– No se preocupe por mi. -Yngvar Stubo detuvo al hombre con un gesto-. Ya me he tomado tres tazas de cafe hoy, y no necesito otra.
Lukas Lysgaard se encogio de hombros debilmente y se sento en uno de los sillones amarillos con orejas. El de su padre. Yngvar evito todavia sentarse en el lugar de Eva Karin y acerco la misma silla de comedor que habia usado antes.
– ?Han averiguado algo mas? -pregunto Lukas, sin que su voz mostrara un interes sincero.
– ?Como va con la cabeza? -pregunto Yngvar.
El hombre joven se encogio de hombros otra vez antes de peinarse el cabello con los dedos y cerrar los ojos nuevamente.
– Ahora esta mejor. Va y viene.
– Asi es con la migrana, por lo que he oido.
Un reloj de pie sono despacio con dos toques. Yngvar resistio la tentacion de verificar su propio reloj, estaba seguro de que debian de ser mas de las dos. Sintio una leve corriente de aire sobre el cuello, como si hubiese una ventana abierta. Olia a panceta y a algo mas que no pudo definir bien.
– Pocas noticias, me temo. -Yngvar se inclino hacia delante en la silla y apoyo los codos en las rodillas-. Se envio una gran cantidad de material para analizarlo mas en detalle. Hay muchos indicios de que podriamos encontrar huellas en el lugar del hecho. Como de hecho fue la Policia quien la hallo primero, y como es posible que fuera muy poco tiempo despues de que el asesinato tuviera lugar, tenemos la esperanza de haber asegurado las pruebas de la mejor manera posible.
– Pero ?no saben quien lo hizo?
Yngvar alzo las cejas.
– No, obviamente no. Todavia falta…
– Los periodicos especulan con la violencia indiscriminada. Dicen que poseen fuentes en la Policia que aseguran que estan buscando a un lunatico. Una de esas «bombas durmientes»… -los dedos apunalaron el aire- que los psiquiatras dejan ir demasiado temprano. Gente que ha solicitado asilo, sobre todo. Somalies. Ese tipo de gente.
– Por supuesto que es posible que estemos detras de una persona enferma. Todo es posible. Sin embargo, a estas alturas de la investigacion es importante no aferrarse a ninguna teoria cerrada.
– La patrulla llego rapidamente al lugar del crimen, asi que quien lo hiciera no puede haber estado tan lejos. He leido en el periodico que no hubo mas de diez o quince minutos entre el momento de la muerte y el hallazgo del cuerpo. En Nochebuena seguro que no se encontro a muchos donde elegir. Que anduvieran de noche por las calles, quiero decir.
Evidentemente se arrepintio enseguida de lo dicho, y tomo un vaso con un liquido amarillo que Yngvar supuso que era zumo de naranja.
– No -dijo Yngvar-. Su madre, por ejemplo.
– Escucheme -dijo Lukas, y vacio el vaso antes de continuar-. Por supuesto que entiendo lo que sucede. Daria todo por saber que buscaba mi madre en la calle a esas horas, tan tarde, en Nochebuena. Pero no lo se, ?de acuerdo? ?No lo se! Nosotros…, mi mujer y nuestros tres hijos, pasamos una Navidad con los padres de ella y otra con los mios. Esta vez mis suegros estaban en casa, de visita. Mi madre y mi padre estaban solos. Le he preguntado a mi padre, por Dios… -hizo un gesto-, le he preguntado, y el se niega a contestarme.
– Entiendo -dijo Yngvar con amabilidad-. Entiendo. Y me gustaria preguntarle justamente sobre esto.
Rendido, Lukas dio un golpe con la mano.
– Usted dira.
– ?Le gustaba salir a pasear?
– ?Como?
– A su madre, ?le gustaba pasear?
– A todos nos gusta…, si. Si, le gustaba.
– ?De noche? A mucha gente le gusta…, salir a tomar un poco de aire antes de irse a dormir. ?Tambien a su madre?
Por primera vez desde que Yngvar habia conocido a Lukas Lysgaard, hacia ya tres dias, le parecio que el hombre pensaba detenidamente la respuesta antes de darla.
– Ya han pasado muchos anos desde que yo vivia en casa -dijo finalmente-. Tuve…, tuvimos hijos cuando eramos adolescentes, mi mujer y yo. Nos casamos el mismo verano en que terminamos el bachillerato, y…
Se interrumpio, y una sonrisa le cruzo el rostro lloroso.
– Eso es muy temprano -dijo Yngvar-. Crei que esas cosas ya no sucedian.
– Mama y papa, en especial papa, tenian firmes opiniones en contra de que nos fuesemos a vivir juntos antes de casarnos. Como estabamos convencidos de que… Pero usted me ha preguntado si mi madre tenia por costumbre salir durante las noches.
Yngvar asintio y extrajo una libretita del bolsillo del pecho, tan discretamente como pudo.
– De hecho, si. En todo caso, mientras yo vivi aqui, en casa. Cuando era pastora, visitaba a menudo a miembros de su parroquia fuera de las horas de trabajo. Era… una pastora muy sociable, mama. Podia muy bien suceder que saliese de casa en mitad de la noche y que regresara cuando yo ya estaba durmiendo. Sin embargo, nunca vi que visitase a alguien en… Nochebuena. -Se encogio de hombros-. A decir verdad, era muy gentil por su parte visitar en horas nocturnas a gente que la necesitaba. La oscuridad le daba mucho miedo.
– Miedo -repitio Yngvar-. Ya veo. Pero tambien le gustaba salir a pasear de noche. Aqui en Bergen, por lo menos, despues de mudarse…
– No…, veamos… Cuando la nombraron obispo, yo era mayor. No estoy muy seguro de que visitara tanto entonces. Como obispo, quiero decir.
Respiro hondo y agarro el vaso. Cuando vio que estaba vacio se quedo sentado haciendolo rodar en la mano. La rodilla izquierda le temblaba como si tuviese hormigas en la pierna.
– Cuando yo era joven, en verdad no seguia mucho lo que hacian por las noches. Mas bien al contrario, le diria. -La sonrisa, esta vez, era genuina-. Yo era como casi todos los jovenes. Estiraba los limites. Tenia novias, de vez en cuando. De hecho no pense nunca en ello, pero quiza mi madre si tenia esa costumbre de pasear un poco antes de irse a dormir. Tambien en Stavanger. Pero cuando estamos aqui, con mi propia familia, por supuesto no lo hace.
– Ustedes viven en Os, ?verdad?
– Si. Esta a solo media hora de aqui, mas o menos. Excepto en las horas punta. Entonces el viaje puede llevar una eternidad. Pero los visitamos mucho. Y ellos a nosotros. Como nunca da esos paseos nocturnos cuando nos visita, ni cuando estamos nosotros aqui, entonces…
– Disculpe que lo interrumpa, pero ?ustedes se quedan a dormir, entonces? ?Cuando estan aqui?
– Solo de vez en cuando. Como regla, no. Los chicos pasan la noche aqui a menudo. Mis padres son muy diestros con ellos. En Nochebuena o en otras ocasiones especiales siempre pasamos todos juntos la noche. Entonces nos damos el gusto de beber un poco.
– ?No son abstemios, sus padres?
– No. De ninguna manera.
– ?Que quiere usted decir con «de ninguna manera»?
– ?Que? Quiero decir…, les gusta tomarse una copa de vino tinto con la comida. Mi padre bebe con gusto un par de vasos de whisky en una fiesta. Personas normales, en otras palabras.
– Solia beber su madre antes de salir a dar sus paseos?
Lukas Lysgaard aspiro con fuerza.
– Ahora escucheme -dijo irritado-: ?todo esto me parece muy raro! Algo me dice que a mi madre le gustaba salir a pasear de noche. Pero al mismo tiempo se que temia la oscuridad. Mucho. Todos se burlaban de ella por esa fobia, porque era ella, precisamente, quien debia sentirse segura por la cercania de Dios. Y uno esta siempre cerca de El…
Dijo lo ultimo con una mueca breve, antes de recostarse hacia atras en el sillon y dejar el vaso vacio.
– ?Puedo echar un vistazo? -pregunto Yngvar.
– Eh…, si. Mejor dicho, no… Mi padre esta con mi familia y, en realidad, seria algo impropio que usted ande curioseando en sus cosas sin que el mismo haya dado su permiso.
– No voy a curiosear -sonrio Yngvar mostrando ambas palmas-. En absoluto. Solo echare un vistazo. Como he
