– The 25'ers realizan asesinatos por encargo, a cambio de dinero. Exactamente como el Ku Klux Klan y La Orden y… -Aspiro con fuerza-. Ganan dinero matando a personas que liquidarian de todos modos – susurro-. Asi es como yo los traje aqui. Mi contacto, o ese al que el contacto, debe de haber descubierto que la persona que yo queria ver muerta era homosexual, y debe de haber puesto a The 25'ers en el caso. Tan facil. Tan… clinico. Es como si yo hubiese financiado el asesinato de seis noruegos. Yo ni siquiera sabia que Niclas Winter…, mi hermano…, tambien era homosexual. Libere un monstruo. Yo…
Se tambaleo hacia atras cuando el enorme ventanal panoramica se abrio con un estruendo. El viento helado irrumpio dentro de la habitacion. Habia cristales por todas partes, como grandes pedazos de hielo. Los perros aullaban. Rolf estaba todavia con la lampara de pie en las manos, listo para levantar la pesada base para asestar un nuevo golpe.
– ?Mataste a alguien por eso? -gritaba-?Elegiste contratar a un asesino por dinero? ?Por una puta y rejodida madriguera nazi en Holmenkollen? ?Por tus coches caros y una ridicula cava de vinos? ?Te has convertido en eso, Marcus! ?Te has convertido en un maldito avaricioso!
Con un rugido, levanto la lampara de dos metros de altura con seis kilos de plomo en la base y la arrojo con todas sus fuerzas contra la ventana vecina.
– ?Podriamos habernos arreglado sin nada de esto! ?Yo soy veterinario, cono! ?Tu tienes una educacion! Hubieramos estado igual de bien sin…
Estaba a punto de emprenderla contra la otra ventana cuando sono el timbre de la puerta.
Se quedo como congelado.
El timbre sono otra vez.
Marcus no oyo nada. Se habia desplomado sobre el sillon, entre los trozos de cristal y los pedazos de una pantalla de lampara rota. Los perros corrian ladrando hacia la puerta. Uno se habia lastimado seriamente una pata. La sangre dibujo una linea discontinua sobre el suelo cuando el aterrado animal desaparecio hacia la entrada.
– Libere un monstruo -susurro Marcus cerrando los ojos.
Oyo voces en la entrada, pero no oia lo que decian.
– Un monstruo -susurro otra vez, y comenzo a caminar.
– Es la Policia -grito Rolf desde la puerta-. ?Marcus! La Policia esta aqui.
Pero Marcus ya no estaba alli. Habia caminado hasta su oficina y se habia sentado en la silla tapizada en piel de becerro, detras del escritorio de abedul pulido. La puerta estaba cerrada, pero sin llave. Cuando oyo a Rolf, que lo llamaba otra vez, abrio el cajon superior, donde esa misma noche habia colocado la pistola que habia sacado del armario de las armas.
Quito el seguro y se dirigio el canon a la sien.
– Cuentales toda mi historia -dijo sin que nadie lo oyese-. Y cuida bien de nuestro hijo.
Lo ultimo que Marcus Koll junior escucho fue el grito de Rolf y el comienzo, apenas, de un estallido subito.
Un hombre pequeno seguido por un afroamericano enorme se aproximo a Richard Forrester cuando este se acercaba al control de pasaportes en el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy. La cola parecia no terminar nunca y, por un momento, se le ocurrio que quiza le ofrecerian algun servicio especial como pasajero de primera clase. Hacerlo pasar por delante de todos los demas viajeros, probablemente. Sonrio animadamente cuando el mas bajo lo miro y pregunto:
– ?Richard Forrester?
– ?Si?
El hombre extrajo un comprobante de identificacion que era facilmente reconocible. Comenzo a hablar. La voz desaparecio para Richard; le silbaban los oidos y sintio calor. Demasiado calor. Se aflojo la corbata y le costaba respirar.
– …
Tiene derecho a permanecer en silencio. Richard Forrester cerro los ojos y escucho el
–
Abrio nuevamente los ojos. Era el mas alto quien preguntaba. La voz era potente y profunda, y los ojos lo miraban desconfiados cuando repitio:
–
– No -dijo Richard Forrester, que alargo las manos como el mas bajo le pedia-. No entiendo nada.
– Yngvar -susurro Inger Johanne trepando sobre el cuerpo dormido-, ?no hay nada que pudieramos haber hecho para evitar ese suicidio?
– No -murmuro el, y se dio la vuelta-. ?Que podriamos haber hecho?
– No se.
Eran las dos y treinta y cinco, la noche del domingo 18 de enero de 2009. Yngvar chasqueo un poco la lengua y se sento a medias para beber agua.
– No puedo dormir -susurro ella.
– Me doy cuenta -sonrio el-. Ha sido un dia bastante intenso.
– Estoy tan contenta de que hayas podido coger el ultimo vuelo de regreso a casa.
– Yo tambien.
Ella lo beso en la mejilla y se acurruco en el hueco de su brazo. El pequeno y gastado libro de cuero reposaba todavia en la mesita de noche de Yngvar. Se lo habia mostrado sin que ella pudiese leer nada. Nadie mas, aparte de ella, sabia que existia. El contenido profundamente personal lo habia impresionado. Especulaciones religiosas, reflexiones filosoficas e historias cotidianas. Relatos de como un hombre homosexual habia tenido un hijo con una mujer lesbiana, de la alegria de ello, del dolor. De la verguenza. Todo en una caligrafia elegante, pequena, casi femenina. Apenas aterrizo en Gardermoen, Yngvar decidio escribir un informe personal sobre los aspectos mas relevantes relacionados con el asesinato de Eva Karin; lo redacto como si Erik Lysgaard se lo hubiese contado todo. Nadie tendria ese libro.
– No creo que se convierta despues de esto -dijo despacio.
Ya en su segundo encuentro, Lukas le habia hablado de la fascinacion de Erik por el catolicismo. De hecho, el joven habia sonreido un poco cuando le hablo del viaje de sus padres a Boston el otono anterior. Mientras Eva Karin era delegada ante un congreso ecumenico mundial, Erik habia recorrido las iglesias catolicas de la ciudad. Lo que ni Eva Karin ni Lukas supieron era que se habia confesado. Habia sido educado de un determinado modo y podia hacerse pasar por catolico cuando queria. La conversacion con el padre en el confesionario estaba reproducida con detalle en el librito de cuero marron. Habia sido la primera conversacion sincera de Erik acerca de la gran mentira de su vida.
– ?El cura, crees? ?Estara relacionado con The 25'ers?
Inger Johanne susurraba, pese a que habia dejado que las ninas se quedasen en casa de sus padres. Las habian cuidado mientras ella estaba con Silje Sorensen, y ambas se habian negado de plano a salir cuando llego para buscarlas, casi sin aliento.
– ?Por que no? El cura esta relacionado con el. Los catolicos tienen algo asi como una… tradicion por lo ilegal, por decirlo asi. En todo caso esta claro que Erik no hablo jamas con nadie mas acerca de esto. Que Eva Karin tuviese alguna otra confidente, ademas de Martine, me parece improbable. Conoci a Martine. Eva Karin no necesitaba a nadie mas, creeme. Una mujer fantastica. Muy sabia. Calida. -El sonrio en la oscuridad-. En todo caso, los norteamericanos se encargan de solucionar todo esto a partir de ahora. Parece que el FBI tenia bastante informacion desde antes. Necesitaban solo esta… clave. Les dimos tanto material que posiblemente puedan desmantelar toda la organizacion. Aqui en casa, la investigacion continua a toda vela. Vamos a registrar todos los movimientos de ciudadanos norteamericanos en los ultimos meses. Vamos a cruzar la informacion de los seis asesinatos, ahora que sabemos que estan relacionados. Vamos a…
– El retrato -lo interrumpio Inger Johanne-. El retrato robot abrio todo el caso. Tanto para nosotros como para