semana, nadie lo vio. Berit se percato de la informacion a las 21.45, cuando TT envio un escueto teletipo.

– Conferencia de prensa en la comisaria central a las 22:00 -le grito a Annika y se apresuro hacia la sala de fotografos.

Annika metio el cuaderno y el boligrafo en su bolso y se encamino hacia la salida. La excitacion bullia en su estomago, ahora lo sabria. La inseguridad la hizo sentirse nerviosa, nunca antes habia estado en una conferencia de prensa con la policia de Estocolmo.

– Tenemos que cambiar el fax de la oficina de Eva-Britt -dijo Berit en el ascensor.

Se metieron en el Saab de Bertil Strand, exactamente igual como lo hicieron la vez anterior. Annika estaba de nuevo en el asiento trasero, en el mismo lugar. Cerro la puerta suave y cuidadosamente. Cuando el fotografo acelero hacia Vasterbro se percato de que no la habia cerrado correctamente. Rapidamente presiono el cierre, sujeto el tirador de la puerta y confio en que el conductor no notara nada.

– ?Adonde vamos? -pregunto Bertil Strand.

– A Kungsholmsgatan, por la entrada de Falck -respondio Berit.

– ?Que crees que diran? -inquirio Annika.

– Seguramente la habran identificado y se lo habran notificado a sus familiares -contesto Berit.

– Si, bueno. Pero ?por que organizar una rueda de prensa?

– No tendran ninguna pista -dijo Berit-. Necesitan la maxima atencion de todos los medios de comunicacion. Tienen que despertar al detective que la gente lleva dentro mientras el cadaver aun este caliente, y nosotros somos el despertador.

Annika carraspeo. Cambio de mano para sujetar el tirador de la puerta y miro por la ventanilla. Los letreros de neon de Fridhemsplan brillaban palidamente bajo la oblicua luz nocturna.

– Deberiamos estar en una terraza con una copa de vino -dijo Bertil Strand.

La frase quedo en el aire.

Pasaron el parque, Annika vio como la cinta del acordonamiento se agitaba al viento. El fotografo bordeo el follaje y subio hacia la entrada de Falck en lo alto de Kungsholmsgatan.

– Es una ironia -dijo Berit-. La mayor concentracion de policias de Escandinavia se encuentra a solo doscientos metros del lugar del crimen.

El complejo de metal marron de la Brigada Criminal del Reino se alzaba a la derecha de Annika. Volvio la cabeza y miro hacia el parque a traves del cristal trasero del coche. El monticulo verdoso lo llenaba por completo. De pronto se sintio desfallecer, oprimida entre el edificio de chapa y el follaje oscuro. Rebusco en su bolso y encontro un paquete de caramelos ingleses de menta. Apresuradamente, se metio dos en la boca.

– Tenemos el tiempo justo -anuncio Berit.

Bertil Strand aparco demasiado cerca del cruce, Annika se apresuro a bajar. Tenia la mano algo rigida despues de haber sujetado la puerta durante todo el trayecto.

– Estas un poco palida -dijo Berit-. ?Te encuentras bien?

– Si -respondio Annika. Se colgo el bolso del hombro y se encamino hacia la entrada, masticaba freneticamente los caramelos de menta. Habia un guardia de seguridad de la empresa Falcon Security en la entrada. Mostraron sus carnes de prensa y entraron en un estrecho local ocupado en su mayor parte por fotocopiadoras. Annika miro con curiosidad a su alrededor. Tanto a derecha como a izquierda se extendian largos pasillos.

– En realidad este es el departamento de identificacion y huellas dactilares -susurro Berit.

– Sigan recto -ordeno el guardia de Falck.

Delante de ellos, en la puerta de cristal se leia «Brigada Criminal del Reino» con letras azules e invertidas. Berit tiro de ella. Entraron en otro pasillo con paredes de chapa color crema. Una decena de metros mas adelante se encontraba la sala de la rueda de prensa. Bertil Strand resoplo.

– Este es el sitio mas aburrido de toda Suecia para fotografiar -comento-. No se puede disparar el flash al techo. Es marron oscuro.

– ?Esta es la razon de que el portavoz siempre tenga los ojos rojos? -dijo Annika esbozando una sonrisa.

El fotografo asintio.

La sala era bastante grande, una moqueta naranja cubria el suelo, los sillones eran marron y beige, y habia elementos textiles en azul y marron. En primera fila se habia formado un pequeno grupo de periodistas. Estaban Arne Pahlson y un reportero mas del Konkurrenten, charlando con el portavoz de la policia. No se encontraba, en cambio, el comisario de la camisa hawaiana. Annika se asombro al ver que el Eko habia acudido, al igual que el Fina Morgontidningen que compartia edificio con el Kvallspressen.

– ?Sabes una cosa? Los asesinatos se vuelven inmediatamente algo mas serios cuando hay una rueda de prensa -murmuro Berit.

En la sala hacia mucho calor, Annika volvio a sudar por todos los poros. Ya que no habia comparecido ningun canal de television, se sentaron en la parte de delante -por lo general las filas delanteras estaban siempre ocupadas por los cables y las camaras de television-. La gente del Konkurrenten se sento junto a ellos, Bertil Strand preparo sus camaras. El portavoz de prensa carraspeo.

– Bueno, bienvenidos -comenzo, y se subio a la tarima que estaba al fondo de la sala. Bordeo el atril y se dejo caer pesadamente detras de la mesa de conferencias, toqueteo unos papeles y golpeo el microfono que tenia delante.

– Bueno, os hemos reunido aqui esta noche para informaros sobre la muerte ocurrida esta manana a la hora del almuerzo en el centro de Estocolmo -anuncio, y aparto sus papeles.

Annika y Berit estaban sentadas juntas y anotaban. Bertil Strand se movia en algun lugar a su izquierda y buscaba angulos a traves de los objetivos.

– Muchos de vosotros nos habeis llamado durante todo el dia para recabar informacion sobre el caso, por eso hemos decidido convocar esta rueda de prensa espontanea -prosiguio-. Habia pensado dar primero algunos datos, y luego responder a vuestras preguntas. ?Os parece bien?

Los periodistas asintieron. El portavoz de prensa volvio a recoger sus papeles.

– El centro coordinador de emergencias recibio la notificacion sobre el hallazgo del cuerpo sin vida de una mujer a las 12.48 -informo el portavoz-. Lo comunico una persona que paso por el lugar del suceso.

«El drogata», escribio Annika en su cuaderno.

El portavoz se detuvo un segundo y prosiguio.

– La fallecida es una mujer joven. Ha sido identificada como Hanna Josefin Liljeberg, de diecinueve anos, domiciliada en Estocolmo. Los familiares ya han sido informados.

Annika sintio un fuerte ardor de estomago. Aquellos ojos turbios tenian nombre. Miro cuidadosamente a su alrededor para ver como reaccionaban sus colegas. Ninguno se inmuto.

– La muchacha ha sido estrangulada -continuo el portavoz-. El momento del asesinato no se ha podido establecer con exactitud, pero debio de ocurrir entre las tres y las siete de la manana.

Dudo antes de proseguir.

– El estudio del cadaver indica que, al parecer, fue sometida a algun tipo de violencia sexual.

La imagen relampagueo en la cabeza de Annika, el pecho, los ojos, el grito. El portavoz levanto la mirada de la mesa y de sus papeles.

– Necesitamos la ayuda de la gente -dijo secamente-. No tenemos muchas pistas.

Annika miro de reojo a Berit, su companera habia tenido razon.

– Nuestra teoria preliminar es que el lugar donde se encontro el cuerpo y el lugar del crimen es el mismo. La ultima persona que sabemos que vio a Josefin con vida, ademas del asesino, es la companera con la que compartia piso. Se separaron dentro del restaurante en el que trabajan, a las cinco de la manana. Esto significa que podemos acortar en dos horas el tiempo en que pudo tener lugar su muerte.

Relampaguearon unos cuantos flashes, Annika supuso que eran de Bertil Strand.

– Por lo tanto -recapitulo el portavoz del policia-, Hanna Josefin Liljeberg fue asesinada entre las cinco y las siete de la madrugada en el Kronobergsparken de Estocolmo. Las heridas del cuerpo indican que, seguramente, fue violada.

Su mirada vago en torno a los asistentes a la rueda de prensa y se poso finalmente sobre Annika. Ella dio un respingo.

– Estamos interesados en hablar con todas, repito, con todas las personas que se encontraban en las cercanias de Kronobergsparken, Parkgatan, Hantverkargatan o Sankt Goransgatan entre las cinco y las siete de la

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