– Pues permitame terminar. Lo que pase entre usted y los amigos de Pavel no es asunto mio. Pero si tambien ha perdido usted los estribos con Matryosha y ha sido desconsiderado con ella, eso no lo pienso tolerar.
– El amigo del que ella le ha hablado es Nechaev, Nechaev en persona, nada menos. ?Se lo ha dicho ella? Nechaev, un fugitivo de la justicia, estuvo hoy aqui, en su vivienda. ?Me va a echar la culpa por haber estado enojado con ella, teniendo en cuenta que ella lo dejo entrar y se puso ademas de parte de… ese farsante, ese hipocrita, y en contra de mi?
– Sin embargo, ?usted no tiene ningun derecho a perder los estribos con ella! ?Como iba a saber ella que Nechaev es una mala persona? ?Como iba a saberlo yo? Usted dice que es un farsante. ?Y usted? ?Que me dice de su propia conducta? ?Actua en todo momento de todo corazon? Yo no lo creo.
– No puede decirlo en serio. Yo actuo de todo corazon, se lo aseguro. Es posible que hace tiempo no lo hiciera, pero ahora si, se lo aseguro. Esa es la verdad.
– ?Ahora? ?Y por que le ha dado por ahi, asi tan de repente? ?Por que iba yo a creerle? ?Por que iba usted mismo a creer lo que dice?
– Porque no deseo que Pavel sienta verguenza de mi.
– ?Pavel? Pavel no tiene nada que ver con todo esto.
– No quiero que Pavel se averguence de su padre, ahora que puede verlo todo. Eso es lo que ha cambiado: ahora si existe una medida de todas las cosas, incluida la verdad, y esa medida no es otra que Pavel. En cuanto a que haya perdido los estribos con Matryona, de veras que lo siento, lo lamento, y le pedire disculpas. De todos modos, como usted bien sabra -extiende los brazos en cruz-, yo a Matryona no le caigo nada bien.
– Ella no entiende que esta haciendo usted aqui, eso es todo. Si entendio por que vivia Pavel con nosotras; hemos tenido otros estudiantes antes que el, pero un inquilino ya mayor como usted no es lo mismo. Y a mi tambien me lo esta poniendo dificil, si quiere que le diga la verdad. No pretendo echarlo de cualquier manera, Fiodor Mijailovich, pero debo reconocer que senti un gran alivio cuando usted anuncio que hoy se marchaba. Durante cuatro anos, Matryona y yo hemos llevado una vida muy apacible. Ninguno de nuestros inquilinos ha tenido permiso para alterar nuestra vida. Ahora, desde que murio Pavel, la vida no ha sido mas que un continuo tumulto, y eso no es bueno para una nina. Matryona no estaria hoy enferma si el ambiente que reina en la casa no fuera tan imprevisible. Lo que dice el medico es la pura verdad: esta excitada, y esa excitacion la convierte en una nina vulnerable.
El espera a que ella llegue al meollo del asunto: que Matryona es consciente de lo que esta ocurriendo entre su madre y el, y que se ha vuelto mas posesiva, por ser victima de un frenesi de celos. Pero le da la impresion de que ella aun no esta dispuesta a sacar esta cuestion a relucir.
– Siento mucho la confusion, siento mucho todas las perturbaciones que pueda haber causado. Me ha sido imposible marcharme hoy, tal como habia previsto. No le comentare las razones, porque no tienen ninguna importancia. Aun me quedare otro dia mas, dos a lo sumo, hasta que reciba algun dinero de mis amigos. Entonces le pagare lo que le debo y me ire.
– ?A Dresde?
– A Dresde o a otra pension. Todavia no lo se.
– Muy bien, Fiodor Mijailovich. En cuanto al dinero, pongamos las cuentas claras, y cuanto antes mejor. No tengo ningunas ganas de estar en la larga lista de personas a las que usted debe dinero.
Hay en su enojo algo que el no entiende. Nunca le habia hablado de forma tan hiriente.
Se sienta de inmediato a escribir a Maykov. «Le sorprendera saber, querido Apollon Grigorevich, que todavia me encuentro en Petersburgo. Espero que sea esta la ultima vez en que por causas de fuerza mayor necesito apelar a su inmensa amabilidad. Lo cierto es que me encuentro en tal aprieto que, a menos que empene el abrigo, no dispongo de medios para pagar lo que debo por alojamiento, y no digo ya nada del regreso junto a mi familia. Con doscientos rublos me sacaria usted de esta.»
A su esposa tambien le escribe: «Cometi la imperdonable estupidez de consentir que un amigo de Pavel me convenciera de que le prestara dinero. Maykov tendra que acudir una vez mas a rescatarme. En cuanto cumpla con mis obligaciones, enviare un telegrama».
Asi pues, una vez mas recae el peso de la culpa sobre el generoso corazon de Fedya. Pero la verdad es que Fedya no tiene generoso el corazon. El corazon de Fedya…
Alguien llama con vehemencia a la puerta de la vivienda. Antes de que Anna Sergeyevna tenga tiempo de abrir, el se pone a su lado de un salto.
– Debe de ser la policia -susurra. Solo la policia vendria con la hora que es. Dejeme, yo me ocupo de ellos. Quedese con Matryona. Lo mejor es que no interroguen a la nina.
Abre la puerta: se encuentra con la finesa, flanqueada por dos policias de uniforme azul. Uno es un oficial.
– ?Es este? pregunta el oficial.
La finesa asiente.
El se aparta y los deja entrar; antes entra la finesa, a empellones. A el le pasma el cambio que ha dado su apariencia. Tiene la cara blanca como el papel, se mueve como una marioneta cuyas extremidades estuvieran sujetas por sendos hilos.
– ?Podemos pasar a mi cuarto? -dice el-. Ahi al lado hay una nina enferma a la que no conviene molestar.
El oficial cruza la vivienda a grandes zancadas y corre la cortina de un tiron. Anna Sergeyevna esta inclinada sobre su hija, con gesto protector. Se da la vuelta bruscamente, con una mirada fulminante.
– ?Dejenos en paz! -sisea. Despacio, el oficial vuelve a dejar la cortina como estaba.
Los hace pasar a su cuarto. En el modo en que arrastra los pies la finesa, piensa que hay algo conocido. Luego lo ve: lleva grilletes en los tobillos.
El oficial inspecciona la hornacina y la fotografia.
– ?Quien es ese?
– Mi hijo.
Hay algo raro en la hornacina, algo que ha cambiado sustancialmente. Se le hiela la sangre en las venas cuando reconoce de que se trata.
Comienza entonces el interrogatorio.
– ?Ha estado hoy aqui un hombre llamado Sergei Gennadevich Nechaev?
– Si, aqui ha estado una persona de la que sospecho que es Nechaev, aunque no se presenta con ese nombre.
– ?Que nombre es el que usa?
– Un nombre de mujer; de hecho, iba disfrazado de mujer. Llevaba un abrigo oscuro sobre un vestido azul oscuro.
– ?Y a que se debe que esa persona viniera a verlo a usted?
– Vino a pedirme dinero.
– ?Solo por eso?
– Solamente por eso, al menos que yo sepa. No soy amigo suyo.
– ?Le dio usted el dinero?
– Me negue. No obstante, se llevo el dinero que tenia sin que yo se lo pudiera impedir.
– ?Esta usted diciendo que le ha robado?
– Se llevo el dinero en contra de mis deseos. No me parecio prudente intentar recuperarlo. Si le parece conveniente, puede afirmar que fue un robo.
– ?Cuanto dinero se llevo?
– Unos treinta rublos.
– ?Y que mas ocurrio?
Decide arriesgarse y mirar a la finesa. Le tiemblan los labios sin que emita ningun sonido. Lo que le hayan hecho durante el tiempo que ha pasado en sus manos ha transformado su porte por completo. Ahi de pie, parece un animal en el matadero, esperando a que le caiga el hacha sobre la cerviz.
– Hablamos de mi hijo. Nechaev era en cierto modo amigo de mi hijo, por eso conocia esta casa. Mi hijo se hospedaba aqui. De no ser por eso, no hubiese venido nunca.
– ?Que quiere decir con eso de que «no hubiese venido nunca»? ?Esta insinuando que el contaba con ver a su hijo, y no a usted?