Cuando llego a Clareville Grove, vio el taxi de Valentine desaparecer al doblar la esquina. Antoine y los ninos esperaban en el salon. Louis habia pasado un dia genial con Sophie. Emily estaba un poco melancolica, pero disfruto de toda la ternura del mundo en los brazos de su padre. Toda la noche la dedicaron a pegar las fotos de las vacaciones en los albumes. Mathias espero a que Antoine se hubiera acostado, llamo a la puerta de su habitacion y entro.

– Te voy a pedir que hagas una pequena excepcion a la regla numero dos: no me haras pregunta alguna y me diras que si.

Capitulo 17

Reinaba un silencio insolito en la casa. Los ninos revisaban sus deberes; Mathias ponia la mesa, y Antoine arreglaba la cocina. Emily dejo su libro en la mesa y recito en voz baja la pagina de historia que acababa de aprenderse de memoria. Al dudar en un parrafo, le dio un golpecito en el hombro a Louis, que estaba haciendo sin ganas su ejercicio.

– ?Quien venia justo despues de Enrique IV? -susurro ella.

– Ravaillac -respondio Antoine mientras abria el frigorifico.

– ?Ah, en absoluto! -dijo Louis con seguridad.

– Preguntale a Mathias y veras.

Los dos ninos intercambiaron una mirada complice y volvieron a concentrarse enseguida en sus cuadernos. Mathias dejo la botella de vino que acababa de descorchar y se acerco a Antoine.

– ?Que delicia nos has preparado para cenar? -pregunto con voz dulzona.

Empezaron a caer truenos, y una lluvia pesada empezo a golpear los cristales de la casa.

– ?Menudo chaparron! -dijo Antoine.

Mas tarde, Emily le confiaria a su diario intimo que el plato que mas detestaba su padre en el mundo entero era el gratinado de calabacin, y Louis anadiria al margen que, aquella tarde, su papa habia preparado, gratinado de calabacin.

Llamaron a la puerta. Mathias reviso por ultima vez su aspecto en el pequeno espejo de la entrada y le abrio la puerta a Audrey.

– Entra rapido, estas empapada.

Ella se quito el abrigo y se lo dio a Mathias. Antoine se ajusto el delantal y fue a recibirla tambien. Ella estaba irresistible con su vestido negro.

Habian colocado elegantemente cubiertos para tres. Mathias sirvio el gratinado, y empezaron una animada conversacion. Por deformacion profesional, Audrey tenia la costumbre de dirigir los debates; para no hablar de si misma, lo mejor era hacer muchas preguntas a los demas; esta estrategia resultaba mucho mas eficaz si tu interlocutor no reparaba en ella. Al final de la comida, Audrey se habia enterado de muchas cosas sobre la arquitectura; Antoine, por su parte, habria tenido dificultades para definir el oficio de periodista reportero independiente.

Cuando Audrey le pregunto sobre sus vacaciones en Escocia, Antoine se deleito ensenandole las fotos. Se levanto y cogio hasta tres albumes de la biblioteca antes de volver a sentarse tras acercar su silla.

Cada vez que pasaba una pagina, las anecdotas que contaba terminaban todas con una mirada a su mejor amigo y con un invariable: «?Eh, Mathias!».

Este ultimo luchaba por reprimir su irritacion, pues preferia permanecer en un segundo plano y no perturbar la complicidad que se habia establecido entre Antoine y Audrey.

Al final de la cena, Emily y Louis bajaron en pijama para dar las buenas noches. Fue imposible evitar que se quedaran en la mesa. Emily se sento junto a Audrey y enseguida tomo el relevo de Antoine. Asi, se aplico en el comentario de todas las fotos, en este caso de las que habian tomado haciendo deportes de invierno el ano anterior. En aquella epoca, explicaron Emily y Louis por turnos, papa y papa no vivian todavia juntos; pero todos pasaban juntos las vacaciones, excepto las de Navidad, en las que se veian cada dos anos, tal y como dijo la pequena.

Audrey hojeaba el tercer album; desde la cocina, Mathias no le quitaba ojo. Cuando su hija puso una mano sobre el brazo de Audrey, una sonrisa habia iluminado su rostro. Estaba seguro de ello.

– La cena era deliciosa -le dijo ella a Antoine.

El le dio las gracias y enseguida senalo una fotografia.

– Esta de aqui, la tomamos justo antes de que bajaran a Mathias de la pista en camilla. Ese de ahi, el de debajo de la capucha roja, soy yo. Los ninos no salen. De hecho, Mathias no tenia nada en absoluto, solo fue una gran caida.

Y como Mathias empezaba a morderse las unas, aprovecho para darle un ligero toque en la mano.

– Bueno, espero que no nos remontemos a las vacaciones de la guarderia -dijo Mathias exasperado, y volviendo a morderse las unas.

Entonces, Antoine le tiro de la manga.

– Espuma de tres chocolates con corteza de naranja -anuncio Antoine a media voz-. Normalmente, me piden la receta; pero hoy no se que ha pasado, se ha chafado -anadio el mientras la removia con el cucharon.

Miraba tan contrariado su preparacion, que Audrey intervino.

– ?Teneis hielo picado? -pregunto.

Mathias se levanto de nuevo y lleno un cuenco de cubitos de hielo.

– Esto es todo lo que tenemos.

Audrey envolvio los cubitos en su servilleta y le dio unos fuertes golpes sobre la mesa. Cuando la desplego, vieron una nieve espesa que enseguida incorporo a la espuma. Con algunas vueltas de espatula, el postre habia recobrado su consistencia.

– Y ya esta -dijo sirviendo a los ninos, bajo la mirada estupefacta de Antoine.

– ?El postre y a la cama! -dijo Mathias a Emily.

– ?Les habias prometido una pelicula! -se interpuso Antoine.

Emily y Louis se habian dirigido ya hacia el sofa del salon mientras Audrey continuaba sirviendo la espuma de chocolate.

– Para el, no demasiada -dijo Antoine-; no digiere bien por la noche.

Antoine no prestaba ninguna atencion a Mathias, que le lanzaba una mirada sombria. Echo hacia atras su silla para dejar pasar a Audrey.

– Dejenme ayudarlos -insistio cuando Antoine quiso quitarle los platos de las manos.

– Entonces, ?siempre has sido periodista? -prosiguio, afable, mientras abria el grifo del fregadero.

– Desde los cinco anos -respondio Audrey, riendo.

Mathias se levanto, cogio el pano de cocina de las manos de Audrey y le sugirio que fuera al salon. Ella se reunio con los ninos en el sofa. Cuando se alejo, Mathias se inclino sobre Antoine.

– Y tu, cretino, ?has sido siempre arquitecto?

Mientras seguia sin hacerle caso, Antoine se volvio para observar a Audrey. Emily y Louis se habian acurrucado contra ella; la inclinacion de sus cabezas anunciaba la llegada del sueno. Antoine y Mathias abandonaron enseguida la vajilla y el pano de cocina para ir a acostarlos.

Audrey los miro subir la escalera, llevando cada uno en sus brazos a su angelito de cara adormilada. Cuando llegaron al descansillo, ningun adulto vio el guino complice que acababan de intercambiar Louis y Emily.

Los dos padres volvieron a bajar unos minutos mas tarde. Audrey ya se habia vuelto a poner su impermeable y esperaba de pie en medio del salon.

– Me voy a casa, es tarde -dijo-. Muchas gracias por la velada.

Mathias descolgo su gabardina del perchero y anuncio a Antoine que la acompanaria.

– Estare encantada de que un dia me des la receta de la espuma -prosiguio Audrey, besando a Antoine en la mejilla.

Bajo los peldanos de la escalinata del brazo de Mathias, y Antoine volvio a cerrar la puerta de la casa.

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