Annika trago saliva y cerro los ojos. Parecia que el cerebro le iba a estallar.

– Okey -respondio-. Tambien me borro del paro. ?Vete a tomar por el culo!

Colgo el auricular, busco un segundo en las Paginas Rosa y llamo a los anarquistas de Sveavagen.

– Quiero inscribirme en el paro -dijo ella-. ?Que bien! Si, os envio los papeles.

Asi de sencillo podia resultar.

Fue a la cocina y se unto una rebanada de pan, se comio la mitad y tiro el resto. Luego cogio un cuaderno y se sento comodamente. Cerro los ojos y respiro hondo, a continuacion escribio las cartas. Compraria los sobres y los sellos en el japones de la esquina.

Ya habia comenzado a anochecer cuando Patricia entro en el recibidor y piso el monton de ropa.

– ?Hola! -grito en el aire-. ?Has estado de copas?

– ?Por que?

– La ropa apesta a bar.

– Me han echado.

Patricia colgo su chaqueta de una percha y entro en la cocina.

– Esta lloviendo de nuevo -informo y se aparto el pelo de la cara.

– Lo se -respondio Annika-. Acabo de llegar.

– ?Has cenado?

– No tengo hambre.

– Tienes que comer -exhorto Patricia.

– De lo contrario ?que pasa?, ?mal karma?

Patricia sonrio.

– El karma son los pecados de vidas anteriores que afectan a tu vida actual. Lo que tu tienes se llama hambre. Y la gente se muere de eso.

Se fue a la cocina, batio unos huevos y cocino. Annika miraba a traves de la ventana, el chisporroteo de la lluvia contribuia a oscurecer la noche.

– Pronto llegara el otono -dijo Annika.

– ?Aqui tienes! Tortilla de setas -anuncio Patricia y se sento frente a ella.

Annika se sorprendio de comerse toda su racion.

– ?Que decias?, ?que te han echado?

Annika bajo la mirada a su plato vacio.

– No me han prorrogado el contrato. El sindicato queria echarme inmediatamente.

– ?Son unos idiotas! -exclamo Patricia tan decidida que Annika comenzo a reir.

– Si, lo son. Me he borrado.

Patricia recogio la mesa y frego los platos.

– ?Que vas a hacer ahora?

Annika titubeo.

– No lo se -respondio en voz baja-. He renunciado a mi plaza en el Katrineholms-Kuriren y he informado al casero de que dejo el piso de Halleforsnas. Envie las cartas por la tarde.

Patricia abrio los ojos de par en par.

– Pero ?de donde vas a sacar dinero?

Annika se encogio de hombros.

– Tengo un mes de carencia en el paro, pero me queda algo de dinero en el banco.

– ?Donde vas a vivir?

Annika alargo las manos.

– Aqui, de momento -contesto-. Es un contrato de obra, pero pueden tardar hasta un ano. Luego ya vere.

– Siempre necesitamos chicas en el club -dijo Patricia.

Annika se rio agudamente sin alegria.

– Si, yo cumplo los requisitos para el puesto. Tetas y cono, y ademas en mi juventud tambien fui crupier.

Patricia se quedo pasmada.

– ?Sabes de ruleta?

Annika gimio.

– Trabaje algunas noches como crupier en el Stadshotel de Katrineholm durante mis estudios. La puedo hacer girar once vueltas y a veces puedo meter la bola en el treinta y cuatro si la tiro desde el cero.

Rompio a llorar.

– Nosotros necesitamos a alguien en la ruleta -dijo Patricia.

– Voy a irme un tiempo -repuso Annika.

– ?Adonde?

Se encogio de hombros.

– No me acuerdo de como se llama. Esta en Turquia, en el Mediterraneo.

– Seguro que es muy bonito -dijo Patricia.

Permanecieron sentadas en silencio un buen rato. Annika rasgo un trozo de papel de cocina.

– Deberias averiguar adonde vas a ir -apunto Patricia.

– Si, gracias -repuso Annika y se sono.

– Espera, voy a buscar las cartas -dijo Patricia.

Se levanto de la silla y corrio hasta el cuarto de servicio. Annika oyo como abria la cremallera de la bolsa de deportes. Un momento despues Patricia ya estaba en la puerta con una caja de madera marron en las manos.

– ?Que es esto? -pregunto Annika y apretujo el papel hasta convertirlo en una bolita.

Patricia coloco la caja sobre la mesa de la cocina y la abrio. En su interior habia una tela negra, la desplego lentamente.

– El tarot es un antiguo sistema de conocimiento -informo mientras colocaba las cartas sobre la mesa-. Es una filosofia que se expone en cartas con dibujos esotericos. Cada imagen posee la energia que indican los simbolos, que son una herramienta para orientarse hacia una conciencia superior.

– Disculpa -replico Annika-, pero yo no creo en estas cosas.

Patricia se sento.

– No se trata de creer -repuso ella-. Se trata de escuchar. De estar abierta y poder observar tu propio reino interior.

Annika no pudo contener la risa.

– Ahora suenas corno una verdadera loca.

– No te rias, esto es muy serio -dijo Patricia trascendente-. Mira, setenta y ocho cartas, el Arcano Mayor, el Arcano Menor y las Cartas Reales. Estas representan diferentes conocimientos y perspectivas.

Annika movio la cabeza y se puso en pie.

– No, sientate -ordeno Patricia y sujeto a Annika por la muneca-. ?Deja que te eche las cartas!

Annika dudo, suspiro y se sento.

– Vale. ?Que tengo que hacer?

– Aqui -dijo Patricia y le entrego el juego de cartas-. Baraja y corta.

Annika mezclo y corto y le entrego la baraja a Patricia.

– No, tienes que cortar tres veces, y luego mezclar y cortar dos veces mas.

Annika la miro esceptica.

– ?Por que?

– Por las energias. Venga.

Annika suspiro en silencio y mezclo y corto, mezclo y corto.

– Bien -apunto Patricia-. No juntes los montones, elige uno de ellos con la mano izquierda y vuelve a mezclarlo.

Annika arqueo las cejas.

– Muy bien -dijo Patricia-. Ahora tienes que concentrarte en la pregunta para la que deseas respuesta. ?Te hallas frente a grandes cambios?

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