– ?Siii! -exclamaron Kalle y Ellen al unisono, como un pequeno eco.
– ?Hasta luego! -dijo ella y se apresuro a cerrar la puerta en las naricitas de los ninos. Se quedo un momento detras de la puerta e intento escuchar si habia alguna reaccion dentro. No oyo nada. Suspiro y abrio la puerta de las escaleras.
Cogio el 56 junto al edificio Trygg Hansa y no llego a la redaccion hasta las diez y media.
La redaccion estaba llena de gente que parloteaba. Por alguna razon, Annika no se acostumbraba. Para ella, el ambiente normal de la redaccion era el de los fines de semana y las noches, cuando solo habia algunas personas concentradas bajo el zumbido de los ordenadores y el sonido persistente de algunos telefonos en la gran sala. Ahora habia cerca de noventa personas. Cogio un paquete con todos los periodicos y navego hacia su despacho.
– ?Buen trabajo, Annika! -no acerto a oir quien se dirigia a ella, pero agito la mano por encima de la cabeza en senal de agradecimiento.
Eva-Britt Qvist estaba sentada tecleando en el ordenador.
– Nils Langeby se ha tomado el dia libre -dijo sin levantar la vista.
Asi que todavia esta enfadada. Annika colgo sus cosas en el despacho, salio a coger una taza de cafe de la maquina y se dio una vuelta por el casillero de correo. Estaba hasta arriba. Resoplo en voz alta y busco una papelera donde tirar el cafe; nunca conseguiria llevar el correo y el cafe sin derramarlo.
– ?Que suspiro! -exclamo Anders Schyman a su espalda y ella sonrio ruborizada.
– ?Uf! ?Me cansa tanto abrir cartas! Cada dia recibimos cientos de comunicados de prensa y cartas. Se pierde muchisimo tiempo echandoles un vistazo.
– Pero no hay ninguna razon para que tu estes abriendo cartas -dijo Anders Schyman sorprendido-. Creia que era Eva-Britt quien lo hacia.
– No, empece a hacerlo cuando el otro jefe se fue a Nueva York, y despues simplemente he continuado.
– Era Eva-Britt quien lo hacia antes de que el fuera nombrado corresponsal. Es mucho mas razonable que ella siga ocupandose del correo, a no ser que tu misma quieras controlar el material. ?Que te parece, quieres que hable con ella?
Annika sonrio y tomo un sorbo de cafe.
– Si, por favor, seria un alivio.
Anders Schyman cogio todo el monton de correo y lo puso en el casillero de Eva-Britt.
– Hablare con ella ahora mismo.
Annika fue hacia Ingvar Johansson, que estaba con el auricular pegado al oido. Tenia puesta la misma ropa que el dia anterior, y tambien que el otro. Annika se pregunto si se desnudaba al acostarse.
– La policia esta cabreadisima con tu articulo sobre los codigos de alarma -anuncio al colgar.
Annika se quedo de piedra. El terror le llego como un golpe en la boca del estomago y un latido en la frente.
– ?Que? ?Por que? ?Algo esta mal?
– No, pero has quemado su mejor pista. Habias prometido no hablar de los codigos de alarmas - respondio.
Sintio que el panico subia a traves de sus venas como un veneno.
– ?Pero yo no he escrito nada sobre los codigos de alarmas! ?Ni siquiera nombre esa palabra!
Arrojo el cafe y agarro un periodico. «El Dimanitero, un conocido de Christina – un sospechoso interrogado», anunciaba el titular. Dentro, el titular de pagina era grande y en negrita: «La solucion, en los codigos de alarma».
– ?Que diablos! -grito- ?Quien cono ha puesto este titular?
– Baja la voz, pareces histerica -dijo Ingvar Johansson.
Su vista se lleno de algo rojo y caliente, la mirada se poso en el hombre arrogante sentado en el sillon de oficina. Detras de su despreocupada fachada vio lo contento que estaba.
– ?Quien ha autorizado esto? -pregunto-. ?Has sido tu?
– Yo no tengo nada que ver con los titulares de pagina, ?no lo sabes? -respondio y se dio la vuelta para seguir trabajando, pero no se iba a escabullir tan facilmente. Ella hizo girar el sillon de forma que el se golpeo la pierna contra la cajonera.
– Deja de comportarte como un idiota que se divierte con el mal ajeno -dijo ella, y realmente parecia una loca-. No importa que me afecte a mi, ?lo entiendes? Afecta al periodico. Te afecta a ti, Ingvar Johansson, y a Anders Schyman y a tu hija que trabaja durante el verano en la conserjeria. Voy a averiguar quien ha puesto este titular, y quien ha tenido la iniciativa. Puedes estar absolutamente seguro de eso. ?Quien llamo?
La mueca de satisfaccion habia desaparecido y cambio a una de disgusto.
– No te enfades tanto -respondio-. Fue el jefe de prensa de la policia.
Se levanto enfurecida. El tipo mentia. El jefe de prensa de la policia no tenia ni idea de lo que ella habia o no habia prometido. Seguramente estaba enfadado porque el asunto habia salido a la luz, y el titular era totalmente innecesario. Nunca le serviria en bandeja a Ingvar Johansson un rapapolvo por quemar una confianza.
Se dio la vuelta y se alejo de alli, notando que la miraban fijamente. Este tipo de comportamiento era bastante frecuente en el periodico y el personal se entretenia observandolo. Ahora se preguntaban por que se habia enfadado la jefa de la redaccion de sucesos. Siempre era divertido que los jefes se pelearan. Abrieron el periodico por las paginas seis y siete pero no pudieron encontrar nada extraordinario, por lo que la pelea cayo en el olvido.
Pero Annika no olvido. Coloco este ataque de Ingvar Johansson sobre los otros, en un monton de mierda que crecia dia a dia. En cualquier momento la mierda acabaria junto al ventilador y entonces nadie de la redaccion podria evitar los excrementos en el rostro.
– ?Quieres tu correo privado o tambien tengo que encargarme de el?
– ?Que? No, dejalo aqui, gracias…
La secretaria de redaccion se acerco a la mesa de Annika taconeando y lanzo el correo sobre la mesa.
– Aqui tienes. ?Si quieres que te haga el cafe puedes decirmelo ahora mismo, y no a traves del director!
Annika la miro sorprendida. El rostro de la otra mujer estaba sombrio por el desprecio. Antes de que Annika pudiera responder, se dio la vuelta y salio corriendo.
«?Dios mio! -penso Annika-. ?No puede ser verdad! Esta enfadada porque cree que yo he actuado a su espalda ordenando que abra el correo. ?Dios mio, dame fuerzas!»
Y el monton de mierda fue aun mayor.
Evert Danielsson miro fijamente a la libreria, con el cerebro vacio y un eco en el corazon. Se sentia extranamente hueco. Con ambas manos agarraba con fuerza la tabla del escritorio. Intentaba mantenerlo en su sitio, o a el mismo junto a la mesa. Sabia que aquello no acabaria bien. Era solo cuestion de tiempo que la junta directiva saliera con un comunicado de prensa. No querian esperar hasta que sus nuevas funciones estuvieran determinadas, querian mostrar fuerza y capacidad de decision aun sin Christina. En su interior ya sabia que el no habia cumplido con todos los cometidos del trabajo satisfactoriamente este ultimo ano, pero con Christina por encima de el habia estado protegido. Ahora ya no estaba ahi como un paraguas, y el ya no tenia nada a que agarrarse. Estaba acabado, lo sabia.
Habia aprendido una serie de cosas durante estos ultimos anos, que pasaba con las personas que ya no eran aceptables, por ejemplo. Generalmente no hacia falta decidir un cambio, estas dimitian por voluntad propia. Habia muchas formas de hacerle el vacio a las personas, si bien el no las habia utilizado con frecuencia. Cuando se tomaba la decision, se informaba al personal. La reaccion interna casi siempre era positiva, no era corriente que alguien a quien cesaban consiguiera mantener la popularidad. A continuacion se emitia un comunicado publico, y si la persona era algo conocida, se desataba la tormenta en los medios. Entonces el asunto se podia enfocar de dos maneras. O los medios se ponian de parte de la persona despedida y la dejaban llorar, o se regocijaban de la tragedia y gritaban «te esta bien empleado». La primera categoria incluia a muchas mujeres, siempre y cuando no estuvieran en puestos demasiado altos. La otra comprendia sobre todo a hombres de empresa con buenos paracaidas. El creia que entraria en esta ultima categoria. Estaba a su favor el hecho de que le echaban, le habian hecho responsable de la muerte de Christina Furhage. Ese lado podria explotarse. Evert Danielsson lo sabia, aunque realmente no pudiera formular las palabras en su cerebro vacio.