llorar en silencio, para no alarmar a Ragnhild mas de lo que ya lo habia hecho.

– Lo siento -susurro en el telefono-. Lo siento, Isak. De veras. Es que me he asustado.

– Yo tambien -dijo el, despues de una pausa de duda. La voz era la de siempre. Amistosa, otra vez-. Pero todo ha salido bien. Pienso que lo mejor para ti es que la lleve a tu casa hoy. ?Te parece bien?

– Gracias. Mil gracias, Isak. Me encantaria tenerla conmigo.

– Ya pasaremos otro dia juntos.

– Quiza podrias quedarte tu tambien -dijo Inger Johanne.

– ?En tu casa? ?Si, como no!

En un destello, ella vio de nuevo los ojos azul oscuro que se convertian en rendijas estrechas sobre la cara siempre mal afeitada cuando el esbozaba esa sonrisa rara y sesgada de la que una vez estuvo tan enamorada.

– Estaremos alli dentro de, mas o menos, media hora -dijo el-. ?Quieres que compre algo, ya que estamos por aqui?

– No, gracias. Solo venid. Venid.

La comunicacion se corto.

Le sobrevino un enorme cansancio. Apoyo ambos brazos en el techo del coche. El metal estaba tan frio que hizo que su piel se estremeciera. Quiza podria contarle a Isak algo acerca del hombre que habia visto en el jardin hacia unos dias. Si le contaba que su terror no era una invencion salida de la nada, que tenia buenas razones para angustiarse, que el hombre sabia el nombre de Kristiane, a pesar de que las ninas no lo conocian, si ella…

No.

Se enderezo despacio y seco sus lagrimas con el dorso de la mano.

– Ven -dijo inclinandose con una sonrisa sobre Ragnhild-. No iremos a Sandvika al final. En su lugar, Isak y Kristiane vendran aqui.

– Pero ibamos a ver una pelicula y a jugar a que estabamos en el cine -protesto Ragnhild con energia-. ?Solo yo y tu!

– Podemos hacer eso tambien con ellos. Sera muy divertido. Ven, vamos.

La nina descendio con desgana del asiento para ninos y salio del coche.

Mientras caminaban por la acera, Ragnhild se detuvo de improviso, con las manos en la cintura.

– Mama -dijo muy seria-, primero tenemos muchisima prisa por llegar a las Galerias Sandvika. Luego volvemos otra vez a casa. Primero ibamos a jugar a ir al cine, yo contigo, y de pronto Isak y Kristiane quieren venir tambien. Yngvar tiene razon.

– ?En cuanto a que? -sonrio Inger Johanne acariciando el cabello de su hija menor.

– En cuanto a que te es muy dificil tomar decisiones. Pero por eso eres la mejor mama del mundo. La mejor supermama de todo el mundo, con nata encima.

La subinspectora Silje Sorensen del Departamento de Violentos en el distrito policial de Oslo habia bebido dos tazas de cacao con nata y se sentia mareada.

Las fotografias que tenia frente a si no mejoraban la situacion.

La vispera de Navidad de este ano habia caido en un dia habil, lo que era optimo para aquellos que querian tener la mayor cantidad posible de vacaciones. Como el 23 era un martes, la mayoria se tomo libre el lunes anterior, que era de hecho una jornada laboral, y entonces uno podia por supuesto faltar tambien el martes. El 25 y el 26 eran festivos oficiales y hoy, 27, era sabado. Un dia de trabajo para las empresas de servicios; sin embargo, para los mas despreocupados, las Navidades de 2008 fueron una oportunidad para tomarse dos semanas libres seguidas, ya que no tenia sentido volver al trabajo cuando la Nochevieja y el 1 de enero ocuparian la mitad de la semana siguiente.

Noruega funcionaba a media velocidad, pero no asi Silje Sorensen.

Ver aquella enorme pila de entradas la habia puesto de muy mal humor. Al final fue bastante facil convencer a la familia que lo mejor para todos era dejarla trabajar un dia mas.

O quiza fuera pensar en Hawre Ghani lo que acaparaba su atencion, independientemente de lo que tratase de hacer.

Ojeo rapidamente las fotos que tenia del cadaver, separo una de cuando el muchacho aun estaba con vida y la puso junto a un nuevo documento antes de cerrar la carpeta.

El 25 por la tarde llamo al detective inspector Harald Bull tal como el habia solicitado. El hombre no estaba muy interesado en discutir sobre el trabajo en plenas fiestas navidenas. Con «lo mas pronto posible» habia querido decir: 5 de enero. A pesar de que el presupuesto de horas extra ya estaba agotado a esa altura del ano, acordaron poner a trabajar al oficial Knut Bork para que verificase la historia del kurdo solicitante de asilo. El oficial Bork era joven, soltero y ambicioso, y Silje Sorensen se quedo impresionada con el informe que el hombre habia finalizado esa misma manana y que la esperaba en la oficina.

Sus ojos corrian por encima de las hojas.

Hawre Ghani habia llegado a Noruega hacia un ano y medio, cuando, segun lo que declaro entonces, tenia quince anos. Era huerfano. Como no estaba en posesion de ningun documento de identidad, su edad fue rapidamente cuestionada por las autoridades noruegas.

A pesar de las dudas acerca de la verdadera edad del muchacho, lo ubicaron en el asilo de inmigrantes de Ringebu. Alli habia varios como el; peticionarios de asilo solteros y menores de dieciocho anos. Se escapo al tercer dia. Desde entonces lo hizo mas o menos continuamente, a excepcion de los dias que tuvo que pasar en la celda de custodia cuando no lograba ser lo suficientemente habil.

Hacia un ano se habia dado a la prostitucion.

Segun varios informes se vendia caro, a menudo y a quien fuese.

Por lo menos en un caso, Hawre Ghani robo a un cliente, algo que se descubrio por casualidad. Habia sustraido un par de zapatillas Nike Shock color negro en Sporthuset, en Storo. Un guardia de seguridad lo atrapo, lo arrojo al suelo y lo retuvo al sentarse sobre el hasta que llego la Policia, cuarenta y cinco minutos mas tarde. Cuando lo revisaban para arrestarlo, lo encontraron en posesion de una billetera beis Mont Blanc con una tarjeta de credito, papeles y recibos a nombre de un conocido periodista deportivo. Este no estaba interesado de ninguna manera en poner la denuncia, contaba con aridez el informe del oficial Bork, pero varios colegas que conocian el ambiente de la prostitucion podian confirmar que el muchacho y la victima eran bien conocidos en el.

Durante un tiempo se trato de poner a Hawre en contacto con un kurdo iraqui con permiso de permanencia temporal y sin derecho a reagrupamiento familiar. Un MUF, como los llamaban. El hombre, que habia vivido de prestado en Noruega durante mas de diez anos y hablaba noruego de corrido, trabajaba parcialmente como lider de juventudes en la ciudad vieja. Hasta entonces habia sido muy afortunado con sus proyectos entre los desinhibidos hijos de refugiados. Con Hawre no le fue tan bien. Al cabo de tres semanas, el muchacho arrastro a cuatro companeros del club a una ronda de atracos en los depositos de los sotanos al oeste de la ciudad y trato de desvalijar un cajero automatico con ayuda de una palanca de hierro, ademas de robar y chocar contra un viejo Audi TT matriculado hacia cuatro anos.

Silje Sorensen observo la foto del joven inmaduro de enorme nariz. Los labios parecian los de un chico de diez anos. La piel era brillante.

Quizas ella era naif.

Por supuesto que era naif, aun despues de todos esos anos en la Policia, en los que las ilusiones habian explotado como pompas de jabon a medida que ascendia en la jerarquia.

Pero aquel muchacho era joven. Si tenia quince o dieciseis anos era, por supuesto, imposible saberlo, pero la foto habia sido tomada despues de su llegada a Noruega, y ella podria jurar que la mayoria de edad del chico estaba todavia bien lejos.

De todos modos ya no importaba.

Alejo despacio la foto, empujandola al borde del escritorio.

Ahi se quedaria hasta que resolviese este caso. Si alguien habia matado a Hawre Ghani, tal como los indicios hacian suponer, averiguaria quien habia sido.

Hawre Gahni estaba muerto.

Nadie se habia preocupado por el mientras estaba vivo.

Por lo menos alguien se iba a preocupar por su muerte.

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