hondo para tranquilizarse. En vez de hacer algo por salvar a Kamal, se veia obligada a presenciar la rivalidad entre unos pavos reales que se hinchaban y desplegaban la cola con vanidad, y a perder un tiempo precioso con ello. Aquella feria de las vanidades duraba demasiado para su gusto.
Ella necesitaba resultados…
– Caballeros, ?como describirian el estado de Kamal en estos momentos? -se hizo oir con energia.
Los dos hombres interrumpieron la disputa y la miraron con los ojos muy abiertos.
– Bueno -comento el doctor Markin, tras recuperarse de la sorpresa que le provoco haber sido interrumpido por una mujer-, puesto que el corazon, la circulacion de la sangre y los pulmones parecen funcionar correctamente, de momento no cabe temer por su vida… Eso suponiendo que consigamos suministrarle suficiente alimento y, aun mas importante, liquidos.
– ?Y como lo lograra? -pregunto Teague.
– Hay maneras -dijo Billings, convencido-. En Newgate, a menudo tenemos presos que creen que deben protestar contra las condiciones de su arresto, que ellos consideran inhumanas, y se declaran en huelga de hambre. En esos casos utilizamos un metodo simple, pero eficaz, que tambien podriamos aplicar aqui: mediante una bomba de vacio, compuesta por dos cilindros de vidrio y una manguera de caucho, introducimos una papilla directamente en el estomago del presidiario sin que el pueda hacer nada por evitarlo.
– Un procedimiento cruel y humillante -no pudo por menos que censurar sir Jeffrey.
La idea de que tuvieran que alimentar por la fuerza a su amado tambien le produjo escalofrios a Sarah.
– Si ese es el unico medio para mantener con vida a Kamal, lo aplicaremos -dijo, sin embargo, con voz firme.
– Bien, pero la alimentacion del paciente no es el unico problema - objeto el doctor Cranston-. Si, como supongo, debemos atribuir su estado a una actividad cerebral reducida, su situacion es sumamente inestable y puede cambiar en poco tiempo.
– ?En cuanto tiempo? -inquirio Sarah, aunque temia la respuesta-. ?De que estamos hablando? ?De semanas? ?Dias?
– Probablemente… Tal vez horas -respondio Cranston, y a Sarah no le paso por alto la mirada severa que sir Jeffrey dedicaba al medico.
– En cualquier caso, el tiempo trabaja en nuestra contra, ?cierto? - pregunto Sarah mientras acariciaba carinosamente la frente de Kamal y le secaba las perlas de sudor. De nuevo recordo que pocos dias antes habia estado en sus brazos, que se habian amado y habian deseado que la noche no acabara jamas y que el nuevo dia no llegara nunca.
Un deseo que se habia frustrado subitamente…
Las lagrimas volvian a estar a punto de brotar en sus ojos, y esta vez no pudo evitarlo del todo. Una lagrima se deslizo por su mejilla derecha mientras sujetaba la mano inerte de su amado y recordaba el juramento que le habia prestado, la promesa de no abandonarlo jamas.
– Jamas -dijo en voz baja.
Por infimas que fueran las perspectivas de exito y por muy vagas que fueran las tesis que el doctor Cranston y sus colegas habian formulado, habia algo que reforzaba su creencia de que los medicos podian estar en lo cierto. Porque, aunque nadie creia en su teoria de los cuatro intrusos, Sarah sabia lo que habia visto y lo que habia sentido, y no albergaba la menor duda de que ellos eran los causantes del estado de Kamal, ni se hacia ilusiones en lo tocante al motivo de tal acto. Si aquellos hombres hubieran querido matar a Kamal, podrian haberlo hecho. Pero seguia con vida, y no por casualidad, sino porque sus verdugos asi lo habian querido. Estaba clarisimo que perseguian un objetivo determinado, y ese objetivo no era Kamal, sino ella…
Sarah recordo que se habia defendido con unas y dientes contra la sospecha que habia apuntado Kamal de que su detencion podia haber sido instigada por aquel poder ominoso al que el solia llamar «herederos de Meheret» y que ya habia aparecido dos veces en la vida de la joven y habia causado estragos en ella. Lo ocurrido llevaba la firma de la organizacion, que era experta en conseguir de manera extraordinariamente artera que sus objetivos se convirtieran en los objetivos de otros y en obligar a Sarah a hacer cosas que no queria hacer, igual que le ocurrio a su padre. Fuera quien fuera el que tiraba de los hilos en la sombra, una vez mas demostraba ser un verdadero maestro de la manipulacion y de la intriga, y Sarah tuvo la inefable sensacion de haber caido en sus redes.
Partiendo de esa conclusion, solo cabian dos posibilidades. O bien se retiraba, abandonaba a Kamal a su suerte y de ese modo evitaba volver a convertirse en el juguete de aquella organizacion, cuya ansia de poder y de influencia habria eclipsado incluso a Bonaparte, o bien emprendia la busqueda de una medicina para Kamal y, con ello, aun en contra de sus propias convicciones, volvia a convertirse en complice de los conspiradores, fuera cual fuese su siniestro objetivo.
Sarah sabia perfectamente que le habria aconsejado Kamal. Su amado habria considerado sin duda insoportable que, por su causa, ella volviera a enfrentarse a su Nemesis, a la pesadilla que la perseguia desde la muerte de su padre. Pero Kamal no estaba alli para convencerla. Vagaba en tierra de nadie, en algun lugar entre la vida y la muerte, y Sarah tenia que decidir sola. Sin embargo, la decision estaba mas que madurada, la habia tomado en el momento en que le dio a Kamal su palabra de no abandonarlo.
La idea de que se movia en un terreno peligroso, de que la esperaban horrores aun peores que los que habia dejado atras, de que estaria trabajando para el enemigo desconocido y probablemente haria lo que se esperaba de ella, de que tal vez causaria aun mas desgracia… Todos esos pensamientos le vinieron a la mente, pero ella los aparto. Ningun reparo, por importante que fuera, podia contrarrestar su amor por Kamal. Esta vez, y no seria ni la unica ni la ultima vez en su vida, decidiria con el corazon.
Sarah era arqueologa y cientifica, pero tambien era una mujer y haria todo lo posible por salvar la vida del hombre al que amaba, fueran cuales fueran las consecuencias. Durante los dos anos anteriores habia renunciado a muchas cosas y habia sufrido muchas perdidas… Esta vez solo pensaria en ella y en su felicidad…
– Esta decidido -anuncio con voz queda.
– ?Esta decidido? -Sir Jeffrey la miro interrogativo-. ?Habia algo que decidir?
– Por supuesto -confirmo Sarah-. Hare todo lo posible por salvar a Kamal y emprendere la busqueda del antidoto.
– ?El antidoto? -Cranston abrio mucho los ojos-. Pero ya le he dicho que no se si hay…
– Lo hay, creame -lo interrumpio Sarah con voz firme-. Y espera a ser descubierto.
– ?Donde? -pregunto sir Jeffrey, asombrado.
En el semblante de los otros hombres tambien se reflejaba la sorpresa.
– No lo se -respondio Sarah con sinceridad-, pero lo encontrare.
– Querida -intervino el doctor Teague con cierta displicencia-, si no sabe si tal remedio existe realmente ni donde debe buscar…, ?como puede estar tan segura?
– Porque se lo preguntare a alguien que me dara informacion - contesto Sarah.
– ?A quien? -pregunto sir Jeffrey, cuyo semblante preocupado daba a entender que intuia la respuesta.
– Caballeros, ya me disculparan -replico Sarah mirandolos-, pero no he consultado al medico adecuado…