Annika la combinacion de numeros.
«?Se oyen tantas tonterias!», penso Annika, subio y llamo a la puerta. Helena Starke vivia en el cuarto. Volvio a llamar, nadie abrio. Entonces observo la escalera e intento adivinar que orientacion y tamano tenia el apartamento de Helena Starke. A continuacion bajo de nuevo a la calle y comenzo a contar. Starke deberia tener por lo menos tres ventanas que daban a la calle, y habia luz en dos. Probablemente estaba en casa. Annika volvio a entrar, subio en ascensor y llamo al timbre un buen rato. Luego abrio el orificio del buzon y dijo:
– ?Helena Starke? Me llamo Annika Bengtzon y soy del Kvallspressen. Se que esta en casa. ?No puede abrir la puerta?
Espero en silencio un rato; seguidamente se oyo el tintineo de la cadena de seguridad del otro lado. La puerta se entreabrio y una mujer llorosa aparecio en la abertura.
– ?Que quiere? -dijo Helena Starke en voz baja.
– Siento molestarle, pero hemos intentado hablar con usted todo el dia.
– Lo se. He recibido quince notas en el buzon, suyas y de los demas.
– ?Podria entrar un momento?
– ?Por que?
– Vamos a escribir sobre la muerte de Christina Furhage en el periodico de manana y me preguntaba si podia hacerle algunas preguntas.
– ?Sobre que?
Annika suspiro.
– Se lo explicaria gustosamente, pero preferiria no hacerlo aqui en la escalera.
Starke abrio la puerta y la dejo entrar en el apartamento. Estaba extremadamente sucio, a Annika le parecio que olia a vomito. Fueron a la cocina; el fregadero estaba desbordado de platos sucios y en una de las placas de la cocina habia una botella de conac vacia. Helena Starke iba en bragas y camiseta. Su pelo estaba revuelto y tenia el rostro completamente hinchado.
– La muerte de Christina ha sido una perdida terrible -dijo-. Nunca hubiera habido Juegos Olimpicos en Estocolmo de no haber sido por ella.
Annika saco el bloc y el boligrafo y anoto. «?Como es posible que todos digan siempre lo mismo de Christina Furhage?», se pregunto.
– ?Como era personalmente? -pregunto Annika.
– Fantastica -contesto Helena Starke y miro al suelo-. Verdaderamente, era un ejemplo para todos nosotros. Activa, inteligente, fuerte, divertida… Podia con todo.
– Si he entendido bien, usted fue la ultima en verla con vida.
– Aparte del asesino. Si, nos fuimos juntas de la fiesta. Christina estaba cansada y yo bastante borracha.
– ?Adonde fueron?
Helena Starke se quedo petrificada.
– ?Como que
Annika fruncio el entrecejo. Esto no lo habia oido antes. No tenia ni idea de que Christina Furhage hubiera cogido un taxi despues de medianoche. Entonces habia alguien que habia visto a la mujer con vida despues de Helena Starke: el taxista.
– ?Tenia Christina algun enemigo dentro de la organizacion de los Juegos Olimpicos?
Helena Starke sollozo.
– ?Quien podria haber sido?
– Bueno, eso es lo que intento preguntar. Usted tambien trabaja en el comite organizador de los Juegos Olimpicos, ?o no?
– Yo era la asistente personal de Christina -comunico la mujer.
– ?Quiere eso decir que era su secretaria?
– No, ella tenia tres secretarias. Podria decirse que yo era su mano derecha; pero creo que ahora debe irse.
Annika recogio sus cosas en silencio. Antes de irse se dio la vuelta y pregunto:
– Christina echo a una mujer joven del comite de los Juegos Olimpicos por tener una relacion con uno de los jefes. ?Como reaccionaron los empleados ante eso?
Helena Starke la miro fijamente.
– Ahora tiene que irse de aqui.
– Esta es mi tarjeta. Llame si tiene algo mas que decir o criticar -recito mecanicamente y dejo la tarjeta en la mesa del vestibulo.
Observo que el telefono sobre la mesa tenia un pedazo de papel con un numero de telefono; lo anoto rapidamente. Helena Starke no la acompano hasta la puerta, de modo que Annika la cerro, silenciosamente, tras de si.
Humanidad
Siempre he paseado mucho. Adoro la luz, el aire y el viento, las estrellas y el mar. He dado paseos tan largos que mi cuerpo, al final, comenzaba a marchar por si mismo, apenas tocando el suelo, fundido con los elementos a mi alrededor, convertido en invisible jubilo. Otras veces mis piernas han contribuido a enfocar la existencia. En lugar de disolver la escena en torno a mi, la han encogido hasta un solo punto ennegrecido. He caminado por las calles concentrada en mi cuerpo, he dejado que las sacudidas de los tacones se propagasen por las extremidades. A cada paso resonaba la pregunta: ?Que soy yo? ?Donde estoy? ?Que es lo que me convierte en yo?
Mientras aquella pregunta fue importante para mi, yo vivia en una ciudad azotada continuamente por el viento. Por cualquier camino que tomara, siempre tenia la ventisca de frente. El viento de lluvia era tan fuerte que a veces perdia el aliento. Mientras la humedad me llegaba al tuetano yo iba, pasito a paso, a traves de la carne y la sangre, intentaba sentir en que parte de mi se encontraba mi ser. No estaba ni en el talon, ni en las yemas de los dedos, ni en la rodilla, ni en el sexo, ni en el vientre. Mis conclusiones despues de los largos paseos apenas pueden dudarse: en alguna parte detras de mis ojos estoy yo, por encima del cuello pero debajo del cerebro, por encima de la boca y las orejas. Ahi existe lo que realmente soy. Ahi vivo. Ese es mi hogar.
En aquel tiempo mi apartamento era estrecho y oscuro, pero yo lo recuerdo interminable, imposible de colmar y conquistar. Estaba completamente ocupada en comprender quien era. Por las noches en la cama cerraba los ojos y sentia si era hombre o mujer. ?Como iba a saberlo? Mi sexo palpitaba de una forma que no podia llevar mas que al placer. Si no hubiera sabido como era no hubiera podido describirlo mas que como pesado, profundo y palpitante. ?Hombre o mujer, blanco o negro? Mi conciencia solo me podia explicar como ser humano.
Cuando abria los ojos, estos eran alcanzados por los rayos electromagneticos que llamamos luz. Interpretaban los colores de una forma que nunca podia estar segura de poder compartir con otras personas. Eso a lo que yo llamaba rojo y veia como calido y palpitante quiza los otros lo veian de otra forma. Nos habiamos unido y habiamos aprendido nombres comunes, pero nuestras nociones quiza sean totalmente individuales.
Lunes 20 de diciembre
Thomas abandono el piso antes de que Annika y los ninos se despertaran. Tenia gran cantidad de trabajo antes del fin de semana de Navidad. Esta semana se iban a turnar, a ser posible a las tres de la tarde. Por una parte, porque los ninos estaban cansados y pachuchos por el invierno, pero tambien para hacer todos los preparativos navidenos en casa. Annika habia colgado la estrella tipica de Navidad de cobre y habia puesto unos candelabros electricos, pero eso era todo. Todavia no habian comenzado a comprar comida o regalos, a marinar el salmon, a asar el jamon, a buscar un arbol de Navidad, por no hablar de la limpieza: con eso llevaban medio ano de retraso. Annika queria contratar a una asistenta polaca, como tenia Anne Snapphane, pero el se negaba.