Permanecieron sentados en silencio un rato.

– La otra mujer asesinada en Kronobergsparken -dijo Annika de pronto-. Se llamaba Eva, ese asesinato tambien esta sin resolver, ?verdad?

Q suspiro.

– Yes, ahi paso lo mismo. Nosotros lo considerabamos resuelto. Fue su ex marido. Lo detuvimos un par de anos despues, pero tuvimos que soltarlo. Nunca conseguimos meterlo en la carcel. Ahora ya esta muerto.

– ?Y Joachim va a escapar? -pregunto Annika.

Q se puso la chaqueta.

– No, si tus datos son correctos -contesto-. No nos dara tiempo a organizar un registro esta noche, pero manana nos pasaremos por ahi. Mantente apartada.

Se levanto y se detuvo junto a la silla de ella.

– Me pregunto una cosa -dijo.

– ?Que? -inquirio Annika.

– ?Que ocasiono las heridas de la mano?

Annika permanecio sentada pesadamente en la silla mientras el hombre abandonaba la cafeteria.

La noche en el club se arrastraba lentamente. Patricia miro a Annika interrogante.

– Tienes mala cara. ?Te sientes mal?

Annika se seco el sudor frio de la frente, se pringo la mano de maquillaje.

– Creo que si -contesto-. Tengo frio y me siento mal.

Se sentaron en un banco de madera dentro del vestuario, la luz azulada hizo que relucieran las ampollas rojas en los pies de Annika.

– ?Cuanto dinero has ganado hoy? -pregunto Patricia.

Annika deseaba llorar.

– No lo suficiente -repuso, bajo la vista a su biquini azul cielo.

Sintio con mayor claridad la sensacion de vomito en la garganta. Hoy era viernes y se paseaban aun mas chicas desnudas por el local. Se sentaban en las rodillas de los hombres, oprimiendo sus vulvas contra las rayas de sus pantalones y de sus corbatas. Les atraian a los cuartos privados y los embadurnaban con una locion, Apotekt tamano familiar, que, ademas de ser economica, no tenia perfume.

– Es importante que no huela a nada -le habia explicado Patricia-. Los puteros luego tienen que volver a casa con su mujer.

Annika estaba nerviosa y preocupada, ?y si lo habia malinterpretado todo? No se atrevia a preguntarle a Patricia mas sobre los libros y la doble contabilidad, y Patricia no sacaba el tema a colacion. ?Y si la policia hacia la redada aquella misma noche? ?Y si Joachim sacaba los libros?

Se aparto el pelo del rostro con manos temblorosas.

– ?Quieres un sandwich o un cafelito? -pregunto Patricia preocupada. Annika se obligo a sonreir.

– No, gracias, pronto estare mejor.

Joachim estaba sentado en la oficina contigua, afortunadamente ella se ocupaba de unos jugadores cuando llego.

?Como puede alguien llegar a ser asi? -penso ella-. ?Que es lo que no funciona en la cabeza cuando se llega a asesinar al ser amado? ?Como se puede matar a una persona y continuar viviendo como si nada hubiera pasado?

– Tengo que salir de aqui -dijo Patricia-. ?Vienes?

Annika se agacho y se puso tiritas nuevas en las ampollas.

– Si -contesto.

El volumen de la musica de la sala de actuaciones habia subido. Dos chicas se encontraban en el escenario. Una de ellas danzaba alrededor del barrote, contoneandose y lamiendolo; la otra habia sacado a bailar a un hombre del publico, que le untaba crema de afeitar en los pechos, mientras ella echaba la cabeza hacia atras y simulaba gemir de placer.

Annika siguio a Patricia tras la barra del bar y saco una Coca-Cola de la maquina de refrescos.

– ?No te resulta pesado ver esto cada noche? -murmuro Annika al oido de Patricia.

– Apuntale un champan al calvo ese -dijo una de las chicas desnudas y Patricia se giro hacia la maquina.

Annika salio, regreso al vestibulo y sintio un escalofrio. En la entrada hacia frio. Sanna no estaba. Se sento en el taburete que habia colocado detras de la mesa de la ruleta.

– ?Como van los negocios?

Joachim estaba en la puerta de la oficina, sonreia con los brazos cruzados.

Annika salto inmediatamente al suelo.

– Mas o menos, ayer fue mejor.

El se acerco a la mesa sin apartar la vista ni dejar de sonreir.

– Me parece que aqui tienes un autentico futuro -dijo el y se situo detras de la mesa junto a ella.

Annika se lamio los labios, intento sonreir.

– Gracias -respondio y bajo las pestanas.

– ?Por que viniste a trabajar aqui? -pregunto, con un tono de voz mas frio.

Miente, penso ella, pero cinete a la verdad tanto como te sea posible.

– Necesitaba dinero rapido -contesto y levanto la vista-. Me echaron del trabajo, dijeron que era muy peleona. Un… cliente se quejo de mi y al jefe le entro el miedo.

Joachim se rio, acaricio su hombro y dejo que su mano se entretuviera en uno de sus pechos.

– ?Donde trabajabas?

Ella titubeo, lucho contra el impulso de retirarse.

– En un supermercado -repuso-. En la carniceria de Vivo en Fridhemsplan. Cortando salchichas todo el dia, ?crees que es divertido?

Joachim rio con fuerza y retiro su mano.

– Me alegro de que lo dejaras -dijo-. ?Con quien trabajabas?

El corazon de ella se detuvo. ?Conocia a alguien ahi?

– ?Y eso? -inquirio ella y esbozo una sonrisa-. ?Tienes conocidos en el mundillo de las salchichas?

El emitio una sonora carcajada.

– Creo que deberias pensar en el escenario -apunto el al calmarse, y se acerco un paso mas-. Tu estarias maravillosa bajo la luz de los focos. ?Nunca has sonado con ser una estrella?

Le metio ambas manos en el cabello y acaricio su cuello. Annika se espanto al sentir un intenso estremecimiento en su vulva.

– Estrella, ?como Josefin?

La pregunta salio por su boca antes de que le hubiera dado tiempo a pensarla. Joachim reacciono como si hubiera recibido un punetazo, la solto y dio un paso atras.

– ?Joder! ?Que sabes?

?Cono! ?Como podia ser tan estupida?, penso, y maldijo su bocaza.

– Trabajaba aqui, ?no? -respondio, y no pudo evitar el temblor.

– ?La conocias o que?

Annika sonrio nerviosa.

– No, nunca la habia visto. Pero Patricia me conto que habia trabajado aqui…

El se volvio a acercar y coloco su rostro justo delante del suyo.

– Josefin acabo mal de la hostia -dijo el sofocado-. Tenemos clientes muy poderosos, ?sabes? Penso que les podria enganar con el dinero. Ten cuidado. No intentes enganar a nadie aqui, ni a los clientes ni a mi.

Joachim se dio la vuelta y subio por la escalera de caracol. Annika se agarro a la ruleta, a punto de desmayarse.

Diecinueve anos, siete meses y quince dias

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