unico que ha tenido contacto exclusivamente con los padres. Tonnes Selbu, el padre de Emilie. Lasse Oksoy, el padre de Kim. Por alguna razon tiendo a pensar que este caso tiene que ver con las madres. O… no se… Mira: ha ayudado a Tonnes Selbu a traducir una novela y ni siquiera se han visto. Un vinculo bastante debil.
– Es curioso que hable con un fontanero sobre una novela -murmuro Yngvar mirando la taza.
– Quiza la novela trata de un tecnico en fontaneria -aventuro ella-. Quien sabe. ?Pero mira esto! ?23 de julio de 1991!
–
– Lena Baardsen ha declarado que fue novia de Karsten Asli en 1991. La relacion tiene que haberla marcado profundamente para que se acuerde de la fecha de la ultima vez que lo vio, ?a pesar de que fue hace casi diez anos, el 23 de julio de 1991! ?Tu te acuerdas de este tipo de cosas?
El estaba sentado demasiado cerca; ella sentia su respiracion contra el cuello, percibia su aliento que olia a cafe con leche. Enderezo la espalda.
– La verdad es que nunca he estado con nadie que no sea mi mujer -reconocio el-. Eramos novios desde el bachillerato, asi que… -Sonrio, y ella ya no pudo continuar ahi sentada-. La verdad es que sobre ese tipo de cosas no se gran cosa. -La siguio con la mirada mientras ella se dirigia a la cocina-. En todo caso, creo que es mas tipico de las mujeres acordarse de ese tipo de detalles.
Cuando Inger Johanne volvio, sin haber ido a buscar nada en realidad, se sento en la silla al otro lado de la mesa de cristal. El la contemplaba con expresion impenetrable.
Ella no lo entendia. Por un lado el hombre demostraba un interes por ella que a veces la agobiaba y que no podia obedecer exclusivamente a motivos profesionales. Esto se evidenciaba en la perseverancia con que la habia perseguido: primero practicamente la habia obligado a ir a su despacho, luego la habia localizado en Estados Unidos y finalmente la habia ido a buscar al ICA. Vaya sitio. Era obvio que estaba interesado, pero como nunca seguia adelante, nunca hacia otra cosa que venir, buscarla, hablar, la hacia sentirse… «Como una tonta -penso ella-. No te entiendo. Te invito a comer, andas por mi casa, con mi camiseta, que lleva mi nombre. Arropas a mi nina con el edredon. Te dejo estar con mi nina, Yngvar. ?Por que no pasa nada?»
– Me parece curioso -dijo- recordar una fecha como esa.
La hoja estaba entre ellos.
– Siempre he desconfiado de los fotografos -sonrio Yngvar-. Retuercen la realidad y luego dicen que eso es lo autentico.
– Y yo no me fio de los ginecologos -dijo ella sin mirarlo-. A menudo son incapaces de mostrar la mas elemental comprension hacia las personas. Los varones son los peores.
Los dos se rieron. A el no parecia molestarle que ella se hubiera sentado mas lejos. El hombre, por el contrario, se acomodo mejor, como si en realidad le resultara agradable tener todo el sofa para si solo.
– ?Habeis averiguado algo mas respecto a la causa de la muerte de Kim y de Sarah?
– No. -Se bebio lo que le quedaba en la taza.
– Si damos por supuesto que realmente hay una causa de muerte -dijo Inger Johanne-, entonces…
– ?Claro que hay una causa de muerte! ?Estamos hablando de dos ninos sanos y fuertes!
Cuando fruncia el ceno parecia mayor. Mucho mayor. Que ella.
– ?Crees que los puede haber… matado de miedo o algo asi?
– No, no lo creo. ?Crees que eso es posible? ?Matar de miedo a personas que tienen el corazon sano?
– No tengo la menor idea, pero si un hombre ha encontrado una manera de matar gente sin dejar huella… - Inger Johanne volvio a sentir frio en la nuca. Se llevo las manos a la cabeza y se paso los dedos por el pelo-. Eso quiere decir que ha alcanzado el control total, cosa que encaja bastante bien con su perfil.
– ?Que perfil?
– Espera.
Ella tenia la vista en la hoja, que estaba colocada de tal modo que Yngvar podia leerla comodamente pero ella la veia al reves. Tenia un dedo levantado, como pidiendo un silencio absoluto para acabar de dar forma a una idea.
– Este hombre es un… vengador -dijo haciendo un esfuerzo-. Tiene un trastorno de la personalidad antisocial grave o es psicopata. Hace lo que hace porque cree que es lo correcto, lo justo. Cree que tiene derecho a algo. A algo que nunca ha tenido. O a algo que le han arrebatado. Algo que cree suyo. Esta apoderandose… ?de lo que es suyo!
Su dedo era como un signo de exclamacion entre ellos. El semblante de Yngvar permanecia imperturbable.
– ?Crees que… el asesino es en realidad el padre de estos ninos? -inquirio ella.
Le temblaba la voz. Ella misma se dio cuenta y carraspeo. Yngvar estaba palido.
– No -dijo el por fin-. No lo es.
El dedo de Inger Johanne descendio lentamente.
– Lo habeis comprobado -dijo, desalentada-. Los ninos son hijos de sus padres legales.
– Si.
– Deberias habermelo dicho -le recrimino-, ya que quieres que te ayude.
– Es que todavia no habia llegado a eso. Sabemos que Emilie tiene un padre biologico que no es Tonnes Selbu. Pero creemos que el no lo sabe. En cuanto al resto de los ninos… -Se reclino tranquilamente en el sofa y abrio ligeramente los brazos-. Todo indica que las paternidades estan en orden.
Inger Johanne no despegaba la mirada de la hoja. El Rey de America gimoteaba al otro lado de la puerta cerrada de Kristiane, pero Inger Johanne no se levanto. Los ganidos sonaban cada vez mas fuerte.
– ?Quieres que…? -empezo Yngvar.
– Ayer tuve aqui una especie de fiesta de chicas -lo interrumpio ella-. Acabamos un poco achispadas todas.
Jack habia empezado a aullar.
– Si quieres lo dejo salir -dijo Yngvar-. Seguro que tiene que hacer pis.
– Todavia no esta educado del todo -se lamento ella-. Lo unico que quiere es compania. Ahora Kristiane se va a despertar. Estamos apanados.
Yngvar dejo salir al perro del dormitorio de la nina, y este se orino en el suelo. Yngvar fue a buscar un cubo y un trapo. Poco despues todo el salon olia a Ajax. El hombre regreso del bano con el perro en brazos.
– ?Una fiesta? -pregunto con alegria fingida-. ?Un miercoles?
– En realidad es una especie de tertulia literaria, con la salvedad de que casi nunca tenemos tiempo para leer, al menos los mismos libros. Pero llevamos reuniendonos desde que ibamos al instituto, una vez al mes. Y como te he dicho acabamos un poco…
Se ruborizo. No era porque hubiera bebido demasiado la noche anterior; seguro que a Yngvar le daba igual lo que ella hiciera. El se ponia comodo en su casa y se sentaba con su perro en brazos, en su sofa. Todavia tenia las manos mojadas con su agua y sus productos de limpieza.
– Ya entrada la noche, una se empeno en preguntarnos a las demas con cuantos hombres nos habiamos…
Yngvar nunca habia estado mas que con su mujer. Inger Johanne no creia haber conocido nunca a ningun otro hombre que pudiera decir lo mismo.
«?Estas hablando en serio? -pensaba ella-. ?O es solo otro truco para impresionar, una manera de hacerte el especial?»
– … acostado -continuo.
– Ahora no te…
– ?No me sigues? -Se arrepintio de haber sacado el tema-. Estoy intentando decir algo -anadio rapidamente-. Hubo mucha guasa y muchas risas, claro. De vez cuando las amigas en las fiestas juegan a eso. Mas o menos como cuando los chicos tienen que nombrar los cinco mejores albumes de rock de la historia, los diez mejores delanteros y cosas asi.
Yngvar tenia los muslos anchos, y El Rey de America estaba tumbado sobre ellos con la boca abierta y los ojos cerrados, tan a gusto.
– Creo que todas mentimos un poco. La cosa es que…
– ?Ahora si que me tienes en ascuas!
Las palabras eran sarcasticas, la voz amable. Ella no sabia que pensar.