– ?Y no tuvieron mas hijos?
– No que yo sepa.
De nuevo la cautela acida. Yngvar sonrio con encanto y pregunto deprisa:
– Cuando usted dice que se querian mucho, ?en que se basa?
El hombre parecia francamente sorprendido.
– ?En que…? No lo entiendo.
Siguio sin esperar respuesta.
– ?Saltaba a la vista cientos de veces cada dia! La manera en que hablaban, las experiencias que compartian, todo…, por Dios, ?que tipo de pregunta es esa?
Su mirada era casi amedrentadora, con los ojos enrojecidos y bien abiertos. Subitamente se puso rigido y dejo de respirar.
– ?Sucede algo? -pregunto Yngvar despues de unos segundos-. ?Lukas! ?Le sucede algo?
El hombre exhalo despacio el aire que habia atrapado en los pulmones.
– Migrana -dijo en voz baja-. Acabo de empezar a tener alteraciones visuales. -La voz era monotona y parpadeo un momento-. Veo un resplandor en un lado de… -Levanto una mano y la coloco como una barrera entre el ojo izquierdo y el derecho-. Eso significa que dentro de veinticinco minutos me atacara un dolor de cabeza tan espantoso que no se lo puedo describir. He de irme. Tengo que regresar a casa.
Se puso de pie con tanta brusquedad que la silla cayo al suelo. Perdio el equilibrio un momento y apoyo una mano en la pared. Yngvar miro el reloj. Habia reservado todo el dia para esta conversacion, que bien mirado acababa de comenzar. Si bien ya habia obtenido suficiente como para reflexionar, le era casi imposible ocultar la irritacion que sentia por tener que interrumpirla. No tenia ninguna importancia. Lukas Lysgaard parecia perdido para el mundo.
– Lo llevare a casa -dijo despacio-. ?Hay algo mas que pueda hacer por usted?
– No. Casa. Ahora.
Yngvar cogio el abrigo de Lukas de una percha en la pared. El hombre no hizo siquiera el gesto de ponerselo. Simplemente lo agarro y se marcho con rapidez hacia la puerta. Yngvar dio un par de pasos rapidos y llego antes que el.
– Entiendo que no se encuentra bien -dijo, la mano sobre el picaporte-. Vamos a interrumpir esta conversacion hasta un momento mas apropiado. Pero hay una pregunta que lamentablemente debo hacerle. Ya la escucho usted ayer.
El hombre no hizo siquiera un gesto. Parecia que casi no sabia que Yngvar estaba en la habitacion.
– ?Que hacia su madre caminando por la calle tan tarde en Nochebuena?
Lukas Lysgaard levanto la cabeza. Miro a Yngvar directamente a los ojos, se mojo los labios con la lengua y trago saliva de una forma ruidosa. Era evidente que le costaba un esfuerzo enorme sobreponerse al dolor que sabia inminente.
– No lo se -dijo-. No tengo la menor idea de por que mi madre estaba caminando por la calle.
– ?Solia pasear por las noches? ?Antes de irse a dormir? Quiero decir, ?era comun que ella…?
Lukas no se habia liberado aun de su mirada.
– Debo ir a casa -contesto agitado-. Ya. No tengo idea de hacia donde iba mi madre ni de lo que estaba haciendo. Lleveme a casa. Por favor.
«Mientes -penso Yngvar, y abrio la puerta-. Puedo ver que mientes.»
– Es la verdad -dijo Lukas Lysgaard, que tropezo al salir al pasillo.
– No hubieras podido mentir aunque te hubiesen pagado por hacerlo -se rio Line Skytter recogiendo las piernas sobre el sofa.
– Eso no es justo -dijo Inger Johanne, y para su sorpresa sintio que la acusacion la molestaba-. ?De hecho, me especializo en mentiras!
– En las de los otros, si. Pero no en las tuyas. Si hubieses comprado cerdo en Rimi y le hubieses dicho a tu madre que era de Strom Larsen, tu nariz hubiese crecido hasta Sognsvann. Hiciste bien en elegir el bacalao.
– No lo suficientemente bien para mama -murmuro Inger Johanne dentro de su copa.
– Olvidate de eso -dijo Line, entregada-. Tu madre es superdulce. Habil con las ninas y mas que amable. Solo algo… incontinente en sus emociones. Lo que piensa tiene que salir de su boca de inmediato. Olvidate. ?Salud!
Inger Johanne levanto la copa y recogio las piernas. Su mejor y mas vieja amiga habia aparecido en la puerta hacia una hora, con dos botellas de vino y tres DVD en una bolsa. Un asomo de irritacion la atrapo durante unos minutos; en el fondo se habia alegrado ante la posibilidad de pasar otra noche sola frente al ordenador. Ahora estaban ambas sentadas, cada una en un extremo del enorme sofa, e Inger Johanne no podia recordar cuando habia sido la ultima vez que habia descansado de aquella manera.
– Por Dios, que cansada estoy.
Sonrio con un largo bostezo.
– No me doy cuenta hasta que me relajo.
– ?Pero has de mantenerte despierta! Veamos…
Line rebusco en la pila de DVD que reposaban sobre la mesa.
– Primero
Le dio una patadita a Inger Johanne, que levanto la cabeza, rendida.
– ?Cuanto tiempo pierdes en esto? -pregunto.
– No seas tan relamida. ?A ti tambien te gusta!
– ?Te parece que podemos ver, por lo menos,
Line se rio y levanto otra vez la copa en un gesto aprobatorio.
Inger Johanne encendio el televisor usando el mando a distancia y atrapo justo los ultimos segundos del titular. El primer titular era el esperado: «La obispo Eva Karin Lysgaard asesinada en plena via publica. La Policia todavia no tiene pistas sobre el caso».
– ?Que? -pregunto Line, consternada antes de enderezarse en el sofa-. ?La mataron? ?Que diantres…?
Apoyo los pies en el suelo, dejo la copa frente a si y se inclino hacia delante apoyando los codos en las rodillas.
– Ya ha salido en las noticias de Internet, y la radio lo ha estado diciendo durante todo el dia -dijo Inger Johanne, y subio el volumen-. ?Donde has estado?
– Fui a esquiar -dijo Line Skytter-. Anoche oi que habia muerto, pero nada acerca de que la habian…, ?ufff!
Christian Borch vestia un traje oscuro y parecia muy serio.
La Policia ha confirmado hoy que la obispo de Bjorgvin, Eva Karin Lysgaard, fue asesinada en la noche del 24 de diciembre. Ayer se dio a conocer que la obispo Lysgaard habia fallecido, pero las circunstancias de su deceso no se hicieron publicas hasta hoy por la manana.
La imagen cambio del estudio a una lluviosa escena en Bergen, donde un reportero hizo un resumen del caso, en lo que en lineas generales fueron dos minutos de naderias.
– ?Por eso ha viajado Yngvar? -pregunto Line de pronto, dirigiendo la mirada hacia su amiga.
Ella asintio con la cabeza.
Hasta donde hemos podido averiguar, la Policia aun no tiene pistas.
– Lo que quiere decir que tienen un monton de pistas -dijo Inger Johanne-. Eso si, sin tener idea de adonde conducen.
Line la acallo con un gesto. Sentadas en silencio, vieron toda la informacion que dieron sobre el caso, que duro casi doce minutos. La llamativa extension no se debia solamente a la carencia de noticias en la vispera de Navidad. Esto era algo especial. Se podia ver en la cara de cada uno de los entrevistados: en los policias, en el
