castillo de Candor era magnifico.

– ?Que te pareceria conocer San Francisco el ano que viene? -pregunto Antoine cuando ya estaban de nuevo en la carretera.

– Las hamburguesas no me van -respondio Mathias.

– Tampoco a mi el haggis, y aqui estoy.

– Bueno, vale, ya veremos el ano que viene. ?No puedes ir mas rapido?

Al dia siguiente, se fueron al sur e hicieron una larga parada a orillas del lago Ness. Mathias aposto cien libras esterlinas a que Antoine no seria capaz de meter un pie en el lago, y gano la apuesta.

El viernes por la manana, las vacaciones se acababan ya. En el aeropuerto de Edimburgo, Mathias bombardeo a Audrey con mensajes. Envio uno escondido detras de un quiosco de periodicos; otros dos, desde los lavabos donde habia tenido que volver para recoger una bolsa olvidada al pie del lavabo; un cuarto, mientras Antoine pasaba por el arco de seguridad; un quinto, a sus espaldas mientras bajaban por la pasarela que llevaba al avion; y el ultimo, mientras Antoine guardaba los abrigos de los ninos en los compartimentos de equipajes. Audrey estaba contenta por su vuelta, tenia unas ganas locas de verlo e iria de visita pronto.

En el avion que los llevaba, Antoine y Mathias discutieron, como a la ida, para no sentarse junto a la ventanilla.

A Antoine no le gustaba quedarse arrinconado al fondo de la fila, y Mathias le recordaba que tenia vertigo.

– Nadie tiene vertigo en un avion, eso lo sabe todo el mundo -gruno Antoine a la vez que se sentaba de mala gana.

– Cuando miro el ala, yo si lo tengo.

– Pues no la mires. De todas maneras, ?que interes tiene mirar un ala? ?Tienes miedo de que se despegue?

– No tengo miedo en absoluto. Tu eres el que teme que se caiga el ala, y por eso no te quieres sentar junto a la ventanilla. ?Quien se aprieta los punos cuando hay turbulencias?

De vuelta en Londres, Emily resumio perfectamente la amistad que ligaba a los dos hombres. Le confio a su diario intimo que Antoine y Mathias eran iguales pero muy diferentes, y esa vez, Louis no anadio nada al margen.

Capitulo 15

En el despacho del director de informacion, aquel viernes por la manana, Audrey recibio una noticia que la volvio loca de alegria. La redaccion de la cadena, satisfecha por su trabajo, habia decidido otorgar mas importancia a su tema. Para completar su reportaje, deberia ir a la ciudad de Ashford, donde se habia instalado una parte de la comunidad francesa. Lo mejor para realizar las entrevistas seria encontrarse con las familias el sabado al mediodia a la salida de la escuela. Audrey aprovecharia tambien para volver a grabar algunas imagenes inutilizables a causa de una historia que el director de informacion no entendia en absoluto. Durante toda su carrera, nunca habia oido hablar de «un visor de camara que no encuadraba los planos», pero siempre habia una primera vez para todo. Un camara profesional se reuniria con ella en Londres. Apenas tenia tiempo de ir a casa a hacer la maleta, ya que su tren salia en tres horas.

La puerta se habia abierto, pero Mathias no habia salido de la trastienda; a aquella hora de la manana, muchas personas que esperaban que llegara la hora del final de la jornada escolar entraban en su local a hojear una revista y volvian a irse unos minutos mas tarde sin comprar nada. No obstante, al oir una voz ligeramente ronca que preguntaba si tenia el Lagarde y Michard, dejo caer su libro y se precipito hacia la libreria.

Se miraban, los dos sorprendidos por la felicidad de verse; para Mathias, la sorpresa era total. La cogio entre sus brazos, y esa vez fue ella la que casi sintio vertigo. ?Durante cuanto tiempo iba a estar alli?… ?Para que hablar de su partida si acababa de llegar?… Porque el tiempo sin verla le habia parecido muy largo… Cuatro dias alli, iba a ser muy corto… Tenia la piel suave, tenia ganas de ella… Ella tenia en el bolsillo de su impermeable la llave del apartamento de Brick Lane… Si, encontraria un modo para dejar a su hija a buen cuidado. Antoine se ocuparia de ello… ?Antoine?… Un amigo con el que se habia ido de vacaciones. Pero ya habian hablado bastante. Estaba tan contento de verla, tenia tantas ganas de oir su voz… Ella tenia que confesarle algo, sentia un poco de verguenza; pero como le habia costado tanto contactar con el cuando estaba en Escocia… Le costaba decirlo… Habia acabado por creer que estaba casado, que le mentia. Todos aquellos mensajes que llegaban antes de la cena, y despues, los silencios durante las noches. Lo sentia. muchisimo, pero eso le pasaba por cicatrices que tenia del pasado… Desde luego que no estaba enfadado, al contrario, ahora estaba todo claro, era mucho mejor que las cosas se hubieran aclarado. Evidentemente, Antoine sabia lo suyo con ella, en Escocia no habia dejado de hablarle de ella. Y se moria de ganas de conocerla, tal vez no aquel fin de semana, porque tenian poco tiempo y solo queria estar con ella… Ella volveria a ultima hora de la noche, ahora tenia una cita en Pimlico con un camara que se llevaba a Ashford. Por desgracia, si, estaria fuera al dia siguiente, tal vez tambien el domingo; era verdad, al final solo les quedarian dos dias… Tenia que irse de verdad, llegaba tarde. No, no podia acompanarla a Ashford, la cadena habia exigido que la filmara un profesional… No tenia razon alguna para poner esa mala cara, su colega estaba casado y esperaba un nino… Tenia que dejarla irse, iba a perderse su cita… Tambien queria besarlo de nuevo. Se verian en el bar de Yvonne hacia las ocho.

Audrey se subio a un taxi, y Mathias se precipito al telefono. Antoine estaba reunido, pero se conformo con que McKenzie le avisara de que les diera la cena a los ninos y de que no lo esperara. No pasaba nada grave; un amigo parisino, de paso por Londres, le habia dado una sorpresa al entrar en su libreria. Su mujer acababa de abandonarlo y le pedia la custodia de los hijos. Su amigo estaba hecho polvo, e iba a intentar animarlo aquella noche. Habia pensado llevarlo a casa, pero no era una buena idea… por los ninos. McKenzie estaba de acuerdo en todo con Mathias, habria sido una muy mala idea. Sentia sinceramente lo del amigo de Mathias, que tristeza… Y, a proposito de los ninos, ?como lo llevaban los de su amigo?

– Bueno, escuche, McKenzie, se lo preguntare esta noche y le llamo manana para contarselo.

McKenzie carraspeo y prometio pasar el mensaje. Mathias fue el primero en colgar.

Audrey llego tarde a su cita. El camara escucho lo que se esperaba de el y pregunto si habia esperanzas de poder acabar el mismo dia.

Audrey tampoco tenia ganas de dormir en Ashford, pero el trabajo estaba antes que lo demas. Se citaron para la manana siguiente en el anden de la estacion para coger el primer tren.

De vuelta al barrio, fue a buscar a Mathias. Habia tres clientes en su libreria; desde la calle le indico que lo esperaria en el local de Yvonne.

Audrey se instalo en la barra.

– ?Le guardo una mesa? -pregunto la patrona.

Audrey no sabia si cenaria alli. Preferia esperar en el bar. Pidio una bebida. El restaurante estaba desierto, e Yvonne se acerco para conversar con ella y matar el tiempo.

– ?Usted es la periodista que investigaba sobre nosotros? -dijo Yvonne, levantandose-. ?Cuanto tiempo se va a quedar esta vez?

– Tan solo unos dias.

– Entonces, este fin de semana, sobre todo no se pierda la gran fiesta de las flores de Chelsea -dijo Sophie, que fue a sentarse a su lado.

El acontecimiento, que solo tenia lugar una vez al ano, presentaba las creaciones de los mejores horticultores del pais. Se podian ver y comprar nuevas variedades de rosas y orquideas.

– La vida parece muy dulce a este lado de la Mancha -dijo Audrey.

– Depende de para quien -respondio Ivonne-. Sin embargo, debo confesar que cuando uno encuentra su lugar en el barrio, ya no tiene ganas de salir.

Yvonne anadio, para gran alegria de Sophie, que al cabo del tiempo, las personas de Bute Street se habian convertido en una familia.

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