mas y una pequena guerra de bolas de nieve la habian animado y habia vuelto a reirse. Ahora todos cayeron juntos, amontonados en el recibidor y se ayudaron con la ropa mojada. Cada peque le cogio un pie para quitarle las botas hasta que el simulo romperse. Luego los metio en el bano con agua muy caliente, y alli se quedaron mientras el cocinaba una papilla de semola. Autentica comida de domingo por la noche: papilla blanca con mucha canela y azucar y rebanadas de pan de centeno con jamon. Aprovecho para lavarle el largo pelo a Ellen y acabo el bote de acondicionador de Annika; la nina tenia el pelo delicado. Pudieron comer en albornoz, luego los tres se metieron en la cama de matrimonio y leyeron
– ?Por que el papa de
Thomas reflexiono. Deberia poder contestar a eso, siendo como era subsecretario del sindicato de trabajadores municipales.
– Uno no es tonto y malo por estar en el paro -dijo-. Sin embargo uno puede acabar en el paro si es muy tonto y malo. Nadie quiere trabajar con alguien asi, ?no crees?
El nino penso un momento.
– Mama dice a veces que soy tonto y malo con Ellen. ?Crees que me daran algun trabajo?
Thomas cogio al nino entre sus brazos y le soplo el pelo mojado, lo acuno lentamente y sintio su calor humedo.
– Tu eres un ninito fantastico, y conseguiras el trabajo que quieras cuando seas mayor. Pero mama y yo nos entristecemos cuando tu y Ellen os peleais, y tu puedes ser muy chinche. No esta bien chinchar y pelear. Tu y Ellen os quereis, pues sois hermanos. Por eso es mucho mejor para todos que seamos amigos en esta familia…
El nino se acurruco como una pelotita y se metio el dedo en la boca.
– Te quiero, papa -dijo, y a Thomas le invadio un calor grande e intenso.
– Yo tambien te quiero, canijo. ?Quieres dormir en mi cama?
Kalle asintio, Thomas le quito el albornoz humedo y le puso el pijama. A Ellen la llevo en brazos a su cama y le puso el camison. La observo durante unos instantes mientras yacia en su camita, no se cansaba de mirarla. Era una copia de Annika, pero con el pelo rubio. Kalle era igual que el a sus anos. Eran dos autenticos milagros. Pensar eso era una banalidad, pero no lo podia evitar.
Apago la luz y cerro la puerta con cuidado. Durante el fin de semana los ninos apenas habian visto a Annika. Tenia que reconocer que le irritaba que trabajara tanto. Ella se sumergia en su trabajo de una forma poco sana. Se dejaba absorber y todas las demas cosas del mundo ocupaban un segundo plano. No tenia paciencia con los ninos, solo pensaba en sus articulos.
Se fue al salon, cogio el mando a distancia y se sento en el sofa. El asunto de la explosion y la muerte de Christina Furhage era sin duda algo grande. Todos los canales, incluidos Sky, BBC y CNN hablaban de ello. Ahora la 2 estaba emitiendo un programa conmemorativo sobre la jefa de los Juegos; numerosas personas debatian en un estudio sobre su colaboracion con Christina, y lo mezclaban con entrevistas con la fallecida que Britt-Marie Mattsson habia realizado anteriormente. Christina Furhage era increiblemente lista y divertida. Siguio el programa un buen rato, con interes. Luego telefoneo a Annika, para saber si estaba en camino.
Berit metio la cabeza a traves del umbral de la puerta.
– ?Tienes un momento?
Annika movio una mano indicandole que entrara, al mismo tiempo que el telefono comenzaba a sonar. Lanzo una mirada a la pantalla y luego siguio escribiendo.
– ?No vas a contestar? -pregunto Berit.
– Es Thomas -respondio Annika-. Quiere preguntarme cuando acabare. Intenta ser carinoso, pero puedo percibir sus reproches. Si no respondo se pondra contento, pues entonces creera que ya me he ido.
El telefono de sobremesa dejo de sonar y en cambio del movil salio una sintonia electronica que Berit reconocio vagamente. Annika tambien paso de el y dejo que el contestador respondiera.
– No consigo localizar a Helena Starke -informo Berit-. Tiene numero de telefono secreto; he pedido a los vecinos que llamen a su puerta y le dejen notas en el buzon para que nos llame y todo eso, pero ella no llama. No tengo tiempo para ir alli; he de preparar la biografia de Christina Furhage…
– ?Por que? -pregunto Annika sorprendida y dejo de escribir-. ?No lo iba a hacer uno de los articulistas?
Berit esbozo una sonrisa.
– Si, pero al articulista le dio migrana al saber que no habria suplemento; me quedan tres horas de agradable escritura.
– Esto es de locos -dijo Annika-. Pasare a ver a Starke de camino a casa. Es en Soder, ?verdad?
Berit le dio la direccion. Cuando la puerta se cerro de nuevo intento llamar a su fuente, sin resultado. Resoplo en silencio. Ahora tendria que escribir de todas formas, no podria retener durante mas tiempo la informacion. Tendria que ser una tecnica de la escritura equilibrista, donde las palabras «codigo de alarmas» nunca se mencionaran pero en la que se intuyera la idea. Salio mejor de lo que esperaba. Lo enfoco sobre la hipotesis del trabajo interno. No podia escribir que el estadio no tenia las alarmas conectadas y que ninguna puerta habia sido forzada. Hablo de la posesion de las tarjetas de acceso y de la posibilidad de entrar en el estadio a medianoche sin citar a la policia, sino a otras fuentes. Tambien pudo contar que la policia investigaba a un grupo reducido de personas que, en teoria, pudo haber tenido la posibilidad de realizar el atentado. Esto y el relato de Patrik eran dos articulos de ordago. A continuacion escribio una resena sobre el interrogatorio de la policia a la persona que habia amenazado a Christina Furhage hacia un par de anos. Casi habia terminado cuando Anders Schyman llamo a la puerta de nuevo.
– ?Es un conazo ser director! -dijo y se sento en el sofa.
– ?Que hacemos? ?Sacamos lo del grupo terrorista internacional o lo del comite de los Juegos Olimpicos? - pregunto Annika.
– Creo que Nils Langeby esta algo trastornado -informo Schyman-. Sostuvo que su articulo era correcto, pero se nego a revelar sus fuentes o precisar lo que habian dicho.
– ?Que hacemos, entonces? -interrogo Annika.
– Publicaremos lo del trabajo interno, por supuesto. Pero primero quiero leerlo.
– Claro. Aqui esta.
Annika pulso documento en el ordenador. El director se levanto y fue hacia su mesa.
– ?Quieres sentarte?
– No, no, no te molestes…
Echo una mirada al texto.
– Cristalino -dijo y se dispuso a salir-. Hablare con Jansson.
– ?Que mas dijo Nils Langeby? -indago Annika en voz baja.
Se detuvo y la miro seriamente.
– Creo que Nils Langeby sera un autentico problema para ambos -respondio y salio.
Helena Starke vivia en Ringvagen en un edificio marron de los anos veinte. La puerta logicamente tenia codigo de acceso y Annika no disponia de el. Por tanto se puso el auricular y llamo a informacion telefonica para que le dieran un par de numeros de telefono de personas que vivian en Ringvagen 139.
– No podemos dar numeros de esta manera -dijo la telefonista enfadada.
Annika suspiro. A veces funcionaba, pero no siempre.
– ?Arne Andersson o Petra Andersson?
– Ambos -contesto rapidamente y garabateo los numeros en el bloc-. ?Muchas gracias!
Colgo y llamo al primer numero, a Arne. Ninguna respuesta, quiza se habia dormido. Eran casi las diez y media. Petra estaba en casa, y no parecia enfadada.
– Disculpe -dijo Annika-, pero es que tenia que subir a casa de una amiga vecina suya pero se le ha olvidado darme el codigo…
– ?Que vecina es? -pregunto Petra.
– Helena Starke -respondio Annika y Petra se rio. No era una risa amable.
– ?Asi que va a casa de la Starke a las diez y media de la noche? ?Que suerte tiene la tia! -dijo y le dio a