escritorio en el que Hege Hansen se sentaba sola media jornada para llevar la contabilidad, tanto para el partido como para la empresa asociada: La casa de la Quadratura A/S.

«Esta sentado sobre un polvorin. O mas bien debajo de uno», habia dicho Vibeke.

Era tarde y la casa estaba casi vacia. Kari Mundal se habia bebido un termo entero de te. No estaba acostumbrada a las cuentas y las columnas. Ni siquiera hacia su propia declaracion de la renta. De esas cosas se ocupaba Kjell. A pesar de todo, la curiosidad la habia llevado a revisar las cuentas de las colosales obras de rehabilitacion; desde el principio hasta el final, desde el libro principal hasta el menor de los recibos. De vez en cuando se detenia, se colocaba las gafas sobre la punta de la nariz y estudiaba durante unos segundos de mas una factura, antes de menear ligeramente la cabeza y seguir adelante.

Entonces se detuvo.

Diversos trabajos de fontaneria.

Pstark, porcelana.

Eq. mm.

Trab. Se ok 03.

Anad. 342.293,

IVA 82.150,32.

A pagar 424.443,32.

De todos los recibos, desesperantemente confusos y practicamente anodinos, que habia estudiado a lo largo de las ultimas cinco horas, este era el peor. Las palabras «porcelana» y «trabajo de fontaneria» podian pasar, pero le llevo un buen rato comprender que «Eq.» tenia que ser equipo y que, en realidad, habia un espacio entre «se» y «ok» y «03». ?Sabia alguien que el trabajo estaba «Ok» en el ano 2003? ?Que significaba «Pstark»? ?Post scriptum tark? ?Y por que el «PS» estaba colocado casi al principio de la factura?

El IVA habia sido recaudado y pagado.

Las cuentas habian sido aprobadas.

Se ok 03.

?«Se ok»?, se preguntaba Kari Mundal. Septiembre-octubre del 2003, ?quizas? Un extrano modo de abreviar.

Se puso a pensar en el otono del ano anterior, cuando las obras del edificio parecieron estancarse. El sotano, el tejado y la fachada eran el problema mas arduo. Habian elegido mal la pintura. El muro no respiraba y hubo que hacerlo todo de nuevo. Ademas algo fallaba con el drenaje. Tras un gran chaparron, se inundo todo el sotano. Tuvieron que levantar el suelo del primer piso y volverlo a colocar a causa de los danos por la humedad, una operacion costosa y que llevo tanto tiempo que llego a poner en peligro los planes de hacer una grandiosa inauguracion de la casa para navidades.

Los servicios estaban terminados ya en junio.

PStark.

Philippe Starck.

Cuando ellos arreglaron su mansion de Sanraya, su hija menor la habia enterrado en revistas de decoracion. «Piensa nuevo, mama», le habia insistido senalando baneras que a Kari Mundal le parecian insoportables e inodoros que recordaban a un huevo. No tenia ninguna gana de sentirse como una gallina cada vez que iba al servicio, le habia dicho a su hija

La gran casa de la Quadratura habia sido rehabilitada con mano meticulosa y respetuosa. Los servicios eran a la antigua, con las cisternas bajo el techo y los tiradores de porcelana colgando de cadenas doradas.

En cambio, en casa de Rudolf, en su cuarto de bano recientemente arreglado, todo estaba hecho en el espiritu de los tiempos. Philipe Starck. Ella habia estado ahi, lo habia visto, y el reconocimiento de lo que acababa de encontrar hizo que le empezaran a sudar las palmas de las manos, antes de beberse con resolucion el resto del te.

Entonces solto el recibo de la carpeta de anillas y fue a buscar las llaves del cuarto de fotocopias. Cuando abrio la puerta, el silencio en el pasillo era como un muro compacto. Vacilo un momento, escucho. Daba la impresion de que estaba sola.

?Pudo Rudolf haber matado a Vibeke?

No por haber falseado una factura de 424.443,32 coronas. No podia haber hecho eso. ?O si podia?

?Sabia el que ella lo sabia? ?Lo habia amenazado? ?Fue por eso por lo que al final todo salio tan bien en las elecciones, cuando Rudolf retiro imprevistamente su candidatura y les pidio a sus partidarios que votaran a Vibeke?

Rudolf Fjord no podia haber matado a Vibeke. ?O si?

Kari Mundal metio la fotocopia en un pequeno bolso marron de mano antes de ordenar todos los papeles y de salir del gran edificio de la Quadratura, tras cerrar con llave.

La mujer que habia pasado el invierno en la Riviera estaba de camino de vuelta a Noruega. En cierto sentido le hacia ilusion. Al principio no reconocio el sentimiento. Le recordaba a algo poco comun, de la infancia, algo poco especifico y vago; no estaba ni siquiera segura de encontrarlo agradable. Una inquietud, sentia, una incomoda sensacion de que el tiempo pasaba demasiado despacio. Hasta que el avion no se elevo empinadamente hacia el cielo y vio desaparecer la alargada Baie des Anges bajo una capa de nubes azul grisaceo, no sonrio. En ese momento se dio cuenta de que era expectacion lo que sentia.

Era ya viernes 27 de febrero y el avion iba medio vacio. Tenia una fila de asientos para ella sola y acepto el vino que le ofrecio la azafata. Estaba demasiado frio. Se coloco la botella entre los muslos y se echo hacia atras en el asiento. Cerro los ojos.

No habia vuelta atras.

Ahora todo seria mas cercano. Mas intenso.

Mas peligroso y mejor.

Ulrik Gjemselund estaba aterrorizado. El gigante loco que lo habia detenido hacia casi una semana habia ido en persona a buscarlo a la carcel. Ulrik habia intentado protestar. Preferia quedarse en la celda hasta pudrirse antes que pasar un rato con un grandullon rapado al que, obviamente, no le importaba nada ni nadie. Sobre todo no le importaba Ulrik Gjemselund ni las prerrogativas que, al fin y al cabo, tenia en un Estado de derecho.

«Joder -penso cuando lo empujaron dentro de una desnuda sala de interrogatorios de la comisaria central de Oslo-. Tenia un poco de cocaina y un puto porro. ?Una semana! ?Una semana! ?Cuando tienen pensado soltarme? ?Por que mi abogada no hace nada? Me prometio que estaria fuera para el fin de semana. Tengo que conseguir otro. Quiero a uno de los grandes. Quiero salir. Ahora.»

– Seguro que te sorprende que te retengamos tanto tiempo -dijo el policia, sorprendentemente alegre y senalando una silla-. Lo entiendo. Pero ya sabes, no es poco lo que podemos sacarle a los jueces esos de los juzgados, cuando no estamos del todo contentos con las chusma que recogemos. Una vez tuve… -Se rio atronadoramente y cerro la puerta a sus espaldas antes de sentarse en una silla que no daba la impresion de poder aguantar su peso. Continuo-: Tuve a un pequeno mierda. No muy distinto a ti. Lo cogi con tres gramos de hachis en el bolsillo. Tres gramos, date cuenta. Ese se paso aqui dos semanas. En el patio trasera. Ni siquiera le encontre sitio en una carcel de verdad. Cumplio dos semanas. ?Por tres gramos! Solo porque no entendia que… - De pronto se echo hacia delante y sonrio. Tenia los dientes regulares y sorprendentemente blancos-. En realidad soy un tipo majo.

Ulrik trago saliva.

– Majo -repitio el policia-. Soy el mejor amigo que tienes en el mundo, en estos momentos. Y me decepciono, ya sabes, si…, tu me rechazas todo el rato. Y no quieres responder a mis preguntas ni nada.

Se paso la mano por la coronilla poniendo cara de ofendido.

Ulrik se puso a hurgar la manga de su jersey. Se le habia soltado un hilo. Se lo enrosco entre los dedos, intento introducirlo en el agujero.

– Seguro que tu abogada te ha prometido un monton de cosas -continuo el policia-. Son asi, ya sabes. Pero para ella tu eres uno mas. Un mierdecilla. Tiene otras cosas que hacer que…

– Quiero otro abogado -dijo Ulrik en voz alta, y se echo un poco hacia la pared-. Quiero a Tor Edvin Staff.

El policia se volvio a reir.

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