– ?Y por que no un fiscal? -se apresuro a preguntar.
– No hay razon por ahora.
– Asi que no teneis ningun sospechoso -constato Annika.
El hombre del auricular no respondio.
– No eres tan tonta como quieres aparentar -dijo a continuacion-. ?Adonde quieres llegar?
– ?Quien era ella?
El suspiro de nuevo.
– Escucha, ya te he dicho que hables con…
– El dice que no sabe nada.
– ?Te tendras que conformar con eso de momento!
Q comenzaba a enfadarse.
– Lo siento -dijo Annika-. No era mi intencion presionarte.
– Pues lo estas haciendo. Ahora tengo muchas cosas…
– Tenia pechos de silicona -solto Annika-. Estaba muy maquillada y lloro antes de morir. ?Sabeis por que?
Al otro lado del auricular, el hombre espero en silencio. Annika contuvo la respiracion.
– ?Como sabes eso? -pregunto, y Annika oyo que estaba sorprendido.
– Digamoslo asi: no llevaba mucho tiempo tirada. Se le habia corrido el maquillaje, tenia carmin en las mejillas. Ahora esta en el deposito de cadaveres de Solna, ?verdad? ?Cuando informareis de lo que sabeis?
– No sabia lo de los pechos de silicona -dijo el.
– Los pechos normales caen un poco hacia los lados cuando una esta tumbada, las tetas de plastico permanecen rigidas. No es una operacion corriente entre las chicas jovenes. ?Era una prostituta?
– No, en absoluto -respondio el policia y Annika oyo como se mordia la lengua.
– ?Asi que sabeis quien es! ?Cuando dareis el nombre?
– Aun no estamos seguros. No esta identificada.
– Pero ?lo estara dentro de poco? ?Y que fue lo que la mordisqueo?
– No tengo mas tiempo. Adios.
El comisario Q colgo y, cuando el tono de la linea regreso al auricular, Annika se dio cuenta que aun no sabia como se llamaba.
El ministro cambio a cuarta y acelero en el tunel de Karlberg. El calor dentro del coche era agobiante, se inclino hacia delante y palpo el aire acondicionado. El aire acondicionado se puso en marcha con un clic y un suave zumbido. Suspiro. La carretera parecia interminable.
Por lo menos refrescara por la noche, penso.
Se incorporo al cinturon Norte y tomo el tunel para subir a la E4. Los distintos ruidos del automovil resonaban en la cabina, se agrandaban, rebotaban contra las ventanillas: el roce de las ruedas contra el asfalto, el zumbido del aire acondicionado, el silbido de una junta que no calzaba del todo. Puso la radio para no oirlos. El griterio de P3 lleno el vehiculo. Miro el reloj digital del salpicadero: 17.53. Dentro de poco comenzaria
Un me pregunto si saldre volo por su mente.
Claro que no, penso a continuacion. ?Como iba a poder salir? No me han entrevistado.
Se coloco en el carril de la izquierda y adelanto a dos autocaravanas francesas. Paso Haga norte volando y comprendio que conducia demasiado rapido. Solo faltaria que le detuvieran, penso y cambio de carril. Las autocaravanas llenaron el espejo retrovisor e hicieron sonar el claxon en protesta por su frenazo.
Dieron las seis y subio el volumen para escuchar la retransmision del Eko. El presidente de los Estados Unidos estaba preocupado debido a la evolucion del proceso de paz en Oriente Proximo. Habia invitado a las partes a mantener nuevas conversaciones en Washington la semana entrante. No se sabia si el representante palestino aceptaria la invitacion. El ministro escucho con atencion, esto podia tener consecuencias en su propio trabajo.
A continuacion conectaron en directo desde Gotland, donde un incendio forestal arrasaba la isla. En la costa este peligraban grandes superficies de terreno. El reportero entrevistaba a un campesino preocupado. El ministro sintio que su atencion se dividia. Paso la salida de Sollentuna, no se dio cuenta que ya habia pasado Jarva krog.
Luego presentaron un especial con el anterior secretario general del partido, que habia escrito un articulo de debate sobre el antiguo escandalo IB en uno de los periodicos de la manana. El ministro se irrito. Viejo de mierda. ?Por que no tendria la boca cerrada en medio de la campana electoral?
– Lo hicimos por la democracia -dijo el viejo secretario general por el altavoz-. Sin nosotros la puerta al paraiso marxista-leninista hubiera estado abierta de par en par.
A continuacion siguio el pronostico del tiempo. El anticiclon se mantendria sobre Escandinavia los proximos cinco dias. El nivel de los acuiferos estaba muy por debajo de lo normal y el riesgo de incendio en el bosque era muy elevado. Continuaba la prohibicion de encender fuego en todo el pais. El ministro suspiro.
El reportero del estudio finalizo la transmision al mismo tiempo que el motel de Rotebro quedaba atras y se vislumbraba un gran centro comercial a la derecha. El ministro espero la estruendosa guitarra electrica que era la sintonia del programa de actualidad
– Capitalista de mierda -murmuro el ministro.
Vacio la bolsita sobre el asiento del copiloto y cogio el telefono.
– ?Si? -respondio.
– Hola, soy Karina.
Era su secretaria de prensa.
– ?Donde estas? -pregunto ella.
– ?Que quieres? -contraataco el.
– Esa es una pregunta peliaguda -respondio el ministro-. No hay ningun contrato de entrega de aviones Jas a Israel.
– La pregunta no tiene nada que ver con eso -dijo la secretaria de prensa-. La pregunta es si las negociaciones estan en peligro.
– El gobierno no comenta presuntas negociaciones de presuntos compradores de material belico o de aviones de guerra suecos. Las negociaciones suelen tener lugar generalmente con distintos interesados y no suelen conducir a grandes compras. En este caso no hay riesgo de que las entregas peligren, ya que no van a tener lugar, por lo menos que yo sepa.
La secretaria de prensa anoto en silencio.
El ministro se paso la mano por su frente cansada.
– No, no, Karina -contesto-. Yo no he dicho eso. No respondi que no a la pregunta. Esta queda sin respuesta. Al no haber ninguna entrega planeada, ninguna entrega puede estar en peligro. Un no a la pregunta significaria que la entrega se va a realizar.