– ?Estabas trabajando en eso?
– Entre otras cosas.
– ?Me lo ensenas? -dijo Mathias mientras se quitaba el abrigo.
Antoine abrio la carpeta de dibujo y expuso los bocetos ante su amigo. Mathias se quedo extasiado.
– Va a quedar formidable. ?Que contenta se pondra Yvonne!
– Ya podra.
– ?Y sigues siendo tu quien costea las obras?
– No quiero que ella se entere, ?esta claro?
– ?Y saldra muy caro el proyecto?
– Si no cuento los honorarios de la agencia, digamos que invertire los beneficios de otras dos reformas.
– ?Y tienes los medios?
– No.
– Entonces, ?por que lo haces?
Antoine miro durante un rato a Mathias.
– Esta muy bien lo que has hecho esta noche, consolar a un amigo al que ha dejado su mujer, y mas ahora que sufres tanto por tu separacion.
Mathias no respondio nada, se inclino sobre los dibujos de Antoine y miro una ultima vez cual seria el nuevo aspecto de la sala.
– ?Cuantos asientos habra en total? -pregunto el.
– Los mismos que cubiertos, setenta y seis.
– ?Y cuanto valen las sillas?
– ?Por que? -pregunto Antoine.
– Porque quiero regalarselas.
– ?Te apetece ir a fumar un puro al jardin? -dijo Antoine, cogiendo a Mathias por el hombro.
– ?Has visto que hora es?
– No te pongas a repetir mis replicas. Es la mejor hora de todas, va a amanecer. ?Vamos?
Sentado en el suelo, Antoine saco dos Monte Cristo de su bolsillo. Olisqueo las capas antes de acercar uno a la llama de una cerilla. Cuando considero que el cigarro de Mathias estaba listo, lo corto, se lo ofrecio y se ocupo de preparar el suyo.
– ?Quien era ese amigo tuyo con problemas?
– Un tal David.
– No me suena -respondio Antoine.
– ?Estas seguro? Me asombras. ?Nunca te he hablado de David?
– ?Tienes brillo en los labios, Mathias! Sigue riendote en mi cara y vuelvo a construir la pared que separaba la casa.
Audrey durmio durante todo el trayecto. Al llegar a Ashford, el camara tuvo que sacudirla para despertarla antes de que el tren entrara en la estacion. No tuvieron ni un respiro en todo el dia, pero la relacion entre ellos fue cordial. Cuando le pidio que se quitara su echarpe porque le molestaba para enfocar, sintio unas ganas locas de lanzarse a su movil; pero el telefono de la libreria estaba siempre ocupado. Louis habia pasado gran parte del dia en la trastienda, sentado delante del ordenador. Enviaba correos electronicos a Africa, y Emily corregia las faltas de ortografia. Para ella, era una buena forma de calmar la impaciencia con la que se enfrentaba a cada hora, a causa de…
Por la tarde, en la mesa, anuncio la noticia. Su mama la habia llamado, llegaria avanzada la noche y se alojaria en el hotel que estaba al otro lado de Bute Street. Iria a buscarla manana por la manana. Seria un domingo genial, y lo pasarian las dos solas.
Cuando acabaron de cenar, Sophie se llevo aparte a Antoine y le propuso llevar a Louis a la fiesta de las flores de Chelsea. Su hijo tenia una gran necesidad de un momento de complicidad femenina. Cuando su padre estaba presente, se abria menos. Para Sophie, Louis era un libro abierto.
Conmovido, Antoine se lo agradecio. Y ademas, le convenia, asi aprovecharia para pasar el dia en la agencia y sacar adelante el trabajo atrasado. Mathias no decia nada. Despues de todo, cada uno se habia organizado su propio programa sin tenerlo en cuenta. ?El tambien tenia el suyo! A condicion, no obstante, de que Audrey regresara de Ashford. Su ultimo mensaje decia: «A lo peor, manana a media tarde».
Antoine se habia ido de casa en cuanto habia amanecido. Bute Street dormia todavia cuando entro en la agencia. Puso la cafetera en marcha, abrio de par en par las ventanas y se puso manos a la obra.
Tal y como habia prometido, Sophie paso a buscar a Louis a las ocho. El pequeno habia insistido en llevar su americana, y Mathias, que todavia estaba medio dormido, habia tenido que esforzarse para hacer bien el nudo de la pequena corbata. En la fiesta de las flores de Chelsea, habia ciertas costumbres, y era comun ir muy elegante. Sophie habia hecho reir a Emily a carcajadas cuando habia entrado en el salon con su gran sombrero. En cuanto Louis y Sophie se hubieron ido, Emily subio a prepararse. Ella tambien queria estar guapa. Se iba a poner un mono azul, zapatillas y su camiseta rosa; siempre que iba vestida asi, su madre decia que iba muy mona. Llamaron a la puerta, todavia le quedaba peinarse, asi que no le importo hacer esperar a su madre; despues de todo, ella llevaba dos meses esperandola.
Mathias, con el pelo alborotado, recibio a Valentine en pijama.
– ?Que sexy! -dijo ella al entrar.
– Pensaba que llegarias mas tarde.
– Estaba de pie a las seis, y desde entonces, he estado dando vueltas en la habitacion del hotel. ?Esta Emily despierta?
– Esta poniendose sus mejores galas, pero no te he dicho nada; debe de haberse cambiado por decima vez, no te imaginas como esta el cuarto de bano.
– Despues de todo, ha heredado dos o tres cosas de su padre -dijo riendo Valentine-. ?Me preparas un cafe?
Mathias se dirigio a la cocina y paso detras del mostrador.
– Es bonita vuestra casa -exclamo Valentine mientras miraba a su alrededor.
– Antoine tiene buen gusto. ?Por que te ries?
– Porque es lo que decias de mi a los amigos que venian a cenar a nuestra casa -dijo Valentine, sentandose en un taburete.
Mathias lleno la taza y la coloco delante de Valentine.
– ?Tienes azucar? -pregunto ella.
– No tomas -respondio Mathias.
Valentine recorrio la cocina con la mirada. Todo estaba bien ordenado en los estantes.
– Es formidable lo que habeis construido juntos.
– ?Te estas burlando? -pregunto Mathias a la vez que se servia un cafe.
– No, estoy sinceramente impresionada.
– Ya te lo he dicho, Antoine se ocupa de todo.
– Tal vez, pero aqui se respira felicidad, y tu debes de ser el responsable de ello.
– Digamos que hago lo que puedo.
– Tranquilizame, ?al menos discutis alguna vez?
– ?Antoine y yo? Jamas.
– Te he pedido que me tranquilizaras.
– Bueno, vale, un poco todos los dias.
– ?Crees que a Emily le queda mucho para estar lista?
– ?Que quieres que te diga? ?Despues de todo, esta nina ha heredado dos o tres cosas de su madre!
– No te puedes imaginar cuanto la echo de menos.
– Si puedo, la he echado de menos durante tres anos.
– ?Ella es feliz?
– Lo sabes bien, la llamas todos los dias.
Valentine se desperezo a la vez que bostezaba.
– ?Quieres otra taza? -pregunto Mathias, volviendose hacia la cafetera electrica.