la cerro bien y la dejo caer en el cubo de basura. Yngvar seguia sentado en silencio sobre la banqueta, con la toalla en torno al cuello. El espejo estaba boca abajo sobre el suelo. De un corte justo detras de la oreja brotaba una linea de sangre. Inger Johanne humedecio uno de los trapos sucios de eructar de Ragnhild y lo presiono contra la herida.

– Lo siento -susurro-. Tendria que haberme concentrado mas.

– ?Que quieres decir con eso de que no necesita suerte? -pregunto Yngvar-. Con eso de que el asesino no necesariamente tiene estrella.

– Un asesinato sencillo y limpio no precisa demasiada planificacion -dijo ella-. A no ser que seas uno de los que obviamente van a caer bajo sospecha, claro. Si quisiera quitarle la vida a alguien que todo el mundo supiera que tengo buenas razones para querer mal, tendria que pensarmelo muy bien. Conseguir una coartada, por ejemplo. Ese es el mayor reto.

– Un gran reto -asintio Yngvar-. Por eso son pocos los que los consiguen.

– Justo. Piensa en un atraco a un banco… ?Ahi si que estamos hablando de planificacion! El dinero esta mucho mejor protegido que las personas. Un buen atraco depende de las averiguaciones previas y de una logistica minuciosamente preparada. Pericia punta. Armas modernas y todo tipo de equipos avanzados. Pero nosotros, las personas, somos tan… -puso las manos sobre el craneo de su marido; el pelo le pinchaba agradablemente las palmas de las manos- vulnerables. Una fina capa de piel. Y por dentro somos tan vulnerables. Un golpetazo en la cabeza, una punalada en el sitio adecuado. Un empujon por unas escaleras. En realidad es raro que no ocurra con mas frecuencia.

– Joder, utilizas unas metaforas muy lugubres para ser una mujer de buen corazon que acaba de tener una criatura -dijo levantandose-. ?Me estas diciendo esto en serio?

– Si. Ya lo dije el otro el dia. Cuando estuvo Sigmund. Lo terrorifico es el asesino sin motivos. Si no se lo coge con las manos en la masa, o es anormalmente torpe, se libra.

– Mira, la verdad es que no estoy nada de acuerdo en todo esto -dijo Yngvar, y se puso a escupir pelo mientras intentaba rascarse la espalda-. Los asesinatos tambien necesitan planificacion. Conocimientos.

Ella le echo un vistazo a la botella de vino, le quedaba un tercio. Fue a por un vaso y se sirvio.

– Estoy de acuerdo -asintio ella-. Tienes razon. Hay que tener cierta pericia. Pero tampoco mucho mas que eso. No necesitas, por ejemplo, un gran equipo. Ninguna de las tres victimas fue asesinada con arma de fuego, al fin y al cabo cuesta un poco conseguirlas y, ademas, dejan huellas interesantes. Lo mas importante de todo es que te puedes echar atras. Hasta el ultimo momento. Si algo sale mal. Si pasa algo inesperado o perturbador, puedes tranquilamente no llevar a cabo el crimen. Sobre todo porque no necesitas aliarte con otros para matar, que es una gran ventaja: lo que sabe uno, no lo sabe nadie, lo que saben dos, lo sabe todo el mundo.

– Tu madre…, lo dice ella. -Yngvar se rio y se dejo caer en el sofa.

– Mmm. No todo lo que dice es igual de tonto.

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