abandonado voluntariamente su trabajo en el Katrineholms-Kuriren, y no recibiria mas pagas del Kvallspressen.
En realidad tengo muy pocos gastos, penso, y los anoto.
El alquiler del piso era de solo 1.970 coronas al mes, ademas eran dos compartiendolo. La comida no tenia por que ser cara, podia vivir de tallarines. Se ahorraria la tarjeta de transporte, podia comprar un abono de billetes, caminar y colarse en el metro. El telefono era necesario, ese gasto tenia prioridad. La ropa y la cosmetica no serian ningun sacrificio, por lo menos durante un tiempo.
Necesito un trabajo extra, penso.
– ?Puedo coger esta silla?
Un muchacho con el pelo tenido de dos colores y maquillaje estaba delante de ella.
– Claro -murmuro Annika.
Y aprovecho para ir al bano. Era gratis.
Regreso a Fredsgatan despues de cincuenta minutos. La funcionaria desaparecio rapidamente al interior para buscar los papeles. Al regresar parecia preocupada.
– No he encontrado ninguna factura de viaje de ese dia, pero aqui tienes el recibo.
Annika cogio la copia del recibo de la visita al club de alterne Studio Sex. Era de 55.600 coronas, la cuenta por «entretenimiento y bebidas».
– ?Jesus! -exclamo Annika.
– No sera facil que la acepte el revisor -apunto la funcionaria sin levantar la mirada.
– ?La ha pedido mucha gente? -inquirio Annika. La mujer dudo.
– No muchos -contesto y levanto la vista-. Pensamos que serian muchos mas, pero hasta el momento solo han sido unos pocos.
– Pero ?no hay ningun recibo de un viaje?
La mujer respondio negativamente.
– He mirado una semana antes y otra despues.
Annika recapacito, estudio el recibo y la torpe firma.
– ?Podia haber enviado la factura a otro ministerio?
– ?El ministro de Comercio Exterior? Lo dudo. No obstante, acabaria en nuestras manos.
– ?Alguna otra administracion? El viaja con mucha frecuencia y colabora con diferentes organizaciones y empresas.
La funcionaria suspiro.
– Si, claro -repuso-. Entonces quiza sea la empresa quien pague, no lo se.
Annika insistio.
– Pero ?si viajo por encargo del Gobierno y la factura no esta aqui, donde puede estar?
Sono el telefono de la mujer, Annika observo que estaba estresada.
– Lo siento, no lo se. Quedate con la copia, te la regalo.
Annika dio las gracias y salio, la mujer contesto a su telefono.
El piso estaba en silencio y tranquilo. Se dirigio directamente al cuarto de servicio y miro dentro. Patricia estaba tumbada durmiendo, enroscada como un ovillo. Cerro la puerta con cuidado, encajo con un ligero clic.
– ?Annika!
Entreabrio la puerta.
– ?Annika!
La voz de Patricia sonaba asustada y triste. Annika entro sorprendida en la habitacion.
– ?Que pasa? -pregunto, y esbozo una sonrisa.
Patricia se levanto rapidamente, se tiro al cuello de Annika y comenzo a llorar.
– Pero, Dios mio, ?que pasa? -inquirio Annika aterrorizada-. ?Ha ocurrido algo?
El pelo de Patricia se enredaba en sus pestanas, intento apartarlo con cuidado para poder ver.
– No viniste a casa -dijo Patricia-. No dormiste en casa, y tu novio estuvo aqui preguntando por ti. Crei… que habia ocurrido algo.
Annika rio y acaricio el cabello a la mujer.
– Loca -dijo ella-. ?Que podria pasarme?
Patricia solto a Annika, se seco las lagrimas y los mocos en la camiseta.
– No se -murmuro.
– Yo no soy Josefin -apunto Annika sonriendo-. No tienes que preocuparte por mi.
Vio el desconcierto de la otra joven y se vio obligada a reir.
– ?Cono, Patricia, venga! Eres peor que mi madre. ?Quieres un cafe?
Patricia asintio, Annika se fue a la cocina.
– ?Unas rebanadas?
– Si, gracias -dijo Patricia.
Annika recogio unos platos de la noche anterior mientras Patricia se ponia un chandal. El ambiente alrededor de la mesa era algo apagado.
– Lo siento -se disculpo Patricia y se unto una rebanada con mermelada.
– ?Bah! -contesto Annika-. No pasa nada. Solo estas algo confundida, no es tan extrano.
Comieron en silencio.
– ?Te vas a mudar? -pregunto Patricia cuidadosamente despues de un rato.
– Ahora no. ?Por que?
Patricia se encogio de hombros.
– Solo queria saberlo…
Annika sirvio mas cafe.
– ?Se ha escrito mucho sobre Josefin mientras estuve de viaje? -pregunto y soplo la bebida.
– Casi nada. La policia dice que todos los indicios senalan en una direccion, pero no dicen que vayan a detener a nadie. Por lo menos de momento.
– ?Y todo el mundo piensa que se refieren al ministro? -inquirio Annika.
– Mas o menos -contesto Patricia.
– ?Han escrito mucho sobre el?
– Menos aun. Parece como si al dimitir se hubiera muerto.
Annika suspiro.
– No se hace lena del arbol caido.
– ?Que? -pregunto Patricia.
– Asi razonan, no se escudrina mas cuando alguien acepta las consecuencias de sus errores y dimite. ?De que han escrito mientras yo he estado fuera?
– En Rapport dicen que los votantes van a fallar -relato Patricia-. Muchos ni piensan en votar, hay mucho desprecio hacia los politicos. Los socialistas quiza no consigan ganar.
Annika asintio, era logico. Un ministro sospechoso de asesinato en una campana electoral tiene que ser una autentica pesadilla.
Patricia se seco los dedos en un trozo de papel de cocina y comenzo a recoger la mesa.
– ?Has vuelto a hablar con la policia ultimamente? -pregunto Annika.
Patricia se quedo de piedra.
– No.
– ?Saben que vives aqui?
La mujer se levanto y se dirigio al fregadero.
– No lo creo -respondio.
Annika se levanto.
– Quiza deberias decirselo. A lo mejor necesitan preguntarte algo mas.
– No me digas lo que tengo que hacer -replico Patricia secamente.
Le dio la espalda, lleno de agua una cacerola para calentarla y lavar los platos.
Annika se sento un rato en la mesa, observo la rigida espalda de la otra mujer.