Enfadate, penso, y se fue a su habitacion.
La lluvia repicaba con fuerza contra el alfeizar de la ventana. Y si nunca escampa, penso Annika y se dejo caer sobre la cama. Se tumbo encima de la colcha sin encender ninguna lampara. La habitacion estaba a oscuras y sin sombras. Miro fijamente el papel de la pared, gris ayuntamiento, ligeramente amarillento.
Tenia que haber alguna relacion, penso. Tuvo que ocurrir algo justo antes del 27 de julio que hizo que el ministro de Comercio Exterior volara desde la terminal dos de Arlanda, tan confundido y estresado que ni siquiera se dio cuenta de que sus familiares le llamaban. Los socialistas debian de estar aterrorizados.
Pero pudo ser algo privado, razono Annika de pronto. Quiza no le enviaba ni el Gobierno ni el partido, quiza tuviera una amante en algun lugar.
?Podia ser tan sencillo?
Luego se acordo de su abuela.
Harpsund, penso. Si Christer Lundgren hubiera metido la pata en un asunto privado el primer ministro nunca le hubiera permitido ocultarse en su residencia de verano. Tenia que haber sido algo politico.
Se estiro boca arriba, se paso las manos por detras de la nuca, inspiro hondo y cerro los ojos. Patricia trajinaba en la cocina, la oyo golpear la vajilla.
Estructuracion, penso. Ordena los hechos. Empieza desde el principio. Elimina los deseos, se logica. Sopesa los pros y los contras. ?Que ha ocurrido en realidad?
Un ministro dimite despues de ser declarado sospechoso de un asesinato, y no de una muerte cualquiera: una violacion en un cementerio. Imaginemos que el hombre es inocente. Digamos que ha estado en otro lugar la madrugada en que la mujer fue asesinada y violada. Supongamos que tiene una coartada perfecta.
?Por que diablos no limpia su nombre? Su vida esta arruinada, politicamente esta mas que muerto, socialmente es un apestado.
Solo hay una explicacion, penso Annika. Mi primera idea es buena: la coartada es aun peor.
Solo queda una alternativa: peor para el partido.
Asi pues habia llegado a una conclusion.
?El resto? ?Que podia ser peor para el partido que tener un ministro sospechoso de asesinato en medio de una campana electoral?
Se retorcio agitada en la cama, se puso de lado y miro fijamente la pared de la habitacion. Oyo como Patricia abria la puerta de la calle y bajaba por las escaleras, seguramente iria a ducharse.
Una certidumbre llego a su cerebro ligera como la brisa.
Solo la perdida del poder era peor. Christer Lundgren hizo algo aquella noche que provocaria que los socialistas perdieran el poder si salia a la luz. Tenia que ser algo fundamental, algo esencial. ?Que podia desequilibrar al partido del Gobierno?
Annika se sento erguida en la cama. Recordo las palabras, las volvio a oir en su cabeza. Se encamino al telefono del salon, se sento en el sofa con el aparato sobre las rodillas. Cerro los ojos, hizo unas cuantas y profundas inspiraciones.
Si Anne Snapphane aun se hablaba con ella, aunque la hubieran echado del periodico, quiza Berit Hamrin tambien la considerara todavia como una colega. Si no lo intentaba nunca lo sabria.
Marco decidida el numero de la centralita del Kvallspressen. Al preguntar por Berit altero algo la voz, no queria que la telefonista la reconociera.
– ?Annika, que alegria saber de ti! -exclamo Berit con sinceridad-. ?Como te va?
Su corazon se tranquilizo.
– Bien, gracias. He estado un par de semanas en Turquia; ha sido muy interesante.
– ?Has hecho el reportaje sobre los kurdos?
Berit pensaba que ella aun era periodista.
– No, solo he ido de vacaciones. Oye, estoy pensando en una cosa relacionada con IB. ?Podemos vernos y hablar un rato?
Si Berit se sorprendio no lo demostro.
– Claro, ?cuando?
– ?Que haces esta noche?
Acordaron encontrarse en la pizzeria media hora mas tarde. Patricia entro por la puerta, en chandal y con una toalla enrollada en la cabeza.
– Voy a salir un rato -anuncio Annika y se levanto.
– He olvidado decirte una cosa -dijo Patricia-. Sven dijo que se quedaria un par de dias.
Annika se encamino hacia el perchero.
– ?Trabajas esta noche? -pregunto Annika mientras se ponia el abrigo.
– Si, ?por que?
La lluvia caia a cantaros y hacia que las grasientas ventanas del restaurante brillaran como
– Me alegro de verte -dijo Berit y esbozo una sonrisa-. Tienes muy buen aspecto.
Annika se rio y se despojo del abrigo mojado.
– Dejar el Kvallspressen ha sido milagroso para mi salud. ?Como van las cosas por el periodico?
Berit suspiro.
– Bastante revueltas. Anders Schyman intenta dirigir las cosas, pero el resto de los redactores jefe le pone muchas trabas.
Annika agito su pelo mojado y se lo atuso hacia atras.
– ?Si?
– Schyman quiere establecer nuevas rutinas, reuniones diarias y seminarios sobre la orientacion del periodico.
Annika abrio los ojos.
– Ya entiendo. Los otros chillaran al unisono pensando que quiere convertir el Kvallspressen en SVT, ?verdad?
Berit asintio y sonrio.
– Exacto. En pocas semanas te ha dado tiempo a aprender mucho de los entresijos del periodico.
Un camarero se encargo de su exiguo pedido, cafe y Ramlosa. Se marcho enfadado.
– ?Va muy mal la campana electoral de los socialistas? -pregunto Annika.
– Horrible -contesto Berit-. Han oscilado del 54 por ciento que tenian en los sondeos de primavera a estar por debajo del 35 por ciento.
– ?Es debido al asunto IB o al asunto del puticlub?
– Seguramente a una combinacion -repuso Berit.
El vaso y la taza fueron depositados sobre la mesa con un golpe innecesario.
– ?Recuerdas nuestra conversacion sobre el archivo IB? -inquirio Annika cuando el camarero desaparecio.
– Claro -dijo Berit-. ?Por que?
– Tu creias que el archivo internacional original aun existia. ?Por que piensas eso? -interrogo Annika y le dio unos traguitos al agua mineral.
Berit recapacito antes de responder.
– Por muchas razones. Ya habia habido registros de opinion con anterioridad, durante la guerra; se prohibieron cuando termino y, mucho mas tarde, el ministro de Defensa Sven Andersson dijo que el archivo de los anos de guerra «habia desaparecido». En realidad siempre estuvo en los archivos del Alto Estado Mayor bajo las siglas F/S que se hicieron publicos hace unos anos.
– Entonces los socialistas han mentido con anterioridad sobre archivos perdidos -constato Annika.
– En efecto. Y algunos anos despues, Sven Andersson dijo que el archivo IB se habia destruido en 1969. La ultima noticia es que se quemo en 1973 justo antes de que se destapara el escandalo IB. Pero nunca se registro