mujer, por primera vez en su larga vida, estaba completamente callada. Todos hablaban, algunos desesperaban. Unos pocos lloraban. La gente iba y venia, hasta altas horas de la manana. Kari Mundal hizo cafe y te, sirvio copas bien cargadas y a medianoche hizo unos bocadillos. Pero no dijo ni una palabra.
De madrugada, cuando Kjell finalmente se hubo dormido, se levanto y bajo a la primera planta. En el bolso, en un bolsillo amplio de su monedero, habia una copia de una factura defectuosa. La saco y se acerco a la chimenea. Alli encendio una cerilla. Hasta que el fuego no le lamio los dedos, no solto el papel.
Dos dias mas tarde se invento una excusa para mirar las viejas cuentas una vez mas. Encontro enseguida lo que buscaba. La factura original fue rota en pedacitos y tirada por el vater de la tercera planta; un inodoro a la antigua, con la cisterna bajo el techo y el tirador de porcelana colgado de una cadena dorada.
Nunca encontraron una carta de despedida. Durante un tiempo, un par de policias de Oslo pensaron que sabian por que Rudolf Fjord se habia colgado en su propio salon, poco tiempo despues de ser elegido entre jubilos lider de uno de los partidos mas grandes de Noruega. Nunca dijeron nada. Despues de unos anos el episodio desaparecio para ellos, estaba olvidado.
Una mujer mayor en Snaroya, al oeste de Oslo, era la unica que conocia el verdadero motivo del suicidio.
Ella nunca lo olvido.
Capitulo 15
– Ano bisiesto -grito Kristiane-. ?Bang, bang!
– En esta casa no tenemos armas de juguete -dijo Inger Johanne quitandole la cuchara con la que estaba senalando.
– Francamente no veo como puedes llamar a eso arma de juguete -dijo Yngvar con irritacion.
– ?Bang, bang! ?Que es un ano bisiesto?
– Es un ano en el que hay un dia como este -dijo Yngvar sentandose en cuclillas-. 29 de febrero. Estos dias solo los hay cada cuatro anos. ?Quiza son timidos?
– Timidos -repitio Kristiane-. Ano bisiesto. Dano bisiesto. Bang.
Despues se echo el pelo detras de las orejas, exactamente igual que lo acababa de hacer su madre.
– Pero ?cual es la explicacion cientifica? -exigio muy seria-. Quiero comprender, no que me tomen el pelo.
Los adultos intercambiaron miradas: Inger Johanne, asustada; Yngvar, orgulloso.
– Es que… la Tierra tarda un poco mas de 365 dias en…
Se paso la mano por la coronilla y miro a Inger Johanne para pedir ayuda.
– ?En dar una vuelta a si misma?
– En eso tarda un dia, Yngvar.
– ?En dar la vuelta alrededor del Sol?
Inger Johanne se limito a sonreir y estrujo un trapo.
– En dar una vuelta completa a la Luna -le dijo el con decision a Kristiane-. Asi que a eso se le llama un ano, que es un poco mas largo que… Luego hay que reunir las horas que sobran, y se hace un dia con ellas, asi de vez en cuando. Cada cuatro anos. Y luego habia algo de Gregorio y de Julio, pero no lo recuerdo.
– Lo has hecho muy bien -dijo Kristiane-. Julio es un chimpance, Yngvar. Voy a jugar al ano bisiesto con Leonard. Hoy viene papa a buscarme. Tu no eres mi papa.
– No, pero te quiero muchisimo.
La nina salio corriendo con Jack pisandole los talones. Los pequenos pies se precipitaron escaleras abajo y la puerta se cerro de golpe. Yngvar respiro y se levanto entumecido.
– Me pregunto cuantas veces vamos a tener que repasar la leccion esa de que yo no soy su padre -dijo-. Y ademas tenemos que arreglar lo del acuerdo de convivencia. Este invierno ha sido un caos. ?No le tocaba irse con Isak el viernes?
– ?Que te pasa? -pregunto Inger Johanne, y le acaricio la cabeza-. ?Es solo por lo de Rudolf Fjord, o es por…?
– ?Solo? ?Solo? -Aparto la cabeza, un poco bruscamente-. Joder, no es «solo» si tu trabajo empuja a la gente a morir.
– Tu no has empujado a nadie a la muerte, Yngvar. Lo sabes muy bien.
Yngvar se sento en la banqueta de bar mas cercana. Sobre un plato sucio habia un tallo de apio medio comido. Lo cogio y se lo metio en la boca.
– La verdad es que no lo se -dijo, y arranco un pedazo con los dientes.
– Mi amor -dijo ella, y el tuvo que sonreir.
Ella lo beso en la oreja, en el cuello.
– Tu no matas a nadie -susurro-. Tu eres capaz de sacar las aranas al jardin cuando las atrapas. Rudolf Fjord se suicido. Eligio morir. Por su cuenta. Obviamente no es… -Se enderezo y lo miro a los ojos-. Obviamente no es culpa tuya. Y tu lo sabes.
– Te echo de menos -dijo el masticando el apio.
– ?Me echas de menos? Tontorron. Pero si estoy aqui.
– No del todo -dijo el-. Ninguno de los dos esta del todo aqui. No como antes.
«Todo mejorara -penso ella-. Pronto. Ahora por fin he empezado a dormir. No mucho, pero mucho mas. Viene la primavera. Ragnhild esta creciendo. Se esta poniendo fuerte. Todo mejorara. Con tal de que acabe este caso, y de que tu…»
– ?Te has planteado la posibilidad de cogerte la baja? -pregunto con ligereza, y empezo a meter la vajilla usada en el lavavajillas.
– ?Baja? -pregunto.
– Cogerte la baja por paternidad, en serio.
El masticaba y masticaba, se quedo mirando el tallo verde mordisqueado.
– Yo podria volver a trabajar -dijo ella-. ?No te gustaria librarte de este caso? ?Olvidarlo? Que alguien se hiciera cargo, que alguien…
– No digas tonterias. -Yngvar se rasco la entrepierna-. ?No te parece raro? -dijo entrecerrando los ojos-. ?No es en realidad raro elegir la muerte frente a…?
– No te vayas por las ramas. ?Te lo has plateado, siquiera?
– Tu eres la que tienes derecho a cogerte la mayor parte de la baja, Inger Johanne. Y es lo suyo. Acabas de dar a luz y estas dando de mamar. Es bueno para Ragnhild. Es bueno para nosotros.
Como para subrayar que la discusion habia acabado, tiro lo que quedaba del apio al cubo de basura dentro del armario abierto bajo el fregadero. No acerto.
– ?No te parece muy raro? -dijo el abriendo las manos-. ?Que una persona elija quitarse la vida porque corre el riesgo de que se descubra que es homosexual? ?En el 2004? ?Joder, estan por todas partes! En el trabajo tenemos un monton de lesbianas, no da la impresion de que se sientan molestas o asediadas y nosotros…
– En realidad no sabes nada de este asunto -dijo Inger Johanne recogiendo el apio-. No las conoces muy bien que digamos.
– ?En este pais tenemos a un homosexual de ministro de Finanzas, joder! ?Nadie se mete con eso!
Inger Johanne sonrio. Eso lo irrito.
– El ministro de Finanzas es un… hombre elegante de un barrio bien -dijo ella-. Discreto, profesional y, por lo poco que se sabe de el, buen cocinero. Lleva mil anos viviendo con el mismo hombre. Eso es un poco…
Sostuvo el dedo indice contra el pulgar en un gesto exagerado.
– ?Un poco?
– Un poco distinto -completo la idea Inger Johanne-. Alguien que compra chiquillos a la vez que se pasea por ahi con rubias colgadas del brazo cada vez que hay una camara cerca.
Yngvar no dijo nada. Metio la cabeza entre los brazos.
– ?No podrias dormir un poco? -dijo ella calladamente y acariciandole la espalda-. Ayer te pasaste toda la noche despierto.