– No es impensable, claro -admitio este-. Pero no lo creo. Tengo la sensacion de que el verdadero criminal, el asesino de ninos que estamos buscando, es un hombre que esta solo. Solo contra el mundo, por decirlo asi. Por otro lado, no seria la primera vez que se da esta combinacion: la de un hombre listo con ayudante tonto, quiero decir. Es un concepto bien conocido.

– En realidad es incomprensible que Laffen siga suelto. Encontraron el coche en el aparcamiento de Skar al final de Maridalen. Y no se ha denunciado ningun robo de coche en esa zona, asi que, a no ser que tuviera preparado un vehiculo para escapar…

– Se ha echado al monte.

– Pero en esta epoca del ano Normarka esta… ?Hay gente por todas partes!

– Puede esconderse durante el dia y moverse por las noches. En todo caso, es mas dificil que lo descubran en el campo que en zonas mas pobladas. Ademas, lleva la ropa adecuada, por decirlo asi, si es que no se ha cambiado desde la ultima vez que lo vi… -Se echo la ceniza con cuidado en la palma de la mano-. A lo mejor esta librando su guerra de guerrillas ahi fuera. ?Cuantas llamadas hemos recibido hasta ahora?

Sigmund se rio con suavidad.

– Mas de trescientas. De Trondheim y Bergen, Sykkylven y Voss. Solo en Oslo, mas de cincuenta personas aseguran haberlo visto. En la comisaria de Granland esta manana tenian a cuatro detenidos con el brazo escayolado, ademas de uno que llevaba enyesada la pierna izquierda. Todos entregados a las autoridades por conciudadanos con una gran conciencia civica.

Yngvar le echo un vistazo a su reloj.

– Ya me imagino. Oye, tengo una cita, ?habia algo mas?

Sigmund Berli se saco del bolsillo del pantalon un papel impreso por ordenador que habia adquirido la forma del cachete del trasero. Sonrio y pidio disculpas antes de desdoblarlo.

– Es solo una copia, ?eh? He apuntado un monton de cosas, pero he pedido uno en limpio para ti. Por fin hemos encontrado algunos puntos de conexion entre las familias. Hemos metido todo lo que teniamos, absolutamente todo, y este es el resultado.

Yngvar echo una ojeada al papel.

NOMBRE Y PROFESION CONTACTO CLASE DE VINCULO CUANDO Y DONDE ULTIMO CONTACTO

Dr Fridjof Salvesen, B?rum Lena Baardsen Ginecologo Oslo, 1993-1994 1994

Turid S. Oksoy Ginecologo B?rum, 1995-hoy 22 de marzo

Fotografo Helge Melv?r, Rena Tonnes Selbu Fotos de familia Sandefjord, 1997 1997

Lena Baardsen Conocido Sandefj, 1995-hoy Verano 1999

Monitor de jovenes Karsten Asli, direccion desconocida May Berit Benonisen Amigo Oslo, 1994-1995 Primavera 1995

Lena Baardsen Novio Oslo, 1991 23 de julio 1991

Fontanero Cato Sylling, Lillestrom Lasse Oksoy Ex colega Oslo, 1993-1995 Incierto

Tonnes Selbu Consulta relativa a la traduccion de una novela Llamadas y cartas en otono de 1999 Probablemente noviembre de 1991

Enfermera Sonja V?roy Johnsen, Elverum Grete Harborg (segun su viudo Tonnes Selbu) Buena amiga Varios sitios, desde 1975 hasta 1999 1999 (3 dias antes de la muerte de G. Harborg)

Turid S. Oksoy Enfermera, por el nacimiento de gemelos 1998 Incierto

Frode Benonisen Ex novio y buen amigo Tromso 1992 Incierto

– Ya era hora -comento Yngvar-. Alguna conexion tenia que haber entre esta gente, pero…

Estudio el papel durante varios minutos.

– Supongo que podemos olvidarnos de esta Sonja V?roy Johnsen -dijo finalmente-. El fontanero tampoco parece demasiado interesante. ?Por que pone direccion desconocida en el caso de Karsten Asli? ?No esta empadronado en ningun sitio?

– No, pero se trata de la infraccion mas comun que cometemos los noruegos: la de no notificar a las autoridades cuando nos mudamos. La ley establece que tiene que hacerse en un plazo de ocho dias, pero muchos no se toman la molestia. No nos ha dado tiempo a investigarlo mas a fondo.

Yngvar doblo la hoja y se la guardo en el bolsillo de la chaqueta.

– Hacedlo. Me quedo con esto hasta que me des mi copia, ?vale?

Sigmund se encogio de hombros.

– Quiero la direccion de Asli -le indico Yngvar-. Y quiero saber algo mas de este fotografo, y del ginecologo. Ademas quiero… -Dio una calada al puro y se levanto de la silla. Mientras cerraba con llave la puerta tras el, le dio unas palmaditas en la espalda a su colega-. Quiero que averigues lo maximo posible sobre estos tres -dijo-. El monitor de jovenes, el fotografo y el ginecologo. Edad, pasado familiar, ficha policial… Todo. Oye y…

Sigmund Berli lo miro con la mano sobre el pomo de la puerta de su propio despacho.

– Gracias -dijo Yngvar-. Te lo agradezco. Buen trabajo.

45

– Sabes muy bien como tratarla -observo Inger Johanne por lo bajo-. Le gustas. Normalmente le importa un pepino el resto de la gente, la gente que no conoce bien, quiero decir.

– Es una nina realmente peculiar -dijo Yngvar y arropo con el edredon a Kristiane, Sulamit y El Rey de America.

Inger Johanne clavo en el los ojos.

– Una nina peculiar y maravillosa -se apresuro a anadir el-. ?Es increiblemente avispada!

– Eso no es precisamente lo primero que suele decir la gente de ella, pero tienes razon. Para sus cosas es avispada y rapida, aunque no es algo que se note siempre a primera vista.

Yngvar llevaba puesta una camiseta de ella, de los New England Patriots, azul, con un enorme 82 delante y detras y las letras VIK estampadas en blanco en la parte superior de la espalda. Habia venido directamente desde el trabajo y cuando le pidio permiso para ducharse no la miro a los ojos. Por toda respuesta, Inger Johanne fue a buscar una toalla y la camiseta de futbol americano que a ella le venia demasiado grande. El la desplego ante si y se echo a reir.

– Warren opina que yo podria haber sido un buen jugador -dijo.

– Warren opina tantas cosas… -dijo Inger Johanne, poniendo los platos sobre la mesa-. Servire la comida dentro de quince minutos, asi que vas a tener que darte un poco de prisa.

El documento estaba algo sucio y lleno de anotaciones que no entendia, pero no era dificil leer el contenido de las casillas. El, sentado junto a ella en el sofa, se inclinaba sobre el papel que ella se habia puesto sobre la rodilla mas cercana a Yngvar y que le rozaba el muslo de vez en cuando. Cada uno sujetaba una taza humeante.

– ?Encuentras algo interesante? -pregunto el.

– No mucho, aparte de que estoy de acuerdo en que el vinculo con la enfermera no parece muy importante.

– ?Porque es mujer?

– Quiza, si. Ni tampoco el vinculo con el fontanero, a no ser que… -Un escalofrio la hizo llevarse las manos a la nuca: el fontanero vivia en Lillestrom.

«Concentrate -penso-. Obviamente no es mas que una casualidad. En Lillestrom vive mucha gente, esta muy cerca de Oslo. Este fontanero no tiene nada que ver con el caso de Aksel Seier. ?No le des mas vueltas!»

– ?Que pasa? -pregunto el.

– Nada -murmuro ella-. Solo que ando investigando otro caso, un viejo caso criminal de… Olvidalo, realmente no tiene nada que ver con esto. Seguramente podemos dejar a un lado al fontanero.

– Eso pienso yo tambien -asintio el-. Estamos de acuerdo, pero ?por que?

– No estoy segura. -Su dedo se deslizo de nuevo por encima de la hoja y se detuvo en la columna senalada como «contactos»-. Quiza porque con quien ha tenido contacto ha sido con los padres, y no con las madres. Es el

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