– En todos los trabajos te explotan -dijo Patricia-. Este no es peor que otros.

Annika tomo un sorbo de te y se quemo.

– Estas equivocada -replico-. Este es de lo peor. Las chicas del club, incluida tu misma, habeis traspasado multitud de limites invisibles para acabar ahi.

Patricia revolvia una rodaja de limon en su taza.

– Quiza -respondio-. ?Te doy pena?

Annika recapacito.

– No -repuso-, en realidad, no. Tu sabes perfectamente lo que haces. Has traspasado los limites voluntariamente. Es positivo poder hacerlo, indica una cierta flexibilidad. No tienes miedo, eso es una ventaja.

Patricia miro detenidamente a Annika.

– ?Y tu? -inquirio-. ?Que limites has transgredido?

Annika esbozo una sonrisa estereotipada, no contesto.

Patricia dejo la taza en el suelo, dio un suspiro imperceptible y bajo la vista hasta sus manos.

– Esa manana -dijo-, la ultima noche, Josefin y Joachim tuvieron una pelea de locos. Estuvieron chillandose el uno al otro, primero dentro en la oficina, luego arriba en la escalera. Josefin salio corriendo y el la siguio.

Annika estaba sentada, callada, comprendia que aquello era una muestra de confianza. Patricia permanecio en silencio un momento antes de continuar.

– Jossie queria terminar con el club, deseaba tener vacaciones antes de empezar sus estudios. Habia entrado en la universidad, en la facultad de Ciencias de la Informacion. Joachim no queria soltarla. Intentaba enredarla, atarla al club y que dejara sus estudios. Jossie le dijo que se marchaba, que habia ganado suficiente dinero como para pagarse diez operaciones de pecho, que su relacion se habia acabado. Se pelearon.

Patricia volvio a callar, la luz del amanecer se filtraba a traves de las ventanas sin tapar. Se percibian los sonidos nocturnos: el autobus que se detenia frente a la puerta de Hantverkargatan, las eternas sirenas de las ambulancias, el viento otonal susurrando frio y lluvia.

– Solian hacer el amor en el cementerio -murmuro-. A Joachim le excitaba, pero a Jossie le repugnaba. Trepaban por la parte trasera, ahi la valla no es muy alta. A mi me parecia horrible, imaginate, entre las tumbas…

Annika no dijo nada, permanecieron sentadas en silencio un buen rato. Comenzo a llover, primero unas gotas dispersas, luego con mas intensidad.

– Se lo que piensas -dijo Patricia.

– ?Que? -pregunto Annika con un hilo de voz.

– ?Te preguntas por que siguio con el? ?Por que no lo dejo?

Annika suspiro pesadamente.

– Me parece que lo se -repuso-. Primero ella estaba enamorada y el era bueno, despues Joachim comenzo con pequenas exigencias, bobadas amorosas que a Josefin le parecieron una monada. El opinaba sobre a quien podia ver y a quien no, sobre lo que hacia, en como debia hablar. Al principio todo fue bien, hasta que la burbuja en la que vivian revento y Josefin deseo volver de nuevo al mundo. Estudiar, ir al cine, hablar por telefono con sus amigos. Entonces Joachim se enfado, le pidio que dejara de hacer aquello y se ocupara solo de el, y cuando no obedecia el la pegaba. Luego se arrepentia, lloraba y decia que la queria.

Patricia asintio sorprendida.

– ?Como sabes todo eso?

Annika sonrio entristecida.

– Hay manuales sobre los malos tratos a las mujeres -contesto-. Los periodicos vespertinos escriben series de articulos sobre la violencia domestica. Estos abusos suelen seguir el mismo patron, seguramente con Josefin no era distinto. Todo el tiempo pensaba que seria mejor si ella cambiaba y era tal y como el queria. Posiblemente algunos dias fueron buenos. Entonces Josefin creia que iban por buen camino. Pero la necesidad que Joachim tenia de controlarla era cada vez mayor, seguramente sus celos fueron tambien cada vez mas intensos. La criticaba continuamente, incluso delante de otras personas, y socavaba su confianza en si misma.

Patricia asintio.

– Fue como un lento lavado cerebral -apunto-. El hacia que Jossie se sintiera insegura, decia que ella nunca acabaria sus estudios, que era una puta asquerosa y gorda y solo el podria amarla. Jossie lloraba cada vez mas, al final casi siempre sollozaba. No se atrevia a dejarle, Joachim le habia jurado que la mataria si lo intentaba.

– ?La violo? -pregunto Annika-. La violencia sexual suele ser muy frecuente. Algunos hombres se excitan cuando la mujer esta aterrorizada… ?Que pasa?

Patricia se puso las manos en los oidos, cerro los ojos con fuerza y apreto los dientes. Comenzo a llorar desconsoladamente.

– Pero Patricia, ?que pasa?

Annika abrazo a la joven y la acuno. Las lagrimas caian como la lluvia en el exterior, manaban como a presion, y temblaba descontro-ladamente.

– Esto era lo peor -murmuro Patricia cuando le sobrevino el agotamiento-. Lo peor era cuando el la violaba. Ella chillaba de una manera horrible.

Diecinueve anos, seis meses y trece dias

Lo veo venir a traves de la niebla del recuerdo, el patron se repite, comienza la rutina. El se acalora hasta llegar a su rabia habitual, comienza dando vueltas y pisotones y diciendo palabrotas, luego me empuja y grita. Me llegan las senales de siempre, el campo de vision se acorta, los hombros encogidos, los codos apretados contra el cuerpo y las manos levantadas cubriendo la cabeza. El enfoque desaparece, brota el sonido, surge la paralizacion. Una esquina en la que dejarse caer, un ruego silencioso de piedad.

Su voz resuena en mi cabeza, y no puedo oir la mia. La cancion del terror retumba en mi interior, el miedo sin nombre, el panico sin articular. Quiza intento gritar, no lo se, sus alaridos suben y bajan, me desplazan, el calor se expande, aparece lo rojo. No, no siento ningun dolor. La presion es roja y calida. La cancion acaba con el peor golpe, luego regresa medio tono mas alta. Panico, panico, terror y amor. ?No me hagas dano! ?Oh, por favor, quiereme mucho!

Y el dice

que nunca

me dejara marchar.

Viernes, 7 de septiembre

Annika sintio ganas de vomitar de cansancio cuando sono el despertador. Lo apago rezongando, le dolian las piernas, pesadas como el plomo. La lluvia continuaba repicando sobre el alfeizar, a un ritmo discontinuo con diferente fuerza en sus golpes.

Se sento en el sofa del cuarto de estar y realizo dos llamadas. Tuvo suerte. Los dos hombres estaban localizables. Acordo encontrarse con el primero al cabo de una hora y con el otro al dia siguiente. Luego se volvio a meter en la cama e intento dormir media hora mas. Cuando se levanto estaba aun mas cansada. Olia a un sudor fuerte y acido, pero no tuvo fuerzas para bajar a ducharse. Se paso un poco de desodorante por las axilas y se puso un jersey grueso.

El ya habia llegado, estaba sentado a una mesa junto a la ventana y miraba fijamente a la lluvia correr por la vidriera. Delante tenia una taza de cafe y un vaso de agua.

– ?Te acuerdas de mi? -pregunto Annika y alargo la mano.

El hombre se levanto y esbozo una sonrisa.

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