– ?Que hiciste? -pregunto Annika.

– Se la ensene a mi jefe. El llamo a algun ministerio y le dieron la autorizacion. La abone hace un par de semanas.

Annika tenia la boca completamente seca.

– ?Me puedes dar una copia de la factura y de los billetes?

– Primero tengo que preguntarselo a mi jefe -respondio la mujer y desaparecio a otro despacho.

Salio al cabo de un rato y se dirigio hacia el fondo del pasillo. Treinta segundos mas tarde le entrego a Annika unas fotocopias.

– Aqui tienes -dijo y esbozo una sonrisa.

A Annika le temblaban los dedos cuando recibio el documento.

– ?Donde estuvo? -inquirio y hojeo los papeles.

– Volo con Estonian Air a Tallin la noche del 27 y alquilo un avion privado para regresar por la noche, aterrizo en Barkarby. El avion privado era estonio. ?Deseas la suma de la cantidad en coronas suecas?

– No, gracias, no es necesario -respondio Annika.

Miro fijamente las copias de los recibos de las tarjetas de credito que tenia frente a ella. Habian llegado a la Inspeccion el lunes 30 de julio. El ministro alquilo el avion con la Eurocard del gobierno. Annika esperaba encontrar la misma firma desordenada que en el recibo de Studio Sex, pero esta era redonda e infantil.

– Muchisimas gracias -dijo Annika y sonrio a la mujer-. No sabes lo mucho que esto significa para mi.

– De nada -repuso la mujer.

Sus pies resonaban contra el asfalto casi sin tocarlo, rebotaban sobre las camaras de aire de las zapatillas y la lanzaban hacia arriba junto a sus entrecortadas carcajadas.

?El jodido agarrado no pudo esperar a que alguien pagara sus gastos!

Casi parecia levitar mientras regresaba a Hantverkargatan. ?Tenia razon! El ministro habia estado en otra parte y no deseaba que se supiera.

Cabron, penso. ?Esta quemado!

El telefono sonaba cuando abrio la puerta de la casa, se lanzo sobre el y respondio jadeando.

– Hola, soy el jefe de informacion de la Comision de Exportacion -dijo un hombre con una pronunciacion bien clara-. Al parecer deseabas tener acceso a unos documentos.

Annika se dejo caer sobre el sofa con el abrigo y el bolso colgando del hombro.

– Me han informado de que la Comision Superior de Exportacion no pertenece ahora a la administracion y que no es posible tener acceso.

– Si que lo es, tienes que hacer una peticion por escrito, luego la registramos y comprobamos si el documento se puede entregar. Aunque muchos son confidenciales.

Vaya, penso. Ahora si se puede.

– Muchisimas gracias por llamar -dijo Annika fatigada.

La senora de la Comision con la que habia hablado primero no tenia ni idea, pero Annika no tenia fuerzas para irritarse por la estupidez de los funcionarios. Muchos aun no sabian que el principio de acceso del pueblo a los documentos publicos era una parte del derecho de libertad de prensa de la Constitucion. Todos los documentos publicos debian ser entregados inmediatamente si alguien los solicitaba, a no ser que fueran confidenciales.

Una tenia que hacer de todo, penso Annika, si queria que las cosas salieran bien.

Se levanto y colgo el abrigo y el bolso, luego llamo a la empresa Cherry para informarse de cuando podia empezar a trabajar.

– Estamos completos -informo el jefe de personal-. Llama en primavera.

La realidad la alcanzo como un ladrillazo en la nuca. Colgo el auricular y exhalo un suspiro. ?Que podia hacer?

Se puso de pie inquieta, bebio agua en la cocina y miro en el cuarto de Patricia. La mujer dormia profundamente con la boca abierta. Annika se la quedo mirando un rato.

Patricia sabe mucho mas de lo que me ha contado, penso. Es una estupidez que la policia no sepa donde esta.

Cerro la puerta con cuidado y se dirigio de nuevo al telefono. Q estaba en su oficina.

– Claro que me acuerdo de ti -dijo el-. Tu eras la que investigaba sobre Josefin Liljeberg.

– Entonces trabajaba como periodista -repuso Annika-. Ahora lo he dejado.

– Vaya -contesto el policia, divertido-. ?Por que me llamas?

– Se donde vive Patricia.

– ?Quien?

Ella se sintio como una imbecil.

– La companera de piso de Josefin.

– ?Ah, ya caigo! ?Donde vive?

– En mi casa. Compartimos apartamento.

– Ya he oido eso antes -dijo el policia-. Ten cuidado.

– No digas tonterias -replico Annika-. Me gustaria saber como va la investigacion.

El rio.

– Vaya.

– Se que el ministro estuvo aquella noche en Tallin -dijo ella-. ?Por que no quiere que eso se sepa?

La risa del policia ceso.

– Eres la hostia investigando cosas. ?Como lo descubriste?

– Seguro que vosotros lo sabiais desde el principio.

– Si, claro. Sabemos muchas cosas que no filtramos a la prensa.

– ?Sabeis lo que estuvo haciendo alli?

El policia dudo un instante.

– En realidad, no. Eso no formaba parte de la investigacion.

– ?No has pensado en ello? -pregunto Annika.

– No mucho -contesto el policia-. Me imagino que en una reunion politica.

– ?Un viernes por la noche?

Permanecieron en silencio.

– A mi no me interesa lo que hizo el ministro -replico el policia-. Solo me incumbe el asesino.

– ?Y no es Christer Lundgren?

– No.

– El asesinato esta policialmente resuelto, ?verdad? -inquirio Annika.

Q resoplo.

– Gracias por contarme lo de Patricia. No es que la echemos de menos, pero nunca se sabe.

– ?No me puedes contar nada de la investigacion? -pregunto Annika suplicando.

– Entonces deberias tener algo mas que darme. Ahora tengo cosas que hacer…

Colgaron. Annika se dejo caer de espaldas sobre el sofa y cerro los ojos Tenia unas cuantas cosas en las que pensar.

– ?Tienes un momento?

Anders Schyman levanto la vista, Berit Hamrin asomaba su cabeza por la puerta.

– Claro -contesto el director y cerro el documento que tenia en la pantalla-. Pasa.

Berit cerro la puerta cuidadosamente tras de si y se sento en el nuevo sofa de cuero.

– ?Como van las cosas? -pregunto Berit.

– Mas o menos -repuso Schyman-. Sabes que es dificil maniobrar con este acorazado.

Berit sonrio.

– No cambia de curso con facilidad -dijo ella-. Pero quiero que sepas que a mi me parece que haces lo correcto. Son necesarios los pasos que estas dando hacia una evaluacion y una mayor toma de conciencia.

El hombre suspiro levemente.

– Esta bien que alguien piense como yo -apunto el-. Hay veces en las que creo que nadie mas lo hace.

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