fragmentos de una vasija antigua…
Un buen trecho por delante de ella, la figura gigantesca se dispuso a torcer por un callejon, y en ese momento se volvio por primera vez.
Sarah no estaba preparada para ello, pero reacciono a la velocidad del rayo. Con gran presencia de animo, busco cobijo detras de una hilera de toneles llenos de agua de lluvia que alguien habia abandonado alli. La mirada escrutadora que examinaba la callejuela desde la oscuridad de la capucha no alcanzo a verla. Sarah respiro tranquila. Sin embargo, cuando se disponia a abandonar su escondite, una mano descamada y huesuda la agarro del brazo.
– ?Adonde vas tan deprisa, preciosa…?
Un grito ahogado escapo de su garganta al darse cuenta de que no estaba sola. En la tenebrosidad impenetrable que imperaba entre los toneles se agazapaba una figura andrajosa que por lo visto se habia instalado a vivir alli. Sentado debajo de una lona impermeable que habia extendido entre los toneles, se protegia de la lluvia y, como una arana en su red, parecia al acecho de cualquier victima desprevenida que se extraviara por las proximidades…
– ?Que? ?No quieres quedarte conmigo?
La voz, terriblemente ronca y de la que era imposible decir si pertenecia a un hombre o a una mujer, estallo en una risita maliciosa, y Sarah creyo reconocer por un instante un rostro alargado, enmarcado entre unos pocos mechones de cabello que caian desde una cabeza por lo demas calva. Unos ojos grandes y con profundas ojeras, en los que brillaba el placer de matar, miraban desde la oscuridad, y Sarah hizo lo unico que se le ocurrio: golpear.
Con el puno derecho cerrado aporreo el brazo que la agarraba, pero este siguio sujetandola con fuerza, como si de un tornillo de banco se tratara, e intento arrastrarla hacia la oscuridad. Las risitas fueron a mas y, de repente, otra mano salio de la penumbra, agarro a Sarah por el cuello y apreto.
– Ven, carino. Ven…
Sarah seguia sin poder asegurar si su verdugo era hombre o mujer. No obstante, era incuestionable que aquella voz pertenecia a una persona lo suficientemente desesperada para asesinar a alguien a sangre fria. La joven intento apartar aquella mano de su cuello, pero solo logro cosechar una carcajada burlona.
Entonces se acordo del revolver…
Intento meter en el abrigo la mano que tenia libre, pero no pudo porque llevaba la ropa empapada a causa de la lluvia. El maleante, fuera quien fuese, solto una risa aun mas estentorea y apreto con mas fuerza, de modo que Sarah apenas podia respirar. Sus movimientos se volvieron atolondrados e imprecisos, y procuro sin exito asir la culata del arma.
Empezaba a ver puntitos oscuros. Le dolian los pulmones y las fuerzas estaban a punto de abandonarla. Las carcajadas de su verdugo penetraban en sus oidos y, durante unos segundos que parecieron eternos, temio que aquello seria lo ultimo que oiria en este mundo… Entonces, con su mano derecha temblorosa encontro por fin la pistolera, asio la culata del revolver y lo empuno.
Las risotadas enmudecieron de golpe y se transformaron en un jadeo de espanto; simultaneamente, ceso la presion en el cuello de Sarah. La joven cogio aire con dificultad y noto que al instante recuperaba el animo, aunque seguia sin ver nada mas que puntitos centelleantes que no paraban de moverse con desorden.
– ?Largo! ?Esfumate! -mascullo, apuntando el canon del revolver hacia donde suponia que estaba su enemigo.
Acto seguido, la segunda mano tambien desaparecio y algo se replego entre los toneles lanzando un gemido de terror: algo que no tenia piernas, sino que, como Sarah creyo distinguir a pesar de tener la vision mermada, se movia apoyandose sobre los brazos.
La pretension de mandarle un balazo al canalla se esfumo al instante.
Estremecida, Sarah se puso en pie como buenamente pudo, reculo tambaleandose y se apoyo de espaldas en la pared de una casa. Permanecio alli arrimada, respirando con dificultad bajo la lluvia torrencial, y quedo calada hasta los huesos. Miro angustiada a su alrededor y constato agradecida que su vista mejoraba. Seguia sosteniendo con ambas manos el Colt cargado.
Cuando ya nada se movia en su entorno y estuvo segura de que no estaba expuesta a otro ataque, recordo el motivo de aquella excursion nocturna. Despues de dar una vuelta sobre si misma para asegurarse de que nadie la seguia, prosiguio su camino por la callejuela. Sin embargo, no se veia ni rastro del Golem por ninguna parte.
Sarah se acordo de que la misteriosa criatura se disponia a torcer por un callejon lateral y decidio seguir en esa direccion. La calleja, un pasaje corto y estrecho, pasaba por debajo de un arco de piedra y conducia a un patio trasero repleto de porqueria. En el lado opuesto habia otro pasaje que Sarah tomo y que desembocaba en una callejuela un poco mas ancha.
Hasta alli parecia obvio cual era el camino que habia seguido el Golem. Pero ?hacia donde se habia dirigido despues?
Sarah miro en todas direcciones. No pasaba nadie a quien poder preguntar; por lo tanto, tendria que confiar en su instinto. Le vinieron a la mente las palabras del rabino, que habia hablado de una «habitacion sin entrada» donde el Golem se escondia y que nadie podia encontrar si no queria ser encontrada…
Se mordio los labios y ya empezaba a tacharse de necia por haber perdido de vista su objetivo y haber desaprovechado una ocasion unica…
… cuando se dio cuenta de algo.
A medida que sus ojos se acostumbraban a la escasa luz, le parecio distinguir, mas alla de la oscuridad y de la cortina de agua, un muro en el lateral izquierdo del callejon.
Efectivamente.
El muro tenia la altura de un hombre y estaba desconchado en muchas partes, de manera que provocaba una impresion miserable. Al otro lado no se divisaba ninguna casa. Por lo tanto, seguramente no se trataba de un patio particular. Sarah recordo las palabras del joven Gustav Meyrink y penso que mas bien tenia delante los muros del cementerio judio.
?Se habria retirado alli el Golem?
A Sarah le parecio que esa era la opcion acertada. Con los brazos cruzados a la altura del pecho y la mano empunando el revolver por debajo del abrigo para que la lluvia no estropeara el arma, siguio el trazado del muro hasta llegar a una verja oxidada. A esas horas deberia estar cerrada, pero una de las dos alas estaba abierta y, en el camino de tierra lleno de pisadas que conducia al cementerio, Sarah distinguio unas huellas de un tamano desmesurado y tan recientes que la lluvia aun no las habia borrado.
Lina sonrisa triunfal se dibujo en su semblante. Habia recuperado el rastro del Golem…
Sarah cruzo la verja y entro en el viejo cementerio que, bajo la espesa lluvia, se presentaba como un mar de lapidas de distintas formas, estrechas
Sarah tuvo que esperar a que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad para poder distinguir algo. Luego se apresuro a seguir el rastro. Habia que darse prisa o la lluvia eliminaria las huellas. Inclinada hacia delante para no perder de vista el rastro a pesar de la mala visibilidad, Sarah se deslizo por el cementerio en plena noche. Se detuvo varias veces, alli donde la lluvia habia hecho ilegibles las huellas, pero consiguio volver a encontrarlas y pudo seguirlas. Y, subitamente, el rastro cambio.
En vez de avanzar como habia hecho hasta entonces, el encapuchado parecia haberse quedado quieto y, a juzgar por la profundidad de las huellas, habia permanecido alli un buen rato.