lo menos, ahora he dado con un comienzo. Dejame continuar, ?vale?
– Desde luego -dijo Rolf-. ?Que pasa con…? Por supuesto. Habla. Cuentame.
Marcus miro fijamente el sillon durante unos segundos antes de sentarse de nuevo.
– Encontre una historia sobre un artista que se llamaba Niclas Winter. Habia muerto. Por una sobredosis, se presumia.
– Niclas Winter -dijo Rolf, claramente confundido-. Fue una de las victimas de…
– Si. Es uno de los que asesino ese grupo de odio estadounidense sobre el que el
Rolf se levanto lentamente de su asiento.
– Sientate -dijo Marcus-. ?Por favor, sientate!
Rolf obedecio, pero se sento al borde del sillon y con una mano sobre el apoyabrazos, como listo para saltar.
– Yo no sabia nada de el -dijo Marcus-. No hasta octubre. El me busco. Fue una sorpresa, por supuesto, pero bastante feliz. En especial al principio. Un hermano. Surgido absolutamente de la nada.
Fuera, el cielo se oscurecia. Hacia el oeste se veia una estrecha franja naranja que el sol habia dejado tras de si. Al cabo de media hora eso tambien habria desaparecido.
– No fue agradable por mucho tiempo. Me conto que era el heredero legal de todo. De todo.
Tomo aliento con fuerza. Todo quedo en silencio.
– ?Que es todo? -se atrevio a susurrar Rolf.
– Esto -dijo Marcus, y abarco el cuarto con los brazos-. Lo que es mio. Nuestro. Toda la herencia de nuestro padre.
Ahora Rolf comenzo a reirse. Una risa seca, extrana.
– El no puede simplemente venir y sostener que es un hijo extraviado que…
– Un testamento -interrumpio Marcus-. Tenia un testamento. Es cierto que no lo tenia todavia, pero su madre le habia dicho que ese documento debia de estar en alguna parte. Solo tenia que encontrarlo. El tipo me parecio bastante desagradable y tampoco podia creer todo lo que me decia sin tener mas datos, o sea, que lo eche. Se enojo muchisimo y prometio vengarse terriblemente en cuanto pusiera sus garras en el testamento. Casi parecia… -Marcus se cubrio los ojos con la mano derecha- traicionado. Parecia traicionado. Decidi olvidarlo, pero no tarde mucho tiempo en empezar a preocuparme. -Bajo la mano y miro a Rolf-. Niclas Winter no era del todo diferente a mi padre -dijo ronco-. Habia algo en el tipo que me impulso a averiguar que la historia que contaba era cierta. Por seguridad.
– ?Como?
Rolf estaba sentado todavia exactamente en la misma posicion.
– Preguntandole a mama.
– ?Elsa? ?Como diablos podia ella…?
Marcus levanto la palma y sacudio la cabeza.
– En el momento en que le conte que me habia buscado un tipo que no solo sostenia que era mi hermano, sino que ademas pretendia tener derechos sobre toda la herencia de Georg, se derrumbo del todo. Cuando por fin logre hacerla hablar, me conto que ella habia visto a mi padre cinco dias antes de que muriese. Lo busco para mendigarle…, para rogarle dinero para Anine. Mi hermana habia roto con el hombre con quien convivia entonces y no queria desprenderse del pequeno apartamento que tenia en Grunerlokka. Trabajaba en una libreria, y no tenia dinero, especialmente ahora que se habia quedado sola.
– Creo que deberias terminar la historia -dijo Rolf, y trago saliva-. Tienes el aspecto de un muerto viviente, Marcus. Deberias acostarte. Tendrias que…
– ?Tendria que continuar con mi historia! -Hundio el puno en el apoyabrazos. El golpe sordo hizo que Rolf regresase a su posicion en el sillon-. ?Y tu me vas a escuchar! -rugio.
Rolf asintio rapidamente.
– Mi padre echo sin contemplaciones a mama -dijo Marcus, que tomo aliento.
«Tranquilo -penso-. Cuenta tu historia y haz lo que debes hacer.»
– Pero alcanzo a contarle que habia redactado un testamento a beneficio de…, del bastardo, como le llama mama. Ella supo de su existencia todo el tiempo. Mi padre tampoco tenia ninguna relacion con el. Solo queria castigarnos. Castigar a mama, esa es mi conclusion.
Uno de los setters se levanto de su cesto. El material trenzado crujio y el animal bostezo con pereza antes de acercarse hasta Marcus y apoyar la cabeza en sus rodillas.
– Cuando llegue a la conclusion de que el tipo decia la verdad, no supe que hacer.
Apoyo la mano sobre la cabeza suave del perro.
Rolf respiraba con la boca abierta. Le raspaba la garganta, como si estuviese a punto de sufrir un ataque de asma.
– Resumire la historia -dijo Marcus, y empujo al perro.
Despacio, como si fuese un anciano, se levanto del sillon. Dio un paso al frente y se quedo parado, vuelto a medias hacia Rolf. El perro se sento al lado de el como si los dos estuviesen mirando juntos la misma cosa alli afuera, en la oscuridad.
– Tres dias despues yo estaba en los Estados Unidos -dijo Marcus; la voz habia adquirido una resonancia metalica-. Era
Una pausa mas larga todavia.
El perro gimio y barrio el suelo con el extremo de la cola.
Hacia el sur, la luz parpadeante de un avion se movia lenta contra el cielo.
– ?Que…? -Rolf se aclaro la garganta-. ?Que solucion?
– Contratar a un asesino -dijo Marcus.
– ?Contratar a un asesino?
– Si. Contratar a un asesino. Yo estaba, como te dije, borracho.
– Y al dia siguiente, por supuesto, le dijiste que era una broma.
El perro miro a su amo. Gimio otra vez antes de levantarse y arrastrar las patas otra vez hasta el cesto.
– Marcus. Contestame. Al dia siguiente los dos estabais con resaca y os desdijisteis bromeando. ?No es cierto? ?No es cierto, Marcus?
Marcus no contesto. Se quedo quieto, los brazos a los lados y los hombros caidos, en traje y corbata y totalmente apatico.
– Libere un monstruo -susurro sin tono-. No podia tener ni idea de que dejaba libre un monstruo.
Rolf completo por fin su salto y agarro a Marcus del brazo.
– ?Que estas diciendo? -rugio.
Marcus no se dejo inmutar ni por el dolor en el brazo ni por la violenta explosion de Rolf.
– ?No encargaste un jodido asesinato, Marcus!
– Me lo iba a quitar todo. Niclas Winter iba a robarme todo de lo que me he hecho acreedor. Todo. La fortuna de Anine. La de Mathias. La nuestra. Todo lo que sera del pequeno Marcus.
La voz era ahora totalmente monotona, inexpresiva, como si cada palabra estuviese siendo leida por separado en una grabacion, para despues unirlas todas en oraciones. Rolf levanto la otra mano y apreto el puno hasta que los nudillos se le pusieron blancos. Era mas alto que Marcus. Mas fuerte. Estaba mucho mas en forma.
– ?Si me dices que pagaste por un asesinato, te mato! ?Te mato, Marcus, te lo juro! ?Dime que mientes!
– Dos. Millones. Dolares. Por dos millones de dolares, mi problema desapareceria. Pague. El hombre de Lehman Brothers se ocupo del resto. Todo fue tan… impersonal. Una transferencia a las islas Caiman y ni el dinero ni el… encargo tuvieron que ver conmigo nada mas.
Rolf le solto el brazo de pronto.
– Esta noche -siguio Marcus sin notar que el perro habia comenzado a dar vueltas emitiendo gemidos y ruidos-, obtuve la confirmacion que necesitaba. Ahora se escribe sobre The 25'ers, y mucho de lo que se dice no es fiable. Pero los sitios serios de Internet me dieron la confirmacion que necesitaba.
– ?De que? -sollozo Rolf, retrocediendo despacio como si no quisiese a estar mas al lado de Marcus, o como si no se animase a ello-. ?Que te confirmaron?