Le di mi palabra y pienso cumplirla.
– Comprendo. -Sir Jeffrey asintio, y entonces fue el quien esbozo una sonrisa-. Su padre estaria orgulloso de usted.
– Gracias, sir Jeffrey. Significa mucho para mi que lo diga usted.
– Es la verdad. La mayoria de los padres desean tener hijos varones que los sucedan y demuestren ser dignos de su herencia material. Pero Gardiner fue obsequiado con mucha mayor generosidad, puesto que usted no le va a la zaga en valor, intrepidez y lealtad, y ademas auna inteligencia y belleza, una combinacion no muy frecuente.
– Se lo agradezco -replico Sarah, agachando un poco la cabeza con timidez. Espero hasta que el criado le retiro la silla y se levanto de la mesa-. Buenas noches, sir Jeffrey.
– Buenas noches, Sarah, que descanse… sin que la importunen las sombras del pasado.
– Eso estaria bien -contesto la joven.
Luego dio media vuelta y salio del comedor. Oyo el suspiro que sir Jeffrey solto al volver a sentarse a la mesa y como le pedia whisky escoces y tabaco al criado.
Lamentaba profundamente causarle problemas a Jeffrey Hull, que no solo era un buen amigo suyo, sino que tambien lo habia sido de su padre, con quien estudio en Oxford. Habria preferido visitarlo por motivos mas alegres o haberlo recibido en Kincaid Manor. Pero lo que habia pasado, ya habia pasado; el tiempo no iba marcha atras y trabajaba en su contra…
Esta de pie en la orilla.
Aunque lleva un camison fino y el agua fria que murmura a sus pies le llega hasta los tobillos, no tiene frio. En el fondo sabe que no se encuentra realmente en ese sitio, pero, aun asi, se deja fascinar por la majestuosidad del arido paisaje: montanas altas con cumbres peladas y cubiertas de nieve; bosques con arboles tenidos de otono y rocas solitarias.
Sarah no sabria decir si amanece o anochece. El sol, que se alza sobre el horizonte como un resplandeciente disco amarillo, ha transformado el cielo en un mar de color anaranjado, entremezclado con azul y lila, a traves del cual relucen las estrellas. Sin conocer la situacion de los puntos cardinales es imposible determinar si aquel impresionante espectaculo en el firmamento marca el colofon del viejo dia o el comienzo de uno nuevo, si supone un final o un nuevo principio.
Se levanta un viento que sopla en sus cabellos y le tira del camison… Trae consigo voces. Sonidos quejumbrosos cargados de dolor y de pena…
Sarah mira a su alrededor, buscando el origen de las voces, y se da cuenta de que no esta sola en la orilla del rio. Una procesion, que tan pronto parece estar cerca como lejos, se mueve sobre el amplio lecho de guijarros de la corriente. Delante van cuatro guerreros, figuras gigantescas armadas con largas lanzas y que llevan cascos adornados con crines de caballo. Les siguen seis hombres que portan un feretro con un cadaver. A continuacion, una comitiva de duelo que rinde el ultimo homenaje al muerto.
Sarah observa con el corazon encogido como la comitiva llega a la orilla y los portadores dejan en el suelo el feretro. Uno de los guerreros se adelanta y pronuncia unas palabras en una lengua extrana que Sarah no comprende. Luego toca el cuerno, y el sonido hueco y escalofriante retumba en el valle. El viento parece amainar momentaneamente y sobre el agua se levanta una niebla blanca que se extiende hacia la orilla en forma de vapores densos.
Los enlutados se han reunido alrededor del cadaver y lo preparan para su ultimo viaje. Desde donde esta, Sarah no puede ver que hacen exactamente, pero es obvio que proceden con suma gravedad y cuidado. Finalmente, acaban su trabajo y retroceden.
Un silencio total se impone.
Los sonidos quejumbrosos han enmudecido, incluso el viento ha cesado. La niebla, que ya ha alcanzado la orilla y es cada vez mas densa, parece haberlo ahuyentado.
Tan subitamente como han aparecido, los enlutados se retiran. Se dan la vuelta en silencio, se alejan de la orilla y pronto estan a punto de desaparecer en la niebla. Han dejado atras el feretro con el cadaver.
Sin poder explicarse el motivo, Sarah siente de repente curiosidad. Quiere ver quien es el muerto que, siguiendo una antigua costumbre, ha sido llevado a la orilla del rio del mas alla para emprender el viaje hacia el reino de los muertos. Se pone en movimiento con cautela y le da la impresion de que se desliza sobre los guijarros que bordean el rio. Poco despues llega hasta el feretro.
El muerto es un hombre de unos treinta y cinco anos. Su semblante orgulloso sigue pareciendo agraciado y hermoso incluso en la muerte, y Sarah se pregunta inconscientemente quien debia de ser. Tiene la boca entreabierta. En la penumbra, Sarah ve brillar algo entre los dientes impecables: una moneda, sin duda, que le han puesto en la boca para pagar al barquero por el viaje al reino de los muertos.
Sarah se estremece y no sabe si es a causa del frio o de la presencia del muerto. Intenta convencerse desesperadamente de que la historia del Estigia, el rio de los muertos, y del barquero Caronte tiene su origen en una antigua supersticion, cuando oye de repente un chapoteo a sus espaldas.
Espantada, se da la vuelta y, a traves de la niebla densa, distingue una barca que se acerca por el rio. De pie, en la popa, se alza una figura altisima, gigantesca, que gobierna la embarcacion con una vara larga. En la penumbra no se puede apreciar nada mas de aquella silueta, pero Sarah sabe a quien tiene delante.
?Caronte!
El barquero del reino de los muertos…
El horror se apodera de ella. Reprimiendo un grito en los labios, se da la vuelta dispuesta a emprender la huida, pero no lo consigue. Porque cuando su mirada se detiene por segunda vez en los rasgos del muerto, agraciados y hermosos aun estando inanimados, el terror la paraliza.
El muerto es… ?Kamal!
– ?Kamal!
Su propio grito ronco le devolvio la conciencia a Sarah y le hizo comprender que lo que habia visto solo era un espejismo, el engendro de un duende de las pesadillas que la habia perseguido en sus suenos.
Con todo, no consiguio tranquilizarse.
Se sento en la cama. Respiraba entrecortadamente, jadeando. El camison se le pegaba, frio y humedo, al cuerpo, pero no lo habia empapado la niebla, sino su propio sudor. Aun la estremecia el terror, por mucho que su intelecto intentara tranquilizarla y le dejara bien claro que nada de lo que habia visto era real.
No obstante, se pregunto por que aquel sueno le habia parecido tan real, tan definitivo. ?Por que habia tenido la sensacion de percibir la tristeza en su propio cuerpo y tambien el halo gelido de la muerte?
Sarah estaba acostumbrada a tener suenos.
La habian perseguido desde nina, y desde la muerte de su padre parecia como si las compuertas de su alma se hubieran abierto y todo lo que habia estado oculto en lo mas profundo de su ser saliera a la luz con una fuerza brutal. Sarah siempre habia supuesto que esos suenos estaban relacionados con la epoca oscura, aquel periodo de su temprana infancia que no podia recordar, pero en esos suenos nunca habia percibido mas que siluetas borrosas o impresiones fugaces. Nunca antes un sueno habia tenido semejante nitidez, y Sarah se pregunto a que se deberia. Ademas, le daba que pensar el hecho de que, ultimamente, habia tenido menos suenos relacionados con la epoca oscura, cosa que habia atribuido a la proximidad y a la influencia tranquilizadora de Kamal.
?Que significado tenia entonces el hecho de que sonara con mayor intensidad que antes? ?El hecho de que lo que veia en suenos pareciera tan real que incluso la perseguia al