Mathias, por su parte, no escucho ni uno de los cumplidos que le hizo Antoine. Sus pensamientos estaban en otra parte. Le quedaba todavia arreglar un detalle importante con la amiga de Yvonne. Entonces, podria organizarse su sabado.

Sentada en el mostrador, Enya revisaba, boligrafo en mano, las paginas de las ofertas de empleo. Yvonne le sirvio un cafe y le pidio que le prestara atencion durante un momento. La joven cerro su diario. Yvonne necesitaba que Enya le hiciera un favor.

– ?Me echaras una mano hoy en el restaurante? Te pagare, por supuesto.

Enya se dirigio al vestidor.

– Eres tu la que me hace un favor -dijo ella.

Enya, que sabia donde estaba el vestidor, fue enseguida a ponerse un delantal y se dispuso a poner los cubiertos en la sala. Por primera vez en muchos anos, Yvonne pudo al fin pasarse toda la manana en su cocina. En cuanto se abrio la puerta del establecimiento, abandono los fogones para descubrir que Enya habia tomado, si no servido, los pedidos. La joven manejaba la cafetera con destreza, abria y cerraba rapidamente la nevera como una verdadera profesional. Al final del servicio, Yvonne habia tomado su decision. Enya tenia todas las aptitudes requeridas para reemplazarla el sabado. Era amable con los clientes, sabia poner en su lugar, sin armar un escandalo, a los que carecian de cortesia y, para colmo, incluso habia conseguido desviar la atencion de McKenzie, que, por otra parte, tampoco parecia estar en su mejor forma. Mathias, que habia ido a tomarse un cafe, habia hablado con la joven camarera. Estaba seguro de haberla conocido ya en otra ocasion. Yvonne le dijo en un aparte que, si intentaba seducirla, estaba un poco anticuado, porque ya en sus tiempos los hombres abusaban de unas excusas tan tontas como esas para entablar conversacion. Mathias ' juro por su honor” que ese no era su caso, estaba seguro de haber conocido a Enya.

Ella lo interrumpio para mostrarle la hora que senalaban las agujas del reloj. Habia quedado dentro de muy poco con Daniele. Mathias se volvio a la libreria.

De su pasado como directora, Daniele habia conservado un aspecto autoritario y una distincion incontestable. Entro en la libreria, sacudio su paraguas, cogio una revista del estante de los periodicos y decidio observar a Mathias antes de presentarse. Era el metodo que habia aplicado durante toda su carrera. Al inicio de curso, estudiaba las actitudes de los padres en el patio de su escuela y, a menudo, aprendia mas sobre ellos asi que escuchandolos en las reuniones de padres de alumnos. Como ella siempre decia: «La vida no ofrece nunca una segunda oportunidad de formarse una primera opinion». Cuando considero que era suficiente, se presento a Mathias y le anuncio que la habia enviado Yvonne. Este llevo a Daniele a la trastienda para responder a todas las preguntas que ella queria hacerle.

Si, Emily y Louis eran adorables y muy educados… No, ninguno tenia problemas con la autoridad parental. Si, era la primera vez que llamaba a una canguro… Antoine era contrario a ello… ?Quien era Antoine? ?Su mejor amigo!, y el padrino de Emily. Si, mama trabajaba en Paris… Y si, era lamentable que estuvieran separados, por los ninos, desde luego; pero lo importante era que no estuvieran faltos de amor… No, tampoco estaban muy mimados… Si, eran buenos alumnos, muy estudiosos. La profesora de Emily creia que era, sobre todo, buena en matematicas… ?La de Louis? Por desgracia, se habia perdido la ultima reunion en la escuela… No, no habia llegado tarde, pero un nino se habia subido a un arbol y el habia tenido que socorrerlo… Si, extrana historia, pero nadie habia salido herido y eso era lo esencial… No, los ninos no seguian ningun regimen particular; si, comian dulces, pero en cantidades razonables. Emily iba a clases de guitarra… No habia de que preocuparse… No ensayaba los sabados.

Al ver que Mathias se mordia las unas, a Daniele le resulto dificil conservar su seriedad. Ya lo habia torturado suficiente, tenia material para bromear con Yvonne durante un buen rato cuando le contara esa entrevista, tal y como se habian prometido.

– ?Por que se rie usted? -pregunto Mathias.

– Pues no se si me rio por su intento de justificar lo de las golosinas o por su historia del arbol. Bueno, basta de bobadas; como Louis es el pequeno de Antoine, me imagino que su hija es Emily. ?Me equivoco?

– ?Conoce usted a Antoine? -pregunto Mathias aterrorizado.

– Soy una de las tres mejores amigas de Yvonne, y de vez en cuando hablamos de ustedes; asi que si, conozco a Antoine, pero estese tranquilo, ?soy una tumba!

Mathias abordo la cuestion de los honorarios, pero el placer de pasar el dia con Emily y Louis era bastante para Daniele. Para la antigua directora de escuela, no tener nietos pequenos era algo que estaba dispuesta a perdonarle a su hijo.

Mathias podria aprovechar su sabado con toda tranquilidad.

Daniele sabria que hacer con ese dia tan emocionante. ?Emocionante?… Tal vez Mathias tenia una idea para hacerlo inolvidable.

A la antigua directora de escuela le parecio una idea extraordinaria. Inculcar a los ninos algunas nociones de historia sobre los sitios que iban a visitar durante sus vacaciones le parecia muy juicioso. Conocia bien Gran Bretana y habia visitado varias veces las Highlands, pero ?que entendia exactamente Mathias por clases de fantasmas? Mathias se dirigio a un estante para coger varios libros de tapa dura: Leyendas de los Tartanos, Los lagos encantados, Tiny MacTimid, Los pequenos fantasmas viajan a Escocia.

– Con todo esto, usted lo sabra todo -dijo al dejar la pila frente a ella.

La acompano hasta la puerta de la libreria.

– ?Regalo de la casa! Y sobre todo, no se olvide del pequeno control escrito al final del dia.

Daniele salio a la calle hasta arriba de paquetes y se cruzo con Antoine.

– ?Has tenido una buena venta! -grito Antoine al entrar en la libreria.

– ?Que puedo hacer por ti? -pregunto Antoine en un tono inocente.

– Manana me voy al amanecer. ?Tienes programado el dia con los ninos?

– Todo esta en orden -respondio Mathias.

Por la tarde, a Mathias le costo quedarse quieto en su sitio a la hora de cenar. Bajo el pretexto de coger un jersey -«Hace frio en esta casa, ?no?»-, fue a leer un mensaje de texto de Audrey: «Tengo trabajo todo el fin de semana en la sala de montaje». Mas tarde, al volver a su habitacion -«?No es su despertador lo que se oye arriba?»-, supo que debia volver a montar todas las secuencias de su escapada londinense: «Mi tecnico se esta tirando de los pelos, todas las tomas estan mal encuadradas». Y diez minutos despues, encerrado en el bano, hizo participe a Audrey de su asombro: «?Te juro que en el visor de la camara todo estaba bien!».

El servicio de la tarde se acababa. Yvonne solto un gran suspiro al cerrar la puerta tras la salida de los ultimos clientes. Detras de la barra, Enya lavaba los vasos.

– Hemos tenido una buena tarde, ?no? -pregunto la joven camarera.

– Treinta cubiertos, no esta mal para un viernes por la tarde. ?Queda algo de los platos del dia?

– Se ha acabado todo.

– Entonces ha sido una buena tarde. Te las arreglaras muy bien manana -dijo Yvonne mientras recogia los cubiertos de la sala.

– ?Manana?

– Me tomo el dia libre, te confio el restaurante.

– ?De verdad?

– No pongas los vasos de pie en este estante, vibran cuando la cafetera esta en marcha. Encontraras cambio en el cajon de la caja registradora. Manana por la tarde, subete la recaudacion a tu habitacion; no me gusta dejarla aqui, nunca se sabe.

– ?Por que confia tanto en mi?

– ?Por que no habria de hacerlo? -dijo Yvonne mientras barria el suelo.

La joven se acerco para quitarle la escoba de las manos.

– Los interruptores estan detras de ti. Voy a acostarme.

Yvonne subio las escaleras y entro en su habitacion. Se aseo rapidamente y se acomodo en la cama. Bajo las sabanas, escuchaba los ruidos de la sala. Enya acababa de romper un vaso. Yvonne sonrio y apago la luz.

Antoine se metio en la cama a la misma hora que los ninos. La noche seria corta. Mathias, por su parte, se encerro en su habitacion y continuo intercambiando mensajes con Audrey. Hacia las once, ella le aviso de que bajaba a la cafeteria. El local estaba en el sotano, asi que no tendria cobertura. Le dijo tambien que tenia unas ganas locas de estar entre sus brazos. Mathias abrio el armario y dejo todas sus camisas sobre la cama. Despues de varias pruebas, escogio una blanca de cuello italiano, la que mejor le quedaba.

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