Sarah se incorporo y se quedo petrificada al ver en la oscuridad el contorno de una gran lapida.
Entonces recordo que llevaba cerillas en el bolsillo del abrigo. Suponiendo que la lluvia no las hubiera empapado, le proporcionarian claridad al menos durante un momento. Guardo el revolver en la pistolera. Saco unas cuantas cerillas y probo suerte, con exito. Saltaron unas chispas azuladas y consiguio mantener una pequena llama que irradio suficiente luz para arrancar de la oscuridad la lapida y la inscripcion.
El sepulcro estaba muy trabajado, lo cual indicaba que alli yacia una personalidad importante. Las piedrecitas que alguien habia colocado encima en senal de estima tambien sugerian esa conclusion. Aunque Sarah no supo descifrar los caracteres hebreos de la lapida, intuyo de que tumba se trataba: la de Judah Low, el rabino que, segun la leyenda, habia dado vida al Golem hacia mas de trescientos anos.
?Habia ido alli la criatura para permanecer unos instantes junto a la tumba de su creador?
En aquel preciso momento se apago la cerilla y Sarah volvio a estar rodeada de oscuridad. Sintio un ligero escalofrio y, a pesar de que habia que darse prisa, no pudo evitar agacharse, coger una piedra del suelo y depositarla tambien sobre la tumba. Mientras lo hacia, deseo encarecidamente que el milagro del Golem pudiera ayudar tambien a Kamal.
Un crujido la arranco subitamente de sus pensamientos.
– ?Quien anda ahi?
Se volvio rapidamente, empunando de nuevo el revolver.
No tenia tiempo de encender otra cerilla. Sarah se quedo alli, sin aliento y con el corazon en un puno, viendo las tumbas que se perfilaban como bocetos amenazadores bajo la lluvia y, por primera vez desde que se habia adentrado en el viejo cementerio, sintio miedo.
– ?Hay alguien ahi?
Trago saliva, notaba la boca seca. Miro aqui y alla, angustiada, casi esperando que una sombra gigantesca se abalanzara sobre ella, pero no ocurrio nada parecido. Al contrario, de repente se encendio una luz en la oscuridad.
Sarah se sobresalto al vislumbrar a unos cincuenta metros de distancia un brillo macilento que traspasaba debilmente la lluvia: la luz de una lampara de petroleo que salia por la ventana cuadrada de una cabana que se encontraba en un extremo del camposanto.
La casa del guarda…
La claridad se atenuo de repente, pero no porque la lampara se hubiera apagado, sino porque una gran sombra se habia puesto delante y la habia oscurecido un momento.
?El Golem!
Sarah renuncio a la idea de encender otra cerilla. A paso ligero, tan deprisa como le permitia el terreno accidentado y ablandado por la lluvia, bajo a toda prisa por el camino que llevaba a la cabana. La inquietante sombra habia vuelto a desaparecer, pero Sarah estaba segura de haber encontrado por fin lo que buscaba. El miedo habia pasado a un segundo plano en beneficio del espiritu investigador que una vez mas se habia apoderado de ella y al que la esperanza de salvar a Kamal daba alas…
Corrio velozmente bajo la lluvia torrencial. Teniendo en cuenta las bajas temperaturas, deberia haber estado helada, pero no notaba ni el frio ni la ropa empapada. Mientras avanzaba, saco el revolver. Un instante despues llegaba a la cabana, construida junto al muro del cementerio.
Se metio debajo del alero del tejado. Con la espalda pegada a la pared, se acerco a una ventana y miro dentro con cautela.
Habia una mesa sencilla, encima de la cual estaba el farol, y dos sillas. En el suelo, un arca con una jofaina de hojalata abollada encima; enfrente, un austero catre. Finalmente, una estufa de hierro fundido con un tubo de hojalata que atravesaba el techo.
Del gigante, ni rastro.
?Se habia escondido adrede?
?Sospechaba que lo habia seguido?
Para combatir el nerviosismo se obligo a respirar pausada y regularmente. Agazapada debajo de la ventana, se deslizo hacia la entrada. La puerta solo estaba entornada, un calor reconfortante salia por ella…
Sarah dudo un momento, luego hizo de tripas corazon. Se oyo un ligero clic cuando amartillo el revolver para poder abrir fuego si hacia falta, y luego se acerco a la puerta carcomida, que se abrio ruidosamente y le dejo via libre. Sarah tuvo que agachar la cabeza para cruzar el umbral de poca altura y entro en la cabana. Examino los cuatro rincones de aquella misera morada apuntando con el canon del arma, hasta que estuvo segura de que realmente no habia nadie dentro. Pero ?donde diantre se habia metido el gigante? ?No habia visto su sombra hacia un momento?
Sarah miro extranada a su alrededor, examino las paredes sin adornos y el fragil entablado que gemia con sus pisadas. Su mirada se poso en un pequeno charco que se habia formado en el suelo delante del arca. Lo primero que penso fue que el tejado probablemente tenia goteras por donde entraba el agua de la lluvia, pero una mirada al techo no corroboro esa suposicion. Por muy vieja que fuera la cabana, la cubierta de madera cumplia diligentemente su funcion. ?De donde salia pues el agua?
Sarah paso a la siguiente idea y echo un vistazo a la jofaina de hojalata que habia encima del arca y cuyo esmalte habia saltado en algunos puntos. El interior del recipiente estaba mojado, lo cual permitia concluir que el agua del suelo habia estado antes alli, pero ?como habia ido a parar al entarimado?
En el fondo, solo habia una respuesta posible: alguien habia abierto el arca y habia hecho caer la jofaina.
Sarah agarro la tapa con una mano e intento levantarla, pero no se movio ni un dedo. Se vio obligada a dejar el revolver y a intentarlo con las dos manos, pero la tapa del arca siguio sin moverse. El hecho de que no se viera ningun cerrojo ni nada semejante tenia que significar que habia un mecanismo oculto.
Examino la tapa y, luego, las distintas caras del arca, pero no logro descubrir nada sospechoso. Despues de buscar en vano y de empezar a tacharse de necia por haber tenido una idea tan desacertada, su mirada se poso de nuevo en la jofaina… y tiro de ella en un ultimo intento poco entusiasta.
El resultado fue asombroso.
El recipiente de hojalata, que no estaba colocado sobre el arca como parecia a simple vista, sino que estaba fijado en ella, se inclino hacia delante con un ruido seco mecanico y, al cabo de un instante, la tapa del arca se abrio dejando oir el roce de las cadenas de un polispasto oculto. Desconcertada, Sarah dio un paso atras antes de inclinarse con curiosidad para echar un vistazo al interior de la misteriosa caja. Y se llevo otra sorpresa.
El arca no tenia fondo ni era lo que parecia; se trataba mas bien de la entrada a un pozo rectangular que penetraba verticalmente en una oscuridad insondable de la que emergian unos vapores malolientes que le hicieron arrugar la nariz.
?Por alli habia desaparecido el gigante!
Sopeso por un instante la idea de ir a buscar ayuda. Pero ?a quien podia dirigirse a esas horas y con semejante tiempo de perros? Habria dado cualquier cosa por tener a su lado a Hingis o a Cranston, pero sus companeros no estaban alli y no le quedaba mas remedio que arriesgarse y explorar el terreno desconocido…
Empuno el revolver con decision y se acerco a la mesa para coger la lampara. Equipada de este modo, entro en el arca y descendio por la escalera de mano hacia el misterioso fondo.
El hedor aumentaba con cada peldano que bajaba. Asimismo, Sarah