– Toma -dijo el pelirrojo arrojando un rotulador negro nuevo a traves de la habitacion.
– Recapitulemos lo que tenemos -dijo Hanne, y empezo a escribir-. Para empezar: la declaracion de Han van der Kerch a su abogada.
– ?Ha contado lo que le dijo el tipo?
Kaldbakken parecia sinceramente sorprendido.
– Si, miralo en el documento. 11.12. El holandes dejo una carta, una especie de carta de despedida. Un carinoso saludo a Karen Borg en el que le concedia permiso para hablar. Ayer se paso aqui todo el dia declarando. Es como creiamos, ?pero que gustazo que te lo confirmen! La cosa es que ya lo tenemos sobre papel.
Se giro hacia el f
1) La declaracion de H. V. D. K. (Karen B)
2) Relac. Lavik-Roger el de los coches (n.° de telefono en la agenda)
3) La huella de Lavik en el dinero de la casa de Frostrup (!!!)
4) La hoja de los codigos encontrada en casa de J. F., que era del mismo tipo que la que encontramos en casa de Hansa Olsen.
5) Lavik estuvo en la comisaria el dia que H. V. D. K. perdio la cabeza.
6) Lavik estuvo en la carcel el dia que Frostrup tomo una sobredosis.
– La declaracion de Han van der Kerch es importante -dijo, utilizando para senalar una regla mellada con la que aporreaba el punto uno de la lista-. El unico problema, bastante considerable, por otro lado, es que el tipo no nos lo ha dicho a nosotros directamente. Es informacion de segunda mano. Por otro lado, Karen Borg es una testigo muy creible. Puede confirmar que Han llevaba varios anos metido en el tinglado; ademas, admitio su relacion con Roger, el de los coches, y habia oido rumores de que habia unos abogados detras de todo el tinglado. Los rumores son un fundamento bastante endeble para una detencion, pero todas sus tribulaciones en torno a la eleccion de abogado muestran que tenia que disponer de informacion bastante clara. Por medio de la declaracion de Karen Borg, al menos tenemos pillado a Roger. -Cambio la regla por un rotulador y subrayo energicamente el nombre de Roger-. Y nos estamos acercando a nuestro querido amigo Jorgen. -Energicas rayas bajo el nombre de Lavik-. El vinculo aqui es muy flojo, aunque hayamos establecido que se conocian. Lavik lo ha admitido una vez, y seguro que lo vuelve a hacer, aunque sin duda nos vendra de nuevo con el cuento de que era un cliente, pero es un hecho incontrovertible que eso de codificar los numeros de telefono es bastante curioso. Resulta pesado y seria raro que lo hiciera sin motivos. Ademas -dijo enfaticamente mientras, por si acaso, trazaba un gran circulo en torno al punto tres de la tabla-, hemos encontrado la huella dactilar de Lavik en el billete de Jacob Frostrup. Los tribunales han demostrado dieciseis veces que era un camello. Ademas, tenia entendido que eran los abogados quienes recibian dinero de sus clientes; no al reves. A Lavik le va a costar explicar eso. Esta es nuestra mejor carta, en mi opinion. -La subinspectora se detuvo, como esperando protestas; como no las hubo, siguio adelante-. El punto cuatro es ya otra cosa. Es muy interesante dentro del contexto general y estoy convencida de que las hojas de codigos nos dirian muchas cosas si fueramos capaces de encontrar la maldita clave. Sin embargo, puesto que no tenemos pensado acusar a Lavik de asesinato, tengo dudas acerca de la conveniencia de sacar a relucir este asunto ahora. Puede que mas adelante necesitemos algun as en la manga. En cuanto a la presencia de Lavik en el momento critico de la vida de Kerch y de Frostrup, debemos esperar. Asi que nos quedamos con los puntos del uno al tres como base de una eventual detencion. -Volvio a hacer una pausa-. ?Tenemos suficiente, Hakon?
No era suficiente; los dos lo sabian.
– ?Detencion? ?Por que motivo? ?Por asesinato? No. ?Por trafico de drogas? No creo. No tenemos ningun alijo.
– Claro que lo tenemos -objeto Kaldbakken-. El alijo de la casa de Frostrup no era nada desdenable.
– Usa un poco la imaginacion, Hakon -le increpo Hanne con una sonrisa torcida-. Algo tienes que poder sacar de todo esto. Las acusaciones que escribis suelen tener carencias y ser imprecisas; aun asi, conseguis la preventiva sin problemas.
– Se te olvida una cosa -dijo Hakon-. Se te olvida que este hombre es abogado. Eso no se le va a escapar al tribunal. A este no le meten en la carcel en veinte minutos. Si queremos intentar encerrar a ese mierda, tenemos que estar seguros de que lo vamos a conseguir. En todo caso esto va ser un jaleo de la hostia. Como decidan no encerrarlo, esto se va a poner mas caliente de lo que queremos.
A pesar del escepticismo de Hakon, Kaldbakken estaba convencido. Y nadie podia desacreditar al autoritario inspector cuando se trataba de labores policiales. Punto por punto, los cuatro repasaron el caso tal y como estaba, sacaron lo que no se sostenia, apuntaron que mas necesitaban y al final tenian el boceto de una acusacion.
– Estupefacientes -concluyo por fin el inspector-. Tenemos que pillarlo por los estupefacientes. Tampoco hace falta que empecemos a lo grande. Tal vez nos debamos conformar con los veinticuatro gramos que encontramos en casa de Frostrup.
– No, tenemos que apuntar mas alto. Si nos basamos solo en esos gramos, nos cerramos la posibilidad de usar todo lo que no tenga directamente que ver con esa cantidad. Si queremos tener una oportunidad, tenemos que incluir todo lo que tenemos. Hay tanta mierdecilla en esa lista que tenemos que darsela toda al tribunal.
Hakon parecia ahora mas seguro. Su corazon habia empezado a latir como un helicoptero ante la idea de que por fin se encontraban ante un punto de inflexion.
– Vamos a elaborar una acusacion de caracter general, sin especificar el espacio temporal ni la cantidad. Luego lo apostamos todo a la teoria de la liga y nos apoyamos en la afirmacion de Han van der Kerch de que realmente existe una organizacion de ese tipo. Y que sea lo que Dios quiera.
– ?Y podemos decir que tenemos un chivatazo de una fuente! -El chico de la nariz respingona no se habia podido contener-. ?Tengo entendido que suele funcionar en los casos de drogas!
Se produjo un embarazoso silencio. Antes de que Kaldbakken asesinara al chico, Hanne intervino.
– Esas cosas nosotros no las hacemos nunca, Henriksen -dijo con decision-. Supongo que con la emocion hablas por hablar. Lo voy a apuntar en la misma cuenta que tu vomitona. Pero nunca pasaras de ser un novato como no aprendas a pensartelo dos veces antes de hablar. Se pueden coger atajos, pero nunca se pueden hacer trampas. ?Nunca! -Y anadio-: Y ademas te equivocas por completo. Lo que menos les gusta a los tribunales de instruccion son los chivatazos anonimos. Que lo sepas.
El chico habia recibido su bronca y concluyeron la reunion. Hanne y Hakon se quedaron.
– Esto hay que consultarlo con la comisaria principal. Y con el fiscal del Estado tambien. Para cubrirme las espaldas, en realidad deberia consultarselo al mismisimo rey.
Estaba claro que no sentia unicamente alegria ante la idea de lo que le esperaba. El desanimo se le habia instalado en el pecho una vez que el helicoptero se habia calmado. Estaba tentado de preguntar a Hanne si no podia ir ella con la demanda de encarcelamiento.
Ella se sento a su lado en el pequeno sofa. Para su gran sorpresa, Hanne coloco la mano sobre su muslo y se inclino hacia su hombro con confianza. El leve aroma de un perfume que no conocia le hizo inspirar profundamente.
– Ahora es cuando esto empieza -dijo ella en voz baja-. Lo que hemos hecho hasta ahora no ha sido mas que reunir pedacitos, un pedazo aqui y otra alla, pedazos tan pequenos que no merecia la pena intentar montar el puzle. Es ahora cuando vamos a empezar a hacerlo. Aun nos faltan un monton de piezas, pero ?no ves ya la imagen de conjunto, Hakon? Ponte un poco chulo, hombre. Los heroes somos nosotros, que no se te olvide.
– No siempre da esa sensacion, la verdad -contesto en tono hosco, y poso la mano sobre la de ella, que aun seguia sobre su muslo; para su sorpresa, ella no la retiro-. Pero tendremos que intentarlo de todos modos -dijo con desanimo. Luego le solto la mano y se levanto-. Procura resolver todo lo que hay que hacer antes de la detencion. Supongo que quieres hacerlo tu misma.
– Puedes estar seguro -dijo ella con decision.
Estaban todos alli. La comisaria principal, con su uniforme recien planchado, permanecia seria y con la espalda estirada, como si hubiera dormido en mala postura. El fiscal del Estado, un tipo palido y rechoncho con camisa de piloto y ojillos inteligentes detras de los gruesos cristales de las gafas, tenia la mejor silla. El jefe del grupo de drogas -que, por lo demas, solo lo era en funciones, dado que el verdadero jefe del grupo de drogas estaba sustituyendo al comisario de Honefoss, el cual estaba ejerciendo funciones de abogado del Estado, que a su vez desempenaba funciones de juez de segunda instancia- tambien se habia puesto el uniforme para la