– No tengo sueno -murmuro el.

– ?Que tienes entonces?

– Hastio -admitio el.

– ?Puedo hacer algo por ti?

– No.

– Yngvar…

– Lo peor de todo es que descartamos a Rudolf desde el principio -dijo el, agitado y enderezandose-. Su coartada era buena. Nada indicaba que estuviera detras de esto. Al contrario, segun sus companeros del Parlamento, estaba completamente destrozado. ?Por que no dejamos al tipo en paz? ?Que cono nos importa a nosotros con quien folle?

– Yngvar -lo intento ella otra vez, y le agarro los musculos de la nuca con las dos manos.

– Escuchame -dijo el, y la aparto.

– Escucho. Solo que me resulta un poco dificil contestar cuando lo que dices es tan poco… razonable. Teniais buenos motivos para investigar a Rudolf Fjord. Entre otras cosas por la bronca que tuvo con Kari Mundal. Durante aquel homenaje en…

– Me acuerdo perfectamente -respondio el, malhumorado-. Pero ?no hace ni… cinco dias que estuviste aqui trazando el perfil de un asesino que de ningun modo encajaba con Rudolf Fjord! ?Por que tuve entonces que seguir…?

– Yo no creia en ese perfil -dijo ella brevemente, y saco detergente en polvo-. Ni entonces ni ahora. Y ahora francamente creo que deberias dejar de gimotear.

– ?Gimotear? ?Gimotear?

– Si. Estas gimoteando. Te compadeces de ti mismo. Dejalo ya.

Inger Johanne puso en marcha el lavavajillas, dejo la caja de detergente en un estante de uno de los armarios superiores y se volvio hacia Yngvar. Se llevo la mano derecha a la cintura y sonrio de oreja a oreja.

– Tontorrona -murmuro el, y sonrio de vuelta sin querer-. Ademas tu misma dijiste que tu perfil tenia debilidades. Vegard Krogh no encajaba. No era lo suficientemente conocido.

Inger Johanne cogio a Sulamit, que estaba tirado en el suelo. Los ojos de la parrilla habian perdido las pupilas y la miraban ciegamente. Se puso a juguetear con la escalera rota.

– He estado pensandolo un poco mas -dijo.

– ?Y bien?

– ?Recuerdas…? ?Recuerdas el otro dia que estuvimos aqui con Sigmund? No el ultimo martes, sino hace unas semanas.

– Por supuesto.

– Me pregunto cual seria el peor asesino que me podia imaginar.

– Si.

– Le respondi que tendria que ser algo asi como un asesino sin motivos.

– ?Si? -Yngvar parecia intrigado.

– Pues que de esos no hay.

– Ya. Entonces, ?que querias decir en realidad?

– Queria decir…, quiero decir que el argumento se sostiene, hasta cierto punto. Alguien que eligiera a sus victimas completamente al azar, sin tener motivos para cada asesinato en particular, seria muy dificil de encontrar. En el caso de que tambien se de una serie de factores aparte, claro. Como, por ejemplo, que el asesino haga un buen trabajo.

– Si… -El asintio con la cabeza y se llevo las manos a la tripa.

Ella dejo a Sulamit de un golpetazo.

– No tienes hambre. Hace menos de una hora que has comido. Ahora escuchame.

– Te estoy escuchando -dijo Yngvar.

– El problema es que no hay quien se imagine una lista de victimas completamente al azar -dijo Inger Johanne sentandose en la banqueta junto a el-. ?Las personas nunca funcionan en el vacio! Nunca somos imparciales, tenemos nuestros likes and dislikes, somos…

El fue reuniendo las puntas de cada dedo hasta que las manos formaron una tienda de campana. Ella metio la nariz dentro y continuo hablando concentrada, la voz se le puso nasal:

– Si nos imaginamos un asesino que se decide a matar, por alguna razon u otra…, a eso podemos volver luego. Pero se decide a matar. No porque le desee la muerte a nadie, sino porque…

– Resulta dificil imaginarse a alguien que es asesinado a sangre fria sin que el asesino desee en realidad su muerte.

– Pues de todos modos nos lo vamos a imaginar -dijo ella con impaciencia, se cogio las manos y apreto hasta que los nudillos se le quedaron blancos-. Probablemente el asesino elija al primero bastante al azar. Como cuando eramos ninos y girabamos el globo terraqueo a ciegas. Donde tocaba el dedo…

– Era el sitio al que se viajaba veinticinco anos despues -dijo el-. Lei un libro infantil sobre algo asi: ?la promesa que vinculo!

– ?Recuerdas lo que solia pasar la segunda vez que lo hacias?

– Yo hacia trampas -dijo el sonriendo-. Entreabria los ojos para dar en un sitio mas emocionante que el de mi amigo.

– Yo al final tenia los ojos abiertos y apuntaba -admitio Inger Johanne-. Queria ir a Hawai.

– Y la cosa es que…

– He leido -dijo ella, y le permitio que le acariciara la espalda- que los periodicos dicen que estos asesinatos son crimenes perfectos. Cosa que tampoco es tan rara, teniendo en cuenta lo impotente que esta siendo la policia. Pero de todos modos creo que deberiamos cambiar de enfoque, es mejor que asumamos que estamos hablando del asesino perfecto. Pero… -Se mordio el labio inferior y se alargo para coger un alcaparron que habia en un cuenco-. La cosa es que algo asi no existe -agrego estudiando el tallo-. El asesino perfecto esta completamente desgarrado de todo contexto. El asesino perfecto no siente nada: ni inquietud ni miedo ni odio y mucho menos amor. La gente tiene tendencia a creer que los asesinos completamente locos son gente carente de sentimientos, plenamente incapaces de relacionarse con otras criaturas vivas. Olvidan que incluso Marc Dutroux, el paradigma de monstruo pederasta, estaba casado. Hitler envio a seis millones de judios al peor de los sufrimientos y la muerte, pero se dice que amaba profundamente a su perro. Supongo que incluso podemos asumir que lo trataba muy bien.

– ?Tenia perro? -intervino Yngvar.

Ella se encogio de hombros.

– Creo que si. Pero entiendes lo que te quiero decir, de todos modos.

– No -admitio Yngvar.

Ella se levanto despacio. Seguia masticando la obstinada alcaparra. Miro a su alrededor y se acerco a la caja de juguetes de Kristiane.

– Supon que soy alguien que se ha decidido a matar -dijo ella, que trago antes de adelantarse a su objecion-: olvida por un momento por que.

Cogio una pelota roja y la sostuvo ante ella en una postura dramatica, como Hamlet con su calavera. Yngvar se rio por lo bajo.

– No te rias -dijo ella llanamente-. Este es mi planeta. Se mucho sobre crimenes. Es mi especialidad. Conozco la relacion entre el movil y la solucion. Se que es mucho mas facil que me salga con la mia si no hay ninguna conexion entre la victima y yo. Por eso le doy vueltas al globo terraqueo… -Cerro los ojos y golpeo con el dedo el plastico rojo-. He elegido una victima completamente al azar. Y la mato. Todo sale bien. Nadie da conmigo. Se me han puesto los dientes largos.

– Se te han puesto los…

A Inger Johanne se le abrieron los ojos.

– Pero en cierto sentido he cambiado. Todos nuestros actos, todos los acontecimientos nos influyen. Siento que he tenido… exito. Quiero volver a hacerlo. Me siento… viva.

Se quedo petrificada. Yngvar abrio la boca.

– Calla -dijo ella bruscamente-. ?Calla!

Se oia como los ninos corrian de una habitacion a la otra en el piso de abajo. Jack

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