Capitulo 10
El medico jefe de la seccion de Psiquiatria saludo amablemente, aunque con algo de reserva. Tambien a el lo habian sacado de la cama a horas intempestivas. Aun era completamente de noche al otro lado de las ventanas del despacho cuando una mujer, con los labios rojos y una bata verde de hospital, trajo cafe. Al irse dejo un aroma a primavera que hizo que Sigmund sonriera hacia la puerta, que se cerro silenciosamente tras ella. El despacho estaba ordenado, y era casi hogareno. En un estante tras la silla de oficina, habia esculturas que a Yngvar le recordaban a Africa, mascaras y diosas orondas y sin cabeza. Un dibujo de nino enmarcado lo iluminaba todo con sus fuertes colores.
– Comprendo -dijo el doctor cuando Yngvar le explico por que era necesario hablar con el-. Preguntad lo que querais. Yo os voy a responder lo mejor que pueda, ahora que hemos arreglado las formalidades.
Yngvar le pego un sorbo al cafe. Estaba ardiendo. Estudio al doctor Bonheur por encima de la taza. Era probable que el hombre hubiera pasado de los cuarenta, pero se conservaba bien. Llevaba el pelo aun mas corto que Yngvar. La cara tenia un cariz oscuro y los ojos eran marrones. El nombre podia indicar que en realidad fuera extranjero, aunque hablaba sin acento. Estaba delgado y al acercarse a la pequena nevera dio la impresion de ser agil, sirvio leche en una jarrita y se la alargo. Ambos la rechazaron dando las gracias.
– Me hace falta toda la dinamita que me den -dijo Yngvar riendo-. A estas horas de la manana.
Sigmund bostezo, sin taparse la boca. Se le saltaron las lagrimas y rapidamente sacudio la cabeza.
– Me he pasado toda la noche despierto -les explico.
– Comprendo -asintio el medico, sus ojos brillaron y a Yngvar le dio de pronto la desagradable sensacion de que lo estaban evaluando.
– Mats Bohus -comenzo Yngvar-. ?Que le pasa?
– ?En estos precisos momentos?
– Bueno…, me ha dado la impresion de que lleva tiempo entrando y saliendo de aqui. No soy muy ducho en los terminos tecnicos de la psiquiatria, asi que no tengo muy claro si estas enfermedades…, esta… ?Tiene un diagnostico?
– Si. Trastorno bipolar. Es maniaco-depresivo. Y si, se puede decir que ha estado entrando y saliendo de aqui. A Mats Bohus nunca le ha dado miedo pedir ayuda. En ese sentido es el paciente ideal. Lo malo es que normalmente viene un poco tarde.
– Nacido el 13 de octubre de 1978 -leyo Yngvar en su bloc y paso la hoja-. ?Es correcto?
– Si. Aqui vino por primera vez cuando tenia alrededor de dieciocho. Remitido por un medico generalista que llevaba unos meses intentandolo con el. Desde entonces ha… estado bastante aqui.
– ?Viene cuando esta maniaco o cuando esta depre? -pregunto Sigmund.
– Cuando esta bajo de animos -sonrio el doctor Bonheur-. Es poco frecuente que se sienta necesidad de ayuda cuando se esta maniaco. En esos momentos pueden comerse el mundo, por lo general. Asi lo viven ellos, en realidad. Teneis que saber que…
Yngvar volvio a sentir la mirada del medico sobre si, escrutadora, como si lo estuviera pesando y midiendo.
– Mats es un chico extremadamente inteligente -dijo el doctor Bonheur-. No fue muy buen estudiante de pequeno. Pero sus padres tuvieron la vision suficiente como para cambiarlo a un colegio mas pequeno. Un colegio privado. No es que yo me este posicionando en esa problematica…
Elevo las palmas de las manos y sonrio. Yngvar se dio cuenta de que el dedo menique de la mano derecha habia desaparecido. Solo quedaba un munon rosa en contraste con el resto de la mano que era morena.
– Pero para Mats, desde luego, era preferible ir al colegio Steiner. Es un… -De nuevo aquella vacilacion. Daba la impresion de sopesar cada palabra-. Es un joven completamente extraordinario. Muy cultivado. Juega al ajedrez como un maestro. Y tambien es habil con los dedos.
Yngvar se habia fijado en un tablero de ajedrez que estaba junto a la puerta. Tenia patas propias y los cuadros parecian estar hechos de ebano y marfil incrustados en madera noble. Las piezas estaban abandonadas en medio de una partida. Yngvar se levanto y se aproximo a la mesa. El caballo en «c3» echaba espumarajos por la boca. Tenia los cascos alzados sobre el peon de al lado, un hombre encorvado, vestido con un traje y que llevaba un baston.
– La partida de apertura de Reykiavik -dijo Yngvar sonriendo-. Cuando por fin consiguieron empezar tras todas las contrariedades. Spasski jugaba con las blancas.
– Tu juegas al ajedrez -dijo el doctor Bonheur cordialmente, y se acerco a la mesa.
– Jugaba. Ya no tengo tiempo. Ya sabes…, pero los Mundiales de Reykiavik fueron algo especial. Muy grande. Lo segui todo. En su momento.
Yngvar levanto la reina.
– Preciosa -murmuro, admirando la capa con piedras azules y la corona rodeada de cristales.
– Pero bastante poco indicada para jugar -dijo el medico, y se rio brevemente-. Yo prefiero el clasico tablero de madera. Este me lo regalaron para mi cuarenta cumpleanos. No lo uso, en realidad. Pero adorna.
– Yo creia que uno de los sintomas de los trastornos bipolares era la falta de capacidad de concentracion -dijo Yngvar, que coloco cuidadosamente la reina en su sitio-. No encaja muy bien con el ajedrez.
– Correcto -dijo el medico-. Lo repito: Mats Bohus es un joven muy especial. No siempre puede jugar. Pero en sus etapas buenas disfruta mucho de una partida. Es mejor que yo. A veces se pasa por aqui para jugar una partida, incluso cuando no esta ingresado. Supongo que disfruta especialmente ganandome, precisamente a mi.
Se rieron un poco, los dos. Sigmund Berli bostezaba.
– ?De que se trata, en realidad? -dijo el doctor Bonheur, de pronto el tono era otro; Yngvar se puso firme.
– Preferiria no decirlo aun.
– Mats Bohus esta en una situacion muy vulnerable -aclaro el doctor.
– Eso lo entiendo y lo respeto. Pero nosotros tambien estamos en… una situacion vulnerable. De otro modo, por supuesto -aclaro Yngvar.
– ?Tiene esto que ver con el asesinato de Fiona Helle?
Sigmund desperto de repente.
– ?Por que lo preguntas? -intervino.
– Supongo que sabeis que Mats Bohus fue adoptado.
– Si…, lo sabemos -admitio Sigmund.
– A el le encantaba su programa -continuo el doctor Bonheur, y sonrio debilmente-. Lo grababa en video. Lo veia una y otra vez. No supo nada de su propia adopcion hasta que cumplio los dieciocho. Al morir su padre adoptivo, su madre decidio decirle la verdad. A veces se obsesionaba con las historias de Fiona en faena. Por cierto, la madre tambien murio. Hace alrededor de un ano. Mats hablaba continuamente de que queria averiguar de donde venia. Quien era, como el lo expresaba.
– ?Lo consiguio?
– ?Averiguar quien es?
– Si.
Una sonrisa fugaz cruzo la cara del doctor Bonheur.
– Intente hacerle comprender que la llave para entenderse a si mismo estaba en la vida con sus padres adoptivos -dijo-, no en buscar a quien casualmente lo trajo al mundo.
– Pero ?encontro sus raices biologicas?
– No que yo sepa. Al parecer uno de los trabajadores sociales lo habia orientado de algun modo sobre como proceder para encontrarlos. Mas lejos no llego, creo.
– ?Por que has preguntado entonces si nuestra visita tenia algo que ver con Fiona Helle? -pregunto Sigmund Berli, y se restrego el ojo con el puno.
El medico mantuvo la mirada fija en Yngvar al responder:
– He dado en el clavo, por lo que puedo entender.