Hizo con los dedos un movimiento como de algo que se arrastrase.
– Con cuatro patas y rabo.
– Pues tienes muy mala punteria -le dije.
Alice no se habia movido.
Bernard se puso el arma bajo el brazo.
– ?Que haceis aqui?
– De visita.
– Metiendoos donde no os llaman, mejor.
– Esta lloviendo a cantaros y no tengo tiempo ni ganas de discutir. Nos vamos -dije.
– ?No, Theo! -intervino Alice-. Por favor.
– Ahorrate palabras -le dije-. Este tipo es un asesino.
Tal vez habria sido mas exacto llamarle retrasado mental, puesto que era impermeable a los insultos.
Alice, dirigiendose cortesmente a Bernard, le dijo:
– Tal vez usted podria orientarnos. Querriamos ponernos en contacto con la familia Lockwood.
Concedamos que hiciera algo de comedia, puesto que no admitio su identidad de inmediato, pero tal vez su actitud obedecia mas bien a la reaccion de una mente obtusa.
– ?Lockwood? ?Que quereis de ellos?
– ?Lo ves? Con este no iremos a ninguna parte -dije a Alice.
A mi me hubiera gustado iniciar una retirada sin mas preambulos, pero ella seguia insistiendo.
– Era la familia propietaria de esta casa durante la segunda guerra mundial, ?comprende? ?Es usted el actual propietario, por casualidad?
– A lo mejor… -concedio Bernard.
Yo ya estaba hasta la coronilla, asi que pase al ataque.
– ?Ya basta! Tu eres Bernard Lockwood. ?Donde estan tus padres? ?Dentro?
Vi como apretaba con la mano la culata de la escopeta.
Alice se volvio sorprendida hacia mi.
– ?Ese es Bernard?
Y lo dijo con acento americano, apoyando el acento en la segunda palabra.
Yo, entretanto, vigilaba la mano que Bernard tenia libre. Acababa de sacarse dos cartuchos de color naranja del bolsillo. No quise demorar mas la noticia y, tomando aliento, le solte:
– Yo, siendo nino, estuve refugiado en esta casa. La senorita que me acompana es amiga mia. Le habia prometido que le ensenaria la casa y que, si era posible, le presentaria a tus padres.
Sin dar tiempo a que Bernard respondiera, Alice dijo precipitadamente:
– Me llamo Alice Ashenfelter y mi padre fue el hombre al que se acuso de haber cometido un asesinato en esta casa.
En ese momento la habria aporreado.
En la mandibula de Bernard se tensaron los musculos, fruncio el ceno, como si tratara de resolver un dificilisimo problema, como si intentara establecer las conexiones necesarias. Sus ojos castanos saltaban alternativamente de mi a Alice. Por fin renuncio al intento y dijo, hablando entre dientes.
– Lo pasado ha pasado. Mejor que sigais vuestro camino.
Por curioso que parezca, sus palabras no tenian la fuerza representada por el arma. Trate de apelar a lo mejor de su naturaleza.
– ?Venga, hombre! Hemos venido especialmente desde Reading. Tus padres se portaron bien conmigo durante la guerra. Lo menos que puedo hacer es saludarlos.
– Lo hare en tu nombre.
– ?Estan dentro?
Me habia excedido. Metio los cartuchos en el arma, la puso en posicion de disparar y me apunto con ella a la altura del pecho.
– Meteos en el coche y, ?largo de aqui!
Sin sacarle la vista de encima, dije a Alice:
– Es inutil.
Pero era evidente que ella no estaba de acuerdo.
– Senor Lockwood, hemos venido en son de paz…
– ?A la mierda con vuestra paz! -la interrumpio salvajemente Bernard-. ?Menudo par de embusteros!
Pero Alice protesto con energia y en tono acusador.
– Eso no esta nada bien. He hecho todo lo posible para mostrarme sincera con usted.
Bernard solto una risotada.
– ?Sincera? ?Has dicho que eres la hija del criminal? ?Y que te llamas Ashenfelter? Eres tan Ashenfelter como yo, nena. El nombre del criminal era Donovan.
Aqui intervine yo:
– Es muy facil de explicar…
Pero Bernard me piso la frase.
– Ashenfelter era su amigo, el mas bajo… el otro. ?Como decia que se llamaba? Harry.
Alice, aspirando aire con fuerza, me agarro del brazo.
– ?No es posible! No es posible, Theo.
Se habia quedado palida como una muerta.
En mi cabeza se multiplicaban las posibilidades. Pero, poniendome en el lugar de Alice, dije:
– Una mera coincidencia. No te enganes.
Pero ella ya se habia convertido en un torrente de palabras:
– Duke Donovan era mi verdadero padre. Henry Ashenfelter era el hombre con quien se caso mi madre en 1947, cuando yo era pequena, y el me dio su nombre. En caso de que ese hombre fuera Harry, el amigo de Duke, supongo que quiere decir que, al terminar la guerra, se caso con mi madre.
Pero Bernard no parecio impresionarse.
– Una buena patrana, nena. Pero no te ha salido bien. Ashenfelter esta casado con Sally Shoesmith.
– ?La amiga de Barbara? -dije yo.
– Si es verdad que estuviste aqui, tienes que acordarte, estaban siempre magreandose como gatas calientes.
– ?Y ahora estan casados?
– Viven en Bath, como senores. La hija de un tabernero… porque no era otra cosa, y ahora para hablar con ella hay que pedir audiencia.
Y sonrio con astucia.
– Aunque, por lo que he oido decir, no le sirve de mucho…
– ?Pasa algo con Sally, entonces?
Volvio a escupir, esta vez apuntando a mis zapatos.
– ?Venga, andando! ?Panda de embusteros!
Alice, con voz ahogada, dijo:
– ?Vayamonos, Theo!
Di un paso hacia atras y, con la cabeza, esboce un gesto de despedida.
Bernard bajo el arma.
Puse el coche en marcha y partimos sin decir palabra.
12
Alice lanzo un suspiro y dijo:
– Simplemente, no lo entiendo.
Y antes de que pudiesemos llegar al limite del prado, volvio a decirlo dos veces mas.
Deje la carretera, me dirigi a El Alegre Jardinero y, tras parar el motor, me volvi hacia ella. Hasta aquel