– Entonces tenia nueve anos, pero ahora tengo veintinueve, y aquello fue una violacion -dije.

Alice sonrio levemente, pero la suya no era una sonrisa cordial.

– Esta tarde me has descrito minuciosamente la escena que viste en aquella ocasion en el desvan del granero. Como estaban tumbados, el tipo de ruido que hacian, sus movimientos. No es que sea extremadamente experta en materias sexuales, pero estoy convencida de que se mejor que tu que siente una mujer en este momento y puedo decirte que, en tu descripcion, no hay nada que se aparte de un acto sexual acompanado de connotaciones pasionales. Has dicho que tenia arremangada la ropa, que Barbara jadeaba. ?Sabes que es para una mujer un orgasmo, o todavia no te has enterado?

– ?Por favor! Barbara golpeaba el suelo con los punos… -dije.

Alice lanzo un suspiro nervioso e impaciente:

– Theo, si el la hubiera estado violando, ella lo habria empujado con las manos para sacarselo de encima.

Me miraba a traves de las gafas, como instandome a hacer alguna concesion a su teoria, pero yo me mostre insobornable.

– Es comprensible que, para un nino, la imagen de unas personas adultas en el momento de practicar el acto sexual siembre alarma en el -persistio-. Supongo, sin embargo, que ahora, como persona adulta, estaras en situacion de analizar la escena que presenciaste en aquella ocasion.

Sin embargo, yo no me sentia en vena de analizar nada. No queria aceptar sus interpretaciones, puesto que habia presenciado lo sucedido.

Indignada ante mi falta de reaccion, acerco el rostro al mio y, con aire insolente, pregunto:

– Dime una cosa, entonces: ?por que estaba Cliff en la granja si Barbara no lo habia invitado?

No respondi.

Y continuo su sarta de preguntas:

– ?Por que subio Barbara al desvan? Y cuando mi padre se metio en el granero, ?por que no se apresuro a separarlos?

– La agresion habia terminado -no pude abstenerme de senalar-. Ademas, el fue a buscar el arma.

Su rostro se tenso en una expresion que no le habia visto hasta entonces. La mirada era dura, acusadora.

– Esto no puede ser verdad. ?No lo entiendes? ?Que motivos tenia? Harry nos ha dicho que era inocente. Sally nos ha dicho que no habias entendido nada.

– ?Que dices?

– Theo, digo que tu los viste haciendo el amor, viste a tu preciosa e inmaculada Barbara en brazos de Cliff Morton, y la escena te impresiono todo lo que puede impresionar una escena de tal naturaleza a un nino que todavia no ha alcanzado la adolescencia. Lo que viste te resultaba insoportable, por lo que fuiste corriendo a casa y cogiste el arma. Un arma que sabias usar. Despues te encaramaste al desvan del granero y disparaste contra Cliff Morton.

16

Supongo que no le sorprendera saber que me levante y sali del comedor del hotel llamado La Cura Anual, pague la cuenta, saque del coche la mochila de Alice Ashenfelter, la deje en el vestibulo y desapareci en el coche.

Supongo que si algun otro conductor se hubiera cruzado aquella tarde conmigo en la A4 o hubiera tratado simplemente de mantenerse en el centro de la calzada, habria habido sangre en la carretera. No se trataba solamente de que yo estaba furioso, sino de que en mi memoria habia como una nube carmesi.

Habia llegado a Chippenham cuando toda la rabia que llevaba dentro empezo a remitir. Pese a que habia presentido el peligro, lo habia ignorado solo porque la chica era rubia, tenia diecinueve anos y estaba dispuesta a meterse en mi cama.

Me habia dejado engatusar.

Ya era demasiado tarde para correr como un loco por la A4. Tratar de escapar era una ilusion. Alice estaba plenamente convencida de que yo habia matado a su padre y la chica ahora iba en busca de sangre. Poco importaba que, cuando ocurrieron los hechos, yo tuviera nueve anos. Me habia tocado la china.

Tenia una ligera idea de como habia arreglado las cosas. Habia ido corriendo a ver a su periodista favorito, Digby Watmore. Al News on Sunday no le hacian falta pruebas contundentes. Me meterian en el asunto por simple alusion. Fotos del craneo, un Colt 45 y yo… y, en algun lugar de la parte inferior de la pagina, Alice, seductora pero sentimental, diria en un titular: «Yo encontre el arma con la que se cometio el asesinato en casa del Dr. Sinclair».

De acuerdo con el procedimiento adoptado por la justicia britanica para resguardar el orden y mantener su dignidad, seguiria un largo periodo de pesquisas, primeramente extraoficiales y mas adelante sin prisas, en el curso del cual las cosas pasarian de la policia a los abogados y de estos a los politicos. Siguiendola misma pauta, la universidad me iria despojando sistematicamente de mis responsabilidades: una tutoria aqui, un puesto en el comite alli, y me iria cargando, en cambio, con misiones fuera del recinto de la universidad a expensas de clases para graduados, hasta que mi posicion se haria insostenible. Con suavidad, pero de manera inexorable, acabarian poniendome de patitas en la calle.

Habia que hacer algo con Alice.

Era preciso ser practico.

A las nueve ya habia llegado a casa. La primera accion practica fue servirme un whisky reparador y bebermelo de un trago. Despues me dirigi al estante del vestibulo donde dejaba las facturas y la correspondencia inutil y cogi algo que habia dejado en el horas antes, la tarjeta de visita de Digby Watmore, la cual me confirmo algo que recordaba a medias, a saber, que aquel gordo periodista era un colaborador local del periodico. Me acerque tarjeta en mano al telefono y lo llame.

Digby estaba en casa. Si, se acordaba de mi. No, no tenia ningun inconveniente en tomar una copa conmigo. Si, podia trasladarse a Pangbourne en media hora. Se encontraria conmigo en el bar del Cooper Inn.

Teniendo en cuenta que las ultimas palabras que yo le habia dirigido habian sido de lo mas ofensivo, habia que admitir que o bien se trataba de un hombre magnanimo o que era un verdadero profesional.

El Cooper Inn esta en Egon Ronay, un sitio agradable y bien decorado, aunque excesivamente lujoso para gentes de la calana de Digby; sin embargo, yo no estaba dispuesto a que lo vieran conmigo en el pueblo donde yo vivia. Me estaba esperando en el interior del local, con su impermeable azul y su sombrero verde y le brillaban los ojillos ante la esperanza de lo que le aguardaba. Toda su persona emanaba un leve olor a sudor. Habia que reconocer, con todo, que para tratarse de un peso pesado, se las habia arreglado muy bien para llegar antes que yo.

No se reparten premios a los que adivinen que Digby era un bebedor de cerveza. Recogi dos pintas en el mostrador y las lleve hasta la mesa mas apartada del mismo.

Como era natural, el hombre estaba deseoso de saber como habiamos pasado el dia Alice y yo.

Admiti que habiamos estado en Somerset. ?Por que negarlo? Una de las razones que me habian llevado a aquel lugar era la posibilidad de dar mi version de los hechos antes de que nadie se me pudiera anticipar.

Digby, con aire nostalgico, exclamo:

– Y ahora que hablamos de los anos de guerra… ?Se acuerda de las Land Girls? En cierta ocasion sali con una. Es increible los musculos que tenia.

Y a continuacion, como si acabara de ocurrirsele la pregunta en aquel momento, pregunto:

– ?Ha visto a algun conocido?

– A Bernard, el hijo, pero no nos ha invitado a entrar en su casa.

– Asi pues, los Lockwood siguen viviendo en el mismo sitio…

– Parece ser que si, aunque no hemos podido ver a los viejos.

– ?Que lastima! Estoy seguro de que le habrian recibido con los brazos abiertos. ?Que aspecto tenia la casa?

– Parecia mas pequena… y hoy estaba todo embarrado.

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