– Yo solo te he comentado los rumores que corrian en 1943.

Me incline hacia adelante:

– Estaba embarazada de dos meses cuando murio a finales de noviembre. Salia con Duke desde septiembre.

Alice hizo chasquear la lengua, como si escucharme fuera una banalidad.

Yo, entretanto, mientras me llevaba a la boca unas patatas fritas blanquisimas y me dedicaba a masticarlas, deje que reflexionara sobre lo que acababa de decir y, pasado un momento, anadi:

– Supongo que estas pensando en lo que te dije sobre el incidente de la huerta de manzanas, cuando despidieron a Morton. ?Crees que la dejo embarazada en aquella ocasion? Es verdad que la chica estaba muy trastornada y lo mismo sus padres, que tenia senales de mordiscos en el cuello y en los hombros, pero de aqui a pensar que hubo unas relaciones sexuales completas hay una gran distancia. Todos habrian reaccionado de una manera mucho mas seria. Y no solo ellos, sino cualquiera. Pienso que hubo algunos escarceos en la hierba, unos cuantos besos robados al azar, pero no mucho mas.

– ?Con el consentimiento de Barbara?

Senti que se me helaba la sangre.

– Por supuesto que no.

Las cejas de Alice asomaron por encima de sus gafas.

– ?Y por que no?

Estaba increiblemente lejos del blanco o es que simplemente trataba de pincharme. Tras decidir tomarme las cosas a la ligera, solte una risita, practicamente inaudible.

– Porque lo despreciaba. Porque tenia mala fama. Porque no tenia un trabajo fijo. Porque se escabullia de sus deberes militares. Porque no era del gusto de la familia…

– Pero lo contrataron para que recogiera manzanas.

– Forzados por las circunstancias. Habia escasez de hombres.

Alice busco con la mano la trenza y se acaricio el cabello.

– No querras hacerme creer que Cliff Morton fue con Barbara porque esta se dejo… -le dije.

– Ni te atreves siquiera a decirlo -dijo Alice con voz en la que se mezclaban a partes iguales la conmiseracion y el desprecio-. Theo, tu habias idealizado a la chica. Era amable contigo y la convertiste en una santa. No lo critico. Cuando yo era nina tambien habia sentido pasiones como esta por ciertas personas. Pero hay una cosa, tu ya no eres un nino de nueve anos. Por el amor de Dios, hablemos de todo esto como personas adultas, porque tengo la impresion de que estas perdiendo de vista a la verdadera Barbara. Yo creo que amaba a Cliff Morton.

– ?Imposible!

– ?Me dejas terminar? Empecemos por algunos hechos de la vida. Simples matematicas. Cuando Barbara murio estaba embarazada de dos meses, ?no es asi? ?Cuando se suicido exactamente?

– El domingo. El 30 de noviembre.

– Lo que quiere decir que quedo embarazada a finales de septiembre o a primeros del mes siguiente.

– Posiblemente.

– Mi padre llego a la granja a finales de septiembre.

– Asi es.

Hasta alli, por lo menos, estaban expuestos los hechos en los que ambos podiamos estar de acuerdo. Me saque de la boca una espina de pescado y la aparte a un lado del plato. Tenia un atisbo del punto al que ella queria ir a parar, pero no era mas que un atisbo. Los hombres no estan tan acostumbrados como las mujeres a contar semanas y meses.

– Si tus palabras son exactas, no estuvieron nunca juntos hasta el dia del concierto del Dia de Colon.

Aquel atisbo, aquella chispa acababa de convertirse en una llamita.

– El Dia de Colon es el 12 de octubre, pero nosotros solemos celebrarlo el segundo lunes del mes.

Despues de dejarme tiempo para que asumiera aquella afirmacion, anadio:

– Theo, el concierto no pudo tener lugar antes del 8 de octubre.

La contemple con aire estupefacto. ?Por que no lo habia deducido sin su ayuda? Aspirando una profunda bocanada de aire, hube de admitir con toda la dignidad de que fui capaz:

– Duke no pudo dejarla embarazada.

– Gracias -dijo y, mirando por encima de las gafas, comento-: Pero fue otro.

Con la voz tenida de desprecio, no pude por menos de decir:

– ?Morton, hijo de puta! ?Fue el, en el huerto!

Pero ella, sarcasticamente, comento:

– Acabas de decirme que no encaja con los hechos.

– Tiene que encajar -proferi-. Estaba equivocado.

– ?No! -dijo Alice-. No estabas equivocado. No va a gustarte lo que voy a decirte, Theo, pero Barbara y Cliff eran novios.

Y avanzando la mano como para calmarme, dijo:

– Antes de que pongas el grito en el cielo, ?vas a contestarme lo que voy a decirte? ?Cuando viste por primera vez a Cliff?

– Supongo que aquella manana, en el huerto.

– ?Quieres tratar de recordar con toda exactitud?

Lance un suspiro de impaciencia. Aquella manera suya de hablarme se parecia demasiado al interrogatorio exhaustivo al que habia sometido, hacia poco, a Harry Ashenfelter. Muy bien, si lo que buscaba era llevarme al estrado de los testigos, se enteraria de la escasa consideracion que sentia por la ultima de sus teorias. Friamente, le recorde:

– Me parece que ya te lo he contado. Fue durante el descanso, cuando la senora Lockwood nos trajo el te. Habia unas cuantas personas que me eran desconocidas, pero adverti a Morton porque vi que recogia una taza de te para Barbara y despues se sentaba a su lado. Esto no demuestra nada.

– Aquello te desconcerto un poco, porque burlaba tus planes de casamentero. Fue por esto por lo que te diste cuenta de su presencia, ?no es verdad?

No estaba dispuesto a dejar aquella observacion sin respuesta:

– Nada de casamentero. Nunca hice nada para fomentar la relacion entre Duke y Barbara.

Alice volvio a formular la frase:

– Para ti eran personas que se apartaban de lo comun y por esta razon esperabas que entre los dos surgiera algo.

Lo acepte.

– Vayamos a lo ocurrido aquella tarde -dijo Alice-. Si entendi bien tus palabras, parece ser que Barbara desaparecio a la chita callando en un lugar oculto de la huerta.

– ?Como a la chita callando? -objete-. Esta expresion da un sesgo diferente a lo ocurrido, como si se tratara de algo furtivo.

– Esta bien, fue llevada a rastras y gritando hasta lo mas profundo del bosque, ?fue asi?

– Bueno, no exactamente…

– Despues tampoco se escucharon gritos. ?No es posible que se escabullera discretamente y por propia voluntad para encontrarse con Cliff?

– Es posible -admiti, aunque dando a entender que se trataba de una posibilidad extremadamente remota.

Pero ella no se dejo arredrar.

– ?Estas completamente seguro de que a los Lockwood no les gustaba Cliff?

– En las dos ocasiones que lo mencionaron, lo hicieron en tono de desprecio.

– Lo que quiere decir que si Barbara se hubiera encaprichado con el, la cosa no les habria encantado.

– ?Adonde quieres ir a parar? -le dije, frunciendo el ceno.

– A una explicacion plausible de lo ocurrido aquella tarde. Corrigeme si me equivoco pero, ?no es asi como tu lo describiste? La senora Lockwood se dio cuenta de que, a la hora de tomar el te, Barbara habia desaparecido, por lo que encomendo a su marido que la buscara. Al poco rato aparecio Cliff, que tuvo que marcharse compungido, con el rabo entre piernas y, sin hablar con nadie, se encamino al lugar donde tenia la bicicleta, en

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