levanto la vista hacia ella, sorprendida. A Annika le resultaba dificil mantenerse seria.
– Quiero hablar con otra persona -pidio el racista cuando se recompuso.
– Lo siento, pero estoy sola -repuso Annika.
– ?Quien es ese idiota? -inquirio Anne Snapphane.
– No lo estas -contesto el hombre-. Oigo a una tia por ahi detras.
– Si, claro, es Anne. Es coreana. Espera, te la paso -dijo Annika.
– ?Gilipollas! -exclamo el hombre y colgo.
– Cuanto cretino anda suelto -dijo Annika.
– Coreana, si, gracias -replico Anne Snapphane-. Nunca sere tan guapa…
Se levanto su arrugada camiseta clara y oprimio con fuerza su primer michelin.
– No estas tan gorda -repuso Annika y se puso en pie para ir a buscar cafe.
– Mejor delgada y rica que gorda y pobre -dijo Anne.
Llamaron de nuevo, Annika respondio.
– ?Puedo permanecer en el anonimato?
La voz era la de una joven asustada.
– Claro -respondio Annika-. ?De que se trata?
– Bueno, es sobre este hombre de la television, ese viejo presentador…
Nombro a uno de los periodistas de television mas populares y respetados de Suecia.
– Si, ?y…? -inquirio Annika.
– Se viste con ropa de mujer, y toquetea a las jovencitas.
Annika dio un respingo, de pronto recordo que ya habia oido esto.
– La gente tiene derecho a vestirse como quiera en este pais.
– Tambien va a clubes raros.
– Ademas tenemos libertad de opinion, de religion y de reunion -repuso Annika y sintio como aumentaba su malestar.
La muchacha en el auricular perdio el hilo.
– Bueno, ?asi que no vais a escribir sobre esto?
– ?Ha hecho algo ilegal?
– Nooo…
– Tu has dicho que toqueteaba, ?quieres decir que ha violado a alguien?
– Nooo, en absoluto, ellas se dejaban…
– ?Ha comprado sexo con dinero publico?
La muchacha se desconcerto.
– ?Que quiere decir eso?
Annika suspiro.
– ?Se ha ido de putas con el dinero de los contribuyentes?
– No lo se…
Annika dio las gracias por la informacion y finalizo la conversacion.
– Tenias razon -dijo Annika-. Es la noche de los locos.
La linea caliente volvio a sonar por tercera vez, Annika arranco el auricular.
– Me llamo Roger Sundstrom y vivo en Pitea -informo un hombre-. ?Estas ocupada o tienes tiempo para hablar un momento?
Annika se sento en la silla de puro asombro. ?Un loco educado!
– Si, tengo tiempo. ?En que puedo ayudarte?
– Bueno -dijo el hombre con un claro acento de Norrland-, tiene que ver con el ministro este, Christer Lundgren. En el programa de radio
Annika presto atencion, el hombre tenia algo en su voz que hizo que lo tomara en serio. Encontro un boligrafo debajo del teclado.
– Cuentame -dijo ella-. ?Que te hace pensar eso?
– Bueno -respondio el hombre-, en julio fuimos toda la familia de vacaciones a Mallorca. Fue una estupidez, pues hizo mas calor en Suecia que en Espana, pero no lo podiamos saber cuando… bueno, estabamos regresando a Pitea, y habiamos reservado vuelo desde Arlanda con Transwed, pues son algo mas baratos…
Un nino reia de fondo. Annika oyo cantar a una mujer.
– Continua -rogo ella.
– Entonces vimos al ministro -dijo Roger Sundstrom-. Estaba en el aeropuerto a la misma hora que nosotros.
– ?Cuando? -pregunto Annika.
– El viernes 27 de julio, a las ocho y cinco de la noche.
– ?Como puedes estar tan seguro de la hora?
– Lo pone en el billete.
?Por supuesto!
– Pero ?por que crees que el ministro no estuvo en el puticlub? El recibo de Studio sex indica que lo firmo a las cuatro y media de la madrugada siguiente. Una vecina le vio en la puerta de su casa.
– A pesar de que entonces no estaba en Estocolmo.
– ?Como lo sabes?
– El estaba volando. Le vimos al facturar. Tenia un maletin y una maleta pequena.
Annika sintio que se le erizaba el pelo de la nuca, esto podia ser importante. Sin embargo, sospecho.
– ?Por que miraste tan detenidamente al ministro? Y ?como es que lo reconociste?
El nino comenzo a cantar, sonaba como Mora Trask. Roger Sundstrom rio, algo embarazado.
– Bueno -repuso-, intente hablar con el, pero parecia muy estresado. Creo que ni siquiera se percato de mi presencia.
– ?Estresado? -pregunto Annika-. ?Como?
– Estaba completamente sudado, y le temblaba la mano.
– Ese dia hacia mucho calor, yo tambien sude mucho -dijo Annika.
Roger Sundstrom contesto pacientemente.
– Bueno, pero el no estaba como de costumbre. Tenia la mirada confusa.
Annika sintio como su excitacion decrecia, a pesar de todo Roger Sundstrom era un loco.
– ?Que quieres decir?, ?como que confusa?
El hombre se esforzo en pensar.
– Estaba muy tenso, el siempre suele estar muy seguro y relajado.
– ?Lo conoces? -pregunto Annika sorprendida.
– Christer esta casado con mi prima Anna-Lena -contesto Roger Sundstrom-. Viven en algun lugar de Lulea, sus gemelos tiene la misma edad que nuestra Kajsa. No nos vemos mucho, la ultima vez fue en el entierro del abuelo, pero Christer no suele estar asi, ni siquiera en un entierro…
El guardo silencio, presintio que Annika no le creia.
Annika no sabia que pensar, pero decidio, por el momento, que el hombre decia la verdad. Por lo menos, el mismo creia en lo que decia.
– ?Tambien le viste a bordo del avion?
Roger Sundstrom dudo.
– Era un avion de esos grandes y estaba muy lleno. No creo que lo viera.
– ?Pudo volar de vuelta a Estocolmo esa misma noche?
El hombre al otro lado del auricular comenzo a dudar de si mismo.
– No lo se -respondio-. Quiza haya podido. No se cuando sale el ultimo avion.
Annika cerro los ojos y penso en los datos de
– Hay una cosa mas que me gustaria preguntarte, Roger -dijo ella-, y quiero que me respondas con toda sinceridad. Es muy importante.
– Si, ?de que se trata?