Mathias tomo el mazo y repartio las cartas.

– Mira que envejeces mal, amiga mia -replico Daniele a Martine-. ?No se esta diciendo nada de hablar durante la partida, sino de dejarlo hablar! ?No ves que esta hecho polvo?

Martine reordeno sus cartas y cabeceo.

– Ah, vale, esto es diferente. Si debe hablar, entonces que hable. ?Que quieres que te diga!

Desplego un trio de ases y recogio la apuesta. Mathias cogio su vaso y lo bebio de un trago.

– ?Hay gente que hace dos horas de transporte publico todos los dias para ir a trabajar! -dijo hablando solo.

Las cuatro amigas se miraron sin decir una palabra.

– Paris solo esta a dos horas cuarenta -anadio Mathias.

– ?Vamos a calcular el tiempo del trayecto a todas las capitales europeas, o vamos a jugar al poquer? -se quejo Colette.

Daniele le dio un codazo para que se callara.

Mathias las miro alternativamente antes de retomar su letania.

– Sin embargo, es complicado cambiar de ciudad y volver a vivir en Paris.

– Es menos complicado que inmigrar de Polonia en 1934, si quieres mi opinion -rezongo Colette a la vez que tiraba una carta.

Esta vez fue Martine la que dio un codazo.

Yvonne reprendio a Mathias con la mirada.

– ?No parecia serlo tanto a comienzos de la primavera! -respondio vivamente.

– ?Por que dices eso? -pregunto Mathias.

– ?Me has entendido muy bien!

– En todo caso, nosotras no hemos entendido nada -prosiguieron a coro las tres colegas.

– No es la distancia fisica lo que echa a perder a una pareja, sino lo que se instala en su vida. Por eso has perdido a Valentine, no porque la hayas enganado. Ella te queria demasiado como para no acabar por perdonarte un dia. Pero tu estabas muy lejos de ella. Va siendo hora de que te decidas a crecer un poco, ?intenta hacerlo al menos antes de que tu hija sea mas madura que tu! ?Ahora callate, te toca jugar!

– Me parece que voy a abrir otra botella -anuncio Colette, dejando la mesa.

Mathias habia ahogado su tristeza en compania de las cuatro hermanas Dalton. Aquella noche, volviendo a subir la escalera de la casa, tuvo un verdadero sentimiento de vertigo.

Al dia siguiente, Antoine trajo a los ninos de la escuela antes de irse enseguida. Tenia mucho trabajo en la agencia por culpa de la obra de Yvonne. Y puesto que Mathias corria en el parque para cambiar de idea, Sophie acabo por cuidarlos durante dos horas. Emily se dijo que si su padre queria cambiar de idea, deberia haber elegido una mejor; ir a correr al parque no era muy astuto en su estado. Desde que su papa habia comido gratinado de calabacines, tenia un aspecto espantoso y su vertigo empeoraba. Y como esto duraba ya dos dias, debia de estar incubando algo.

Convino con Louis en no hacer comentario alguno. Con un poco de suerte, Sophie se quedaria a cenar, y cuando ella estaba alli, siempre era una buena noticia: delante de la tele con la cena en una bandeja, y acostarse tarde.

Precisamente aquella noche, Emily confio a su diario intimo que habia notado que algo no iba bien. En el momento en el que habia oido el ruido de la caida en la escalera, le habia dicho a Louis que habia que pedir enseguida ayuda, y Louis anadio al margen que la ayuda en cuestion era su papa.

Antoine esperaba yendo arriba y abajo por el pasillo del centro medico. La sala de espera estaba llena a reventar. Cada cual esperaba su turno, hojeando las revistas descantilladas y apiladas en una mesa baja. Inquieto como estaba, no tenia ganas de leer.

Al fin, el medico salio de la sala de reconocimiento y fue a su encuentro. Le rogo que hiciera el favor de seguirlo y lo llevo aparte.

– No hay ninguna contusion cerebral, solo un grueso hematoma en la frente, y las radiografias son completamente tranquilizadoras. Por prevencion, hemos hecho una ecografia. No se ve gran cosa, pero la mejor noticia que puedo darle es que el bebe esta bien.

Capitulo 18

La puerta del departamento se entreabrio. Sophie llevaba una blusa azul y las zapatillas que le habian hecho poner para los examenes.

– Ve a esperarme fuera -le dijo a Antoine.

Volvio a sentarse en las sillas, enfrente de recepcion. Cuando se reunio con el, no tenia muy buen aspecto.

– ?A que esperas para hablarme? -pregunto Antoine.

– ?Hablarte de que? No es una enfermedad.

– El padre ?es el tipo a quien escribo tus cartas? La cajera del dispensario hizo una sena a Sophie. La factura estaba mecanografiada, podia ir a abonarla.

– Estoy cansada, Antoine, ?pago y me llevas!.

La llave giro en la cerradura. Mathias puso su cartera en el taquillon. Instalado en la butaca de cuero, Antoine leia a la luz de la lampara del velador.

– Perdon. Es tarde, pero es que tenia un trabajo de locos.

– Hum.

– ?Que?

– Nada, tu tienes un trabajo de locos todas las noches.

– ?Pues si, tengo un trabajo de locos!

– Habla menos fuerte, Sophie duerme en el despacho.

– ?Has salido?

– ?De que hablas? Se ha puesto enferma.

– Ah, vaya, ?es grave?

– Ha vomitado y se ha desmayado.

– ?Ha comido de tu espuma de chocolate?

– Una mujer que vomita y que se desmaya, ?quieres los subtitulos?

– ?Oh, mierda! -dijo Mathias, dejandose caer en la butaca de enfrente.

Entrada la noche, Antoine y Mathias estaban cara a cara, sentados en la mesa de la cocina. Mathias todavia no habia cenado; Antoine saco una botella de vino tinto, una cesta y un plato de diferentes quesos.

– El siglo XXI es genial -dijo Mathias-. Uno se divorcia por una naderia, las mujeres tienen sus hijos con surferos de paso y despues dicen que nos encuentran menos seguros de nosotros mismos que antes.

– Si, y luego hay tambien hombres que viven en pareja, bajo el mismo techo. ?Vas a soltar todas las tonterias que se te ocurran?

– Va, pasame la mantequilla -pidio Mathias, preparandose una rebanada de pan.

Antoine descorcho la botella.

– Hay que ayudarla -dijo, sirviendose un vaso.

Mathias cogio la botella de manos de Antoine y se sirvio a su vez.

– ?Que piensas hacer? -pregunto.

– No hay padre… Voy a reconocer al nino.

– ?Y por que tu? -se sublevo Mathias.

– Por obligacion, y ademas, porque se lo he dicho primero.

– Ah, si, dos verdaderas buenas razones.

Mathias reflexiono unos instantes y bebio de un trago el vaso de Antoine.

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