Llamaron a la puerta y su secretaria asomo la cabeza. Tenia los ojos un poco hinchados y el pelo desordenado.
– He escrito un comunicado de prensa y Hans Bjallra esta aqui para verlo contigo. ?Puede entrar?
Evert Danielsson miro a su leal colaboradora desde hacia anos. Tenia cerca de sesenta anos y no encontraria otro trabajo. Asi era: cuando alguien acababa, los colaboradores cercanos tambien se marchaban. Nadie queria al peon de otro. No era bueno. Nunca serian leales de verdad.
– Si, claro, que pase.
El presidente de la junta de direccion entro, estirado en su traje negro. Habia sentido la muerte de Christina; ?ese cerdo!, todo el mundo sabia que no la soportaba.
– Quiero que esto se haga lo mejor y mas rapido posible -anuncio y se sento, sin ser invitado, en el sofa.
Evert Danielsson asintio nervioso.
– Si, yo tambien quiero que esto se haga de forma digna…
– Me alegro de que estemos de acuerdo. El comunicado de prensa informara de que dejas tu puesto como jefe del comite de Stockholm Organizing Committee of the Olympic Games. La razon es que tras la tragica muerte de Christina Furhage, tu tendras otras ocupaciones. Aun no esta claro cuales seran, pero se elaboraran con tu participacion. Nada de despido, nada de chivo expiatorio, nada de compensaciones. Toda la junta esta de acuerdo en guardar silencio. ?Que dices?
Evert Danielsson dejo que las palabras reposaran. Era mucho mejor de lo que habia pensado. Era casi un ascenso. Sus manos soltaron el escritorio.
– Si, me parece muy bien -dijo.
– Hay un par de cosas que me gustaria hablar contigo -le dijo Annika a Eva-Britt-. ?Puedes venir un momento?
– ?Por que? Me lo puedes decir aqui. Tengo mucho que hacer.
– Ven. Ahora mismo -exclamo Annika y fue a su despacho y dejo la puerta abierta. Oyo que Eva-Britt tecleaba en su ordenador demostrativamente durante unos segundos, luego la mujer se coloco en el umbral de la puerta con los brazos cruzados. Annika se sento detras del escritorio y senalo la silla de al lado.
– Sientate y cierra la puerta.
Eva-Britt se sento sin cerrar la puerta. Annika suspiro, se levanto y cerro la puerta. Noto que temblaba ligeramente; las confrontaciones siempre eran desagradables.
– Eva-Britt, ?que pasa?
– ?Que? ?Que quieres decir?
– Pareces tan… enfadada y triste. ?Ha pasado algo?
Annika se inclino hacia adelante y noto como Eva-Britt cruzaba los brazos y las piernas en una posicion inconscientemente defensiva.
– Has estado muy extrana conmigo estas ultimas semanas. Ayer acabamos enemistadas…
– Asi que esto es una especie de reprimenda por no ser suficientemente simpatica contigo.
El enfado de Annika aumentaba por momentos.
– No, tiene que ver con que tu no haces lo que debes. No le diste prioridad al material de ayer, no escribiste ningun resumen, te fuiste a casa sin avisar. Yo no sabia que el correo era una de tus funciones anteriores; no fui yo, sino Schyman quien sugirio que volvieras a ocuparte de ello. Tienes que cooperar con nosotros, si no esta seccion no va a funcionar.
La mujer la miro friamente.
– Esta seccion funcionaba muy bien antes de que tu llegaras.
La conversacion no llevaba a ninguna parte. Annika se levanto.
– Okey, a la mierda con esto. Tengo que llamar por telefono. ?Has examinado todo lo que tenemos sobre Christina Furhage? ?Archivos, libros, fotos, articulos, base de datos…?
– Todos los escondrijos -respondio Eva-Britt Qvist y salio.
Annika se quedo con un agrio sabor a desilusion en la boca. No era una buena jefa, era una directiva sin valor que no sabia congraciarse con el personal. Se sento y golpeo la frente contra el teclado. ?Que iba a hacer ahora? Si, claro, el departamento de prensa de la policia. Levanto la cabeza, cogio el auricular y marco su numero directo.
– Deberias comprender que cuando escribes sobre todo lo que sabemos dificultas nuestro trabajo -anuncio el jefe de prensa de la policia-. Algunas cosas no deben llegar a conocimiento del publico, porque dificultan la investigacion.
– ?Pero entonces por que nos lo contais todo? -pregunto Annika inocentemente.
El jefe de prensa suspiro.
– Si, eso hay que sopesarlo. Hay cosas que podemos contar, pero eso no significa que puedas escribir sobre todo ello en el periodico.
– Pero querido -respondio Annika-. ?Quien tiene la posibilidad y la responsabilidad de decidir que sale y que no? No puedo ser yo ni mis colaboradores los que nos sentemos a decidir que es mas conveniente para vuestra investigacion. Solo intentarlo ya seria un error laboral.
– Seguro, claro, no era eso lo que yo queria decir. Pero esto de los codigos de alarmas… fue una verdadera pena que saliera a la luz.
– Si, y lo siento. Como habras visto no se habla de los codigos de alarmas en el texto. Simplemente es una palabra erronea en el titular. Siento mucho que esto haya podido perjudicar el trabajo policial; por eso creo que lo mas importante es que de ahora en adelante tengamos un dialogo fluido.
El jefe de prensa se rio.
– Si Bengtzon, eres una experta en darle la vuelta a la tortilla. ?Si estuvieramos mas cerca, dentro de poco tendrias el despacho junto al inspector jefe!
– No es mala idea -dijo Annika y sonrio-. ?Que tenemos hoy?
El policia se puso serio.
– No te lo puedo decir todavia.
– Vamos, tenemos diecisiete horas de plazo; no saldra hasta manana al mediodia. Algo podras soltar.
– Ahora que ya se sabe, te puedo decir lo que pasa. Seguimos trabajando con las personas que de alguna manera tenian acceso a los codigos de alarmas. El asesino esta entre ellos, estamos seguros.
– ?Asi que el estadio tenia las alarmas conectadas aquella noche?
– Si.
– ?Cuantas personas son?
– Las suficientes como para que estemos muy ocupados. Ahora tengo que contestar otra llamada…
– Una cosa mas -dijo Annika rapidamente-. ?Tomo Christina Furhage un taxi despues de medianoche la noche en que murio?
– ?Por que preguntas eso? -indago el.
– Me han dado esa informacion. ?Es correcta?
– Christina Furhage tenia chofer privado. El chofer la llevo al bar donde tenia lugar la fiesta. Luego ella le dio la noche libre y el se quedo en la fiesta. Christina Furhage tenia cuenta de cliente con Taxi Stockholm, pero por lo que sabemos, no la utilizo esa noche.
– ?Adonde fue despues de la fiesta, entonces?
El jefe de prensa se quedo un momento en silencio, luego dijo:
– Son de esas cosas que no pueden salir a la luz, tanto por la investigacion como por Christina Furhage.
Colgaron y Annika se sintio mas desconcertada que nunca. Habia muchas cosas que no encajaban. Primero, los codigos de alarmas. Si habia muchos que tenian acceso a ellos, ?por que era tan peligroso que se hiciera publico? ?Que se ocultaba tras la perfecta Christina Furhage? ?Por que mintio Helena Starke? Llamo a su fuente, pero no contesto. Si estaba, tenia toda la razon de sentirse enfadado con ella.
Llamo a recepcion para preguntar si Berit o Patrik habian comunicado a que hora llegarian. A las dos de la tarde, habian informado ambos antes de irse a casa la noche anterior.
Puso los pies sobre la mesa y comenzo a hojear el monton de periodicos. El Fina Morgontidningen habia encontrado una clausula interesante en el protocolo juridico que regulaba los derechos de franquicia entre el comite organizador, es decir los Juegos de Estocolmo, y el Comite Olimpico Internacional. Habia cantidad de