ADN, perfil psicologico. Para mi es como un hobby -anadio con cierta timidez mientras acababa de meter los papeles en el maletin-. Y tambien casos historicos, como Jack el Destripador o el doctor Crippen. Creo que me equivoque de vocacion. Tenia que haber hecho patologia forense. -Gordon cerro el maletin y les dirigio un rapido saludo mientras iba hacia la puerta-. Bueno, gracias. Les deseo la mejor de las suertes para resolver este caso.

La puerta de la sala se cerro tras el con un chirrido.

Kincaid y Gemma se miraron hasta que rompieron a reir.

– ?Quien lo iba a pensar? -dijo Gemma.

– Es como ver a Maggie Thatcher desnudandose -anadio Kincaid, sin dejar de reir mientras seguian a Gordon hacia fuera de la sala.

El pasillo estaba vacio, el unico sonido era el crujido de sus zapatos sobre el linoleo. Tanto Margaret Bellamy como Felicity Howarth habian desaparecido.

– No tenian ganas de quedarse a charlar, ?eh? Y eso que las has convocado a las… -Gemma echo un vistazo al reloj-… once en punto.

– No es precisamente una ocasion para hacer sociedad -dijo el mientras le abria la puerta a Gemma y salian a la gris manana londinense. Kincaid, distraidamente, la cogio del brazo cuando un taxi paso de largo y los rocio de agua sucia-. Me da la impresion de que voy a dirigir una farsa con un reparto desganado. «La lectura del testamento» -pronuncio con tono sepulcral-. Quizas ha sido una idea absurda, pero… -se detuvo cuando llego al Midget y abrio la puerta de Gemma-. Tengo poder como albacea de Jasmine para informar a los beneficiarios de la forma que quiera. Y si voy a hacerlo, me gustaria que estuvieses conmigo; tu puedes observar mientras yo dirijo la accion.

***

Sid fue directamente hacia Gemma, ronroneando y enroscando su cuerpo negro y lustroso en torno a sus tobillos hasta que ella tuvo que detenerse para no caer encima.

– ?Bruja! -le dijo Kincaid al gato con amargura-, pero si soy yo quien te da de comer.

– Lo has cuidado bien-. Gemma se arrodillo para acariciar al gato. -Se ha recuperado completamente.

Kincaid encendio las lamparas de Jasmine y acababa de abrir los estores cuando sono la primera llamada en la puerta. Theo Dent, el comandante y Felicity Howarth llegaban juntos envueltos en un silencio incomodo, como tres extranos en un ascensor. Kincaid les dio la bienvenida, y acababa de cerrar la puerta y de recoger sus abrigos, cuando una segunda llamada anuncio mas llegadas. Dejo pasar a Margaret Bellamy, sin aliento y bastante mas despeinada que en la sala de justicia, y detras de ella, para alegria de Kincaid, a Roger Leveson-Gower. Kincaid cruzo una mirada con Gemma, al otro lado de la estancia, y estuvieron de acuerdo en que cinco personas mostraran tanta puntualidad era decididamente antinatural. Debian estar realmente impacientes.

– ?El correo de Su Majestad no funciona -dijo Roger, apropiandose inmediatamente del centro del escenario- para que haya tenido que causar tantas molestias a todo el mundo? ?O es que tiene usted una inclinacion dictatorial?

Kincaid sonrio.

– No recuerdo haberle invitado a usted.

Roger paso un brazo de propietario sobre los hombros de Margaret y ella parecio encogerse en cuanto la toco.

– Alguien tenia que asegurarse de que no enganen a Margaret.

– Y quien mejor que usted…

– Por supuesto -dijo Roger, y la indirecta le paso por encima de la cabeza; o mas bien, delante del ego, penso Kincaid con malicia.

Haciendo caso omiso de Roger, se volvio hacia el resto del grupo. Felicity habia cogido una de las sillas de comedor y se habia sentado en su habitual postura erguida; sin embargo, algo en la inclinacion de su cabeza anunciaba desanimo. El comandante la imito y se sento a su vez, luego se puso a dar vueltas a la gorra entre sus manos, con los ojos azules fijos en la cara de Kincaid. Theo se quedo de pie, solo, tocandose los tirantes nerviosamente con los pulgares.

Kincaid se dirigio a todos ellos.

– No nos llevara mucho rato. Siento mucho haberles causado molestias. Se que consideran que esto es muy melodramatico, pero me parece lo mas practico para abordar este tema. -Hizo una pausa para asegurarse de que todos estuvieran atentos-. Y me parecia que el proposito de Jasmine hubiera sido reunirles de una forma mas personal. Una carta llega por correo… -se encogio de hombros- y es como si hubieran ganado las quinielas. Esto no es un regalo anonimo. Jasmine penso con mucho cuidado sobre lo que queria hacer por cada uno de ustedes. En cierto modo, se trata de su ultima comunicacion. -Kincaid trago saliva al notar un nudo en la garganta. No habia ensayado lo que diria y sus palabras lo pillaron por sorpresa, asi como la finalidad que conllevaban.

Los ojos de Meg se llenaron de lagrimas y se solto del brazo de Roger. Kincaid empezo por dirigirse a ella, pero vacilo y se volvio hacia Theo.

– Jasmine no te ha dejado un legado en efectivo, Theo, pero ha dispuesto liquidar la hipoteca de la tienda. Tambien te ha hecho beneficiario de un buen seguro de vida. -Las emociones fluyeron por el rostro redondo de Theo: la decepcion, algo de alivio, y finalmente, la consternacion, como si no supiera si habia sido beneficiado o castigado.

– Meg, aparte de un par de donaciones menores, Jasmine te deja el grueso de su herencia, que incluye el valor de este piso, las inversiones en bolsa y los bonos.

Roger apreto los labios y parpadeo, pero no logro disimular el placer que le ilumino el rostro. Meg en cambio parecia mas desgraciada que nunca.

– Senora Howarth y comandante Keith -prosiguio Kincaid-, Jasmine les ha dejado a cada uno mil libras, como «reconocimiento por su amistad», y tambien ha hecho un donativo a la RSPCA *. Creo que esto es todo. Tengo una copia para cada uno de ustedes. -Senalo el monton de papeles que habia dispuesto en la mesa del comedor-. Si tienen la…

– No es justo. -Felicity se habia puesto tan blanca como la blusa que llevaba debajo de la chaqueta gris marengo, y sacudio la cabeza vehemente de un lado a otro-. No puedo aceptarlo. Cuidarla era mi trabajo, no me esperaba…

– Ni yo. -El comandante se puso en pie, arrugando su gorra de tweed entre los dedos romos-. No me parece bien. Que se nos fuera tan pronto ya es…, pero sacar provecho de su muerte… -Se interrumpio, miro a su alrededor como si alguien pudiera darle las palabras para seguir, luego dijo-: Perdonen. -Se volvio bruscamente y salio por la puerta.

En el silencio que se hizo a continuacion, Kincaid oyo como se extinguia la vibracion del portazo.

Meg dio un paso hacia la puerta.

– Pero ?nadie puede hacer algo? ?Hablar con el? Seguro que Jasmine no queria que se lo tomara tan… Solo queria agradecerle su amabilidad.

– No seas boba. -El desden de Roger era evidente-. Estoy seguro de que se le pasara muy pronto.

Kincaid se dirigio a Felicity.

– No se si puede rechazar el donativo legalmente. Tendra que hablarlo con el abogado de Jasmine. Desde luego tiene la prerrogativa de emplear el dinero como quiera, donarlo en beneficencia, si se siente mas comoda.

– Nada hara que me sienta comoda. Sencillamente, no lo acepto.

El creciente tono de voz de Felicity era la primera grieta que Kincaid veia en su conducta profesional.

Meg se arrodillo delante de su silla y la miro con seriedad.

– Jasmine hablaba mucho de lo buena que eras con ella y cuanto valoraba tu sinceridad. «No se anda con pamplinas», decia. -Sonriendo al recordar, Meg continuo-: eso le gustaba. Eras la unica persona en quien podia confiar y que le decia las cosas tal como estaban. La mayoria le fallabamos. Es mas facil fingir que todo va a resolverse. -Meg se apoyo en los talones y aparto la vista, deteniendola en la tela de su vestido-. Incluso cuando hablaba de suicidarse, yo no me lo acababa de creer, no me parecia real. Era como una pelicula o una obra de teatro. -Miro a todos, menos a Roger-. ?Lo entienden?

– Si -dijo Theo. Habia dejado de sobarse nerviosamente los tirantes mientras escuchaba a Meg, y ahora se

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