– ?Dios mio, que desagradable! -exclamo la mujer y miro a Annika de hito en hito.

– ?Vienes mucho por aqui? -indago Annika.

– Si, a diario. Skruttis va al parvulario libre, arriba, en el «parque infantil».

La madre no podia apartar la vista del cementerio. Annika la estudio durante algunos segundos.

– ?Oiste algo raro ayer noche? ?Y hoy por la manana? ?Algun grito desde el parque? -inquirio.

La mujer doblo el labio inferior hacia afuera, reflexiono y lo nego con la cabeza.

– Este es un barrio muy ruidoso -dijo-. Durante el primer ano me despertaba cada vez que salian los bomberos, pero ahora ya no. Ademas estan los borrachos de Sankt Eriksgatan -no me refiero a los que van al albergue, esos desaparecen antes de que anochezca-, sino a los escandalosos habituales, que te pueden mantener despierta toda la noche. Pero en realidad lo peor es el extractor de humos del MacDonald's. Esta encendido todo el dia y me esta volviendo loca. ?Como murio?

– Todavia no se sabe -respondio Annika-. ?Asi que nadie chillo, grito pidiendo auxilio o algo por el estilo?

– Por supuesto, aqui los viernes por la noche siempre hay gritos y chillidos. Toma, corazon…

El bebe habia perdido el biberon y comenzo a llorar, la madre se lo volvio a dar. A continuacion senalo con la cabeza hacia Bertil Strand y los otros.

– ?Son los buitres?

– Si. El que esta comiendo el helado Dajm es mi fotografo. Me llamo Annika Bengtzon y soy del periodico Kvallspressen.

Alargo la mano y saludo. A pesar del comentario anterior la mujer parecio impresionada.

– ?Vaya! -exclamo Daniella Hermansson-, encantada. ?Vas a escribir sobre esto?

– Yo u otra persona del periodico. ?Te importa que anote algunas cosas?

– No, en absoluto.

– Te puedo citar…

– Mi nombre se escribe con dos eles y dos eses, como suena.

– ?Asi que dices que suele haber mucho ruido por aqui?

Daniella Hermansson se enderezo e intento mirar en el cuaderno de Annika.

– Siii -respondio-. Muchisimo, principalmente los fines de semana.

– ?Asi que si alguien gritara pidiendo ayuda nadie le oiria?

Daniella Hermansson hizo una nueva mueca con el labio inferior y nego con la cabeza.

– Aunque depende un poco de la hora del dia -anadio-. Sobre las cuatro, cuatro y media de la madrugada hay mas calma. Entonces solo se oye el extractor. Yo duermo con la ventana abierta todo el ano, es bueno para la piel. Pero no oi nada…

– ?Tu ventana da a la calle o al patio?

– A ambos lados. Vivimos en el segundo piso, al fondo a la derecha. El dormitorio da al patio.

– ?Y tu vienes por aqui todos los dias?

– Si, aun estoy de baja de maternidad por Skruttis, todas las madres del grupo familiar nos reunimos en el «parque infantil» por las mananas. No, corazon…

Skruttis habia sorbido todo el liquido rojizo y berreaba. Su madre se inclino sobre el y con un movimiento experto introdujo el dedo corazon en el panal y a continuacion lo olio.

– Vaya -anuncio-. Nos tenemos que ir. Un nuevo panal y un poco de nam-nam, ?verdad, Skruttis?

El bebe enmudecio al encontrarse con una cinta del gorro para morder.

– ?Podriamos hacerte una foto? -se apresuro a preguntar Annika. Daniella Hermansson abrio los ojos de par en par.

– ?A mi? Pero yo no voy…

Se rio y se paso la mano por el cabello. Annika la miro fijamente.

– La mujer que yace alli entre las lapidas probablemente haya sido asesinada -dijo-. Por eso es importante describir el barrio de una forma veridica. Yo misma vivo en Kungsholmstorg.

Daniella Hermansson habia abierto los ojos aun mas.

– Dios mio, ?asesinada? Aqui, ?en nuestro barrio?

– Nadie sabe donde murio, solo que ha sido encontrada aqui.

– Pero este barrio siempre ha sido tan tranquilo… -dijo Daniella Hermansson, se inclino y cogio a Skruttis en brazos. El bebe perdio la cinta y se puso a llorar de nuevo. Annika sujeto la correa del bolso con fuerza y se encamino hacia Bertil Strand.

– Espera un momento -le dijo por encima del hombro a Daniella.

El fotografo estaba chupando el papel del helado cuando Annika se acerco.

– ?Puedes venir un momento? -dijo en voz baja.

Bertil Strand estrujo lentamente el papel y senalo con la palma de la mano al hombre a su lado.

– Annika, este es Arne Pahlson, reportero del Konkurrenten. ?Os conoceis?

Annika bajo la mirada, alargo la mano y murmuro su nombre. Arne Pahlson tenia una mano calida y humeda.

– ?Has acabado con el helado? -pregunto irritada.

El bronceado de Bertil Strand adquirio un tono algo mas oscuro. No le gustaba que le reprendiese una becaria estival. En lugar de responder, se inclino y cogio su mochila.

– ?Adonde vamos?

Annika se dio la vuelta y se dirigio hacia donde estaba Daniella Hermansson. Echo un vistazo al cementerio, los hombres vestidos de civil continuaban ahi dentro y hablaban entre si. Skruttis seguia llorando, pero su madre no le prestaba ninguna atencion. Se estaba pintando con una barra de labios que al parecer formaba parte del contenido de una cajita verde claro con espejo en el dorso de la tapa.

– ?Que sientes al saber que una mujer yace muerta cerca de tu dormitorio? -pregunto Annika y anoto.

– Terrible -respondio Daniella Hermansson-. Pienso en la de veces que mis amigas y yo pasamos por aqui a altas horas de la noche al volver del bar. Podria haber sido cualquiera de nosotras.

– ?Tendras mas cuidado de ahora en adelante?

– Si, claro -replico Daniella Hermansson convencida-. Nunca mas pasare por el parque de noche. No, corazon, no llores mas…

Daniella se inclino para coger de nuevo a su hijo en brazos, Annika anotaba y sintio que se le erizaba el vello de la nuca. Esto podria ser un titular, si lo trabajaba un poco mas.

– Muchas gracias -dijo rapidamente-. ?Puedes mirar a Bertil? ?Como se llama Skruttis en realidad? ?Cuantos anos tiene? ?Cuantos anos tienes tu? ?Como quieres que te nombremos…? Baja maternal, okey. Quiza no deberias estar tan contenta…

Murio la estudiada sonrisa de estrella de cine de Daniella Hermansson, esa que seguramente utilizaba en todas las fotografias de vacaciones y Navidad, y se troco en confundida y desconcertada. Bertil Strand solto una rafaga de disparos mientras se movia alrededor de la mujer y del bebe con cuidadosos pasos de bailarin.

– ?Si necesitara algo mas te podria llamar mas tarde? ?Cual es tu numero de telefono? ?El codigo del portero automatico? Por si fuera necesario…

Daniella Hermansson coloco al griton de su hijo en el cochecito y se marcho contoneandose a lo largo del acordonamiento policial. Annika vio con disgusto como Arne Pahlson del Konkurrenten se acercaba a ella y la detenia al pasar. Por suerte el nino chillaba tanto que la mujer no se detuvo para ser entrevistada de nuevo. Annika exhalo un suspiro.

– No me digas como debo hacer mi trabajo -dijo Bertil Strand.

– Muy bien -respondio Annika-. ?Que hubiera pasado si se hubieran llevado el cuerpo mientras tu le comprabas helados a la concurrencia?

Bertil Strand la miro con desdeno.

– Cuando trabajamos no somos competidores, aqui todos somos colegas.

– Me parece que estas equivocado -dijo Annika-. El periodismo no se beneficia en absoluto si todos cazamos en manada. Deberiamos mantenernos cada uno por nuestro lado.

– Nadie se beneficia de eso.

– Si, los lectores y la credibilidad del medio informativo.

Bertil Strand se colgo las camaras del hombro.

– Que bien que me lo cuentes. Yo solo he trabajado en este periodico durante quince anos.

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