ocasion. Le quedaba demasiado pequeno y la camisa se le abria sobre su abultada barriga. Tenia aspecto de buena persona, con la cara redonda y rosada; con finos rizos grisaceos. La diosa Justicia seguia sobre la mesa, en la misma posicion, con la balanza alzada y la espada lista para la ejecucion.
Una oficinista llamo a la puerta y les sirvio cafe en tazas de plastico, sin decir nada. Wilhelmsen y Sand fueron los ultimos a los que sirvio, y tampoco les lleno la taza. Dio igual, Hanne no llego a probarlo antes de levantarse. Les llevo algo mas de media hora repasar el caso. El contenido era el mismo que aquella manana, pero estaba todo mas estructurado. Por anadidura, Hanne habia conseguido algo mas. Sonrio por primera vez cuando anadio:
– ?Uno de los perros del grupo de drogas reacciono al dinero! -El jefe de drogas asintio elocuentemente con la cabeza, pero como que la comisaria principal como el abogado del Estado la miraron sin entender, Hanne siguio con la explicacion-. El dinero ha estado en contacto con drogas. O lo que es mas probable: alguien ha tocado el dinero justo despues de tocar drogas. Este es el pedacito que nos faltaba. Por desgracia, la sustancia no estaba en el mismo billete que las huellas dactilares, pero aun asi…
– Hablando de las huellas dactilares -la interrumpio el abogado del Estado-: en sentido estricto no teneis las huellas de Lavik. Por eso vamos a tener que obviar esa parte cuando evaluemos el fundamento de la detencion. ?Habeis pensado en eso?
Miro a Hakon Sand, que se levanto y se acerco a Hanne y al
– Claro que lo hemos pensado. Lo detenemos con lo que tenemos e inmediatamente despues le cogemos las huellas dactilares. Hemos acordado con Kripos que van a tener preparado un informe oficial el lunes por la manana. Estara listo a tiempo. Nuestro plan es detener a Lavik y a Roger, el de los coches, manana por la tarde. Nadie puede exigirnos que, en un caso tan gordo, presentemos la demanda de encarcelamiento ya el sabado. Eso nos concede tiempo hasta el lunes a la una para componer una demanda de encarcelamiento que no haga agua por todas partes. En ese sentido, el viernes por la tarde es el momento ideal para detenerlos.
Se hizo el silencio. La comisaria principal, que parecia incomoda y nerviosa, estaba sentada en la enorme silla del jefe, con la espalda completamente estirada y sin apoyarse en el respaldo. Este caso podia llegar a convertirse en una carga para la jefatura. Y cargas no era precisamente lo que necesitaban. La vida como comisaria principal estaba siendo mucho mas cansada de lo que se habia imaginado. Recibia criticas y habia jaleo todos los santos dias. Este caso verdaderamente podia explotarle en la cara. Una gruesa vena latia feamente en su flaco cuello.
El jefe del grupo de drogas seguia sonriendo de modo inapropiado. Con aquella sonrisa de inocencia y los ojos entornados, parecia menos inteligente. El abogado del Estado se levanto y se acerco a la ventana, se quedo alli dando la espalda a los demas y hablo como si sus oyentes estuvieran subidos a un andamio en el exterior.
– En sentido estricto, deberiamos obtener una orden judicial -dijo en voz alta-. Vamos a tener un jaleo de la hostia como no vayamos primero al juzgado.
– Pero si eso no lo hacemos nunca -objeto Hakon.
– No -dijo el abogado del Estado, y se giro con brusquedad-, ?pero deberiamos! Aunque… Eres tu quien se va a comer la mierda. ?Como tienes pensado defenderte?
Sorprendentemente, a Hakon se le estaban pasando los nervios. El abogado del Estado estaba de su parte, en realidad.
– Francamente. No vamos a conseguir una orden de arresto como no tengamos las huellas dactilares. Y las huellas no las vamos a conseguir a no ser que lo detengamos. Esperemos que su abogado tenga mucho que hacer este fin de semana, demasiado como para preocuparse por las formalidades. Yo estoy dispuesto a asumir las criticas y, como somos nosotros quienes tenemos que evaluar la necesidad de acudir al juzgado por una orden de arresto, no creo que nos ataquen demasiado por ahi. Todo lo que nos pueden hacer es echarnos una buena bronca. Eso podre soportarlo.
El hombrecillo de la camisa de piloto sonrio y traslado la mirada a Hanne Wilhelmsen.
– ?Que tal estas tu? ?Te has recuperado del asalto?
Hanne se sintio casi halagada y se irrito consigo misma por ello.
– Estoy bien, gracias. Pero aun no sabemos quien lo organizo. Pensamos que tiene algo que ver con esto, asi que tal vez por el camino surjan algunas pistas.
Estaba empezando a anochecer y el denso aire de noviembre presionaba contra las ventanas de la septima planta. De las profundidades del edificio salia musica de Jenizaro, la banda de musica de la Policia estaba ensayando. Todos habian vuelto a sentarse y Hanne estaba recogiendo la gran pila de documentos.
– Para acabar, Sand: ?como has pensado formular la acusacion contra Lavik? ?Cantidad desconocida, lugar desconocido, espacio temporal desconocido y cosas asi?
– Lo retenemos en prision preventiva por la cantidad que encontramos en casa de Frostrup. Veinte gramos de heroina y cuatro de cocaina. No es demasiado, pero es mas que suficiente para pasar al segundo escalon. Y mas que suficiente para la preventiva.
– Introduce un apartado II en la acusacion -le ordeno el abogado del Estado- Por «haber introducido en los ultimos anos una cantidad desconocida de estupefacientes». O algo asi.
– Esta bien -dijo Hakon asintiendo con la cabeza.
– Ademas -prosiguio el abogado del Estado, que se giro hacia el jefe del grupo de drogas-, ?por que tiene este caso la once? ?No deberia manejarlo la A 2.4? Al fin y al cabo ha acabado siendo un caso de drogas, aunque los asesinatos sigan ahi, en el trasfondo.
– Estamos colaborando -se apresuro a decir Wilhelmsen, sin aguardar a la respuesta del jefe de drogas-. Colaboramos muy bien. Y en el fondo del asunto, al final, estan los casos de asesinato, como has dicho tu.
La reunion habia acabado. La comisaria principal estrecho la mano del abogado del Estado antes de que este se fuera; a los demas solo les dedico un movimiento de cabeza. Hakon fue el ultimo en salir; junto a la puerta, se giro y echo una ultima mirada a la hermosa estatuilla. La comisaria principal se dio cuenta y sonrio.
– Que tengas buena suerte, Hakon. Muy buena suerte.
La verdad es que sonaba como si lo dijera en serio.
Viernes, 20 de noviembre
Si hubiera visto pequenos marcianos verdes con los ojos rojos, no habria parecido mas sorprendido. Por un momento, incluso a Wilhelmsen la ataco la duda. El abogado Jorgen Ulf Lavik leia una y otra vez la nota azul, mientras alternaba entre mirarla a ella con los ojos abiertos de par en par y soltar leves sonidos quejumbrosos por la garganta. La cara se le habia hinchado y habia cogido un color rojo oscuro, el infarto de corazon empezaba a parecer un peligro inminente. Dos agentes de Policia vestidos de civil se habian situado ante la puerta cerrada, con las manos a la espalda y las piernas separadas, como si esperaran que el abogado en cualquier momento fuera a intentar abrirse paso entre ellos para acceder a una libertad de la que al menos debia ya intuir que iba a carecer durante bastante tiempo. Incluso la lampara del techo vibro y parpadeo como en un ataque de excitacion y furia, en el momento en que un pesado camion atraveso el cruce a toda velocidad para coger el semaforo en ambar.
– ?Esto que es? -grito despues de haber leido el papel azul al menos seis veces-. ???Que mierda de gilipollez es esta???
Estampo el puno contra la mesa, con lo que causo gran estruendo. Fue evidente que se hizo dano y agito involuntariamente la mano.
– Es una orden de detencion. Te vamos a detener. O a arrestar, si prefieres. -Hanne senalo el papel que yacia sobre el escritorio, medio destrozado por el arrebato del abogado. Aqui dice por que. Tendras todo el tiempo que quieras para presentar objeciones. Todo el tiempo que quieras. Pero ahora tienes que venir con nosotros.
El hombre, furioso, se controlo poniendo en juego todas sus fuerzas. La musculatura de su barbilla se agitaba fuertemente e incluso los hombres junto a la puerta pudieron oir el ruido de sus muelas que se restregaban las unas contra las otras. Cerraba y abria los ojos a una velocidad increible y, al cabo de un minuto, estaba algo mas tranquilo.