– La necesitaria, no he descansado mucho esta noche.

– ?Llegaste tarde ayer?

– Razonablemente, pero he dormido muy poco. Estaba impaciente por ver a mi hija. ?Estas seguro de que no puedo subir a darle un beso? Es una tortura.

– Si quieres fastidiarle la sorpresa, ve; si no, aguantate y deja que baje. Ayer por la noche ya estaba preparando lo que se iba a poner.

– En todo caso, te veo en forma, incluso en albornoz -dijo Valentine a la vez que le acariciaba la mejilla a Mathias.

– Estoy bien.

Valentine jugueteaba con un azucarillo.

– He retomado la guitarra, ?sabes?

– Muy bien, siempre te dije que no deberias haberlo dejado

– Pensaba que ayer vendrias a verme al hotel. Sabias en que habitacion estaba.

– Eso no lo hare mas, Valentine.

– ?Has conocido a alguien?

Mathias asintio con la cabeza.

– ?Y es tan serio como para serle fiel? Entonces has cambiado de verdad. Tiene suerte.

Emily bajo por la escalera, cruzo el salon y salto a los brazos de su madre. Ambas se unieron en un torbellino de besos y abrazos. Mathias las miraba, y la sonrisa que se dibujo en la cara demostro que los anos que pasan no siempre borran los momentos escritos en pareja.

Valentine cogio a su hija de la mano. Mathias las acompano. Abrio la puerta de la casa, pero Emily habia olvidado su bolso en la habitacion. Mientras ella subia a buscarlo, Valentine la espero en el rellano.

– Te la traigo a eso de las seis, ?te parece bien?

– Organiza la excursion con tu hija como quieras, pero yo le corto los bordes al pan de molde; bueno, ahora que estas con ella, haz lo que te parezca mejor, pero ella lo prefiere sin corteza.

Valentine paso la mano por la mejilla de Mathias con ternura.

– Tranquilo, tanto ella como yo nos las apanaremos.

Y, aupandose por encima de su hombro, grito a Emily que se diera prisa.

– Apresurate, querida, estamos perdiendo tiempo.

Pero la pequena ya la cogia de la mano y se la llevaba a la calle.

Valentine volvio con Mathias y se acerco a su oreja.

– Me alegro por ti, te lo mereces, eres un hombre formidable.

Mathias se quedo unos instantes en el rellano, mirando como se alejaban Emily y Valentine por Clareville Grove.

Cuando volvio a entrar en la casa, su telefono movil sonaba. Lo busco por todas partes, sin encontrarlo. Finalmente, lo vio en el alfeizar de la ventana, descolgo justo a tiempo y reconocio inmediatamente la voz de Audrey.

– De dia -dijo ella con voz triste-, la fachada es todavia mas bella, y tu mujer es verdaderamente preciosa.

La joven periodista que se habia ido de Ashford al alba para darle una bonita sorpresa al hombre del que se habia enamorado cerro su telefono y dejo Clareville Grove.

Capitulo 16

En el taxi que la llevaba a Brick Lane, Audrey se decia que tal vez seria mejor no volver a amar, poder borrarlo todo, olvidar las promesas, rechazar ese veneno con sabor a traicion. ?Cuantos dias y noches serian necesarios para que cicatrizaran las heridas? Sobre todo, no tenia que pensar en los fines de semana venideros. Deberia volver a aprender a controlar los latidos de su corazon cuando se cree ver al otro a la vuelta de una esquina, no bajar los ojos porque una pareja se bese en un banco delante de ti y nunca mas esperar que el telefono suene.

Evitar imaginar la vida de aquel al que se ha amado. Por piedad, no verlo al cerrar lo ojos, no pensar en sus dias. Gritar que estas enfadado y que te han enganado.

?En que se convertira el tiempo de la ternura, de las manos que se cruzan al caminar juntos?

En el retrovisor, el chofer veia llorar a su pasajera.

– ?Esta usted bien, senora?

– No -respondio Audrey sollozando.

Ella le pidio que se parara; el taxi aparco a un lado. Audrey abrio la puerta y se lanzo, doblada en dos, sobre una barandilla. Y mientras sacaba toda su pena, el hombre que la llevaba apago el motor y, sin decir una palabra, le puso torpemente una mano en el hombro. El se limito a ofrecerle su compania. Cuando le parecio que lo peor habia pasado, volvio a su sitio tras el volante, detuvo el taximetro y la llevo a Brick Lane.

Mathias se habia puesto un pantalon, una camisa y el primer par de zapatillas que habia caido en sus manos. Habia corrido hasta Oid Brompton, pero habia llegado demasiado tarde. Llevaba dos horas deambulando por las calles de Brick Lane, que le parecian todas iguales. No era ni aquella, ni esta otra, ni la de alli por la que acababa de girar, y todavia menos esta. En cada cruce, gritaba el nombre de Audrey; pero nadie se asomaba a las ventanas.

Perdido, emprendio el camino hacia el unico sitio que reconocia, el mercado. Un criado lo saludo en la terraza de un cafe. Todo estaba lleno de gente. Llevaba dos horas recorriendo el barrio. Tras perder la esperanza, volvio a sentarse en un banco que le resultaba familiar. De repente, sintio una presencia a su espalda.

– Cuando Romain me dejo, me dijo que me amaba pero que tenia que vivir con su mujer. ?Crees que el cinismo puede no tener limites? -dijo Audrey mientras se sentaba a su lado.

– Yo no soy Romain.

– Fui su amante durante tres anos. Treinta y seis meses esperando una promesa que jamas hizo. ?Que problema tengo para enamorarme de un hombre que quiere a otra? Ya no tengo fuerzas, Mathias. No quiero mirar mi reloj nunca mas y decirme que la persona a la que amo acaba de volver a casa, que se sienta a la mesa de otra, le dice las mismas palabras, finge que yo no existo. No puedo decirme nunca mas que solo he sido un episodio, una aventura que los habra unido mas, que el ha entendido gracias a mi que la amaba a ella. He perdido tanta dignidad que he acabado compadeciendome de ella. Te lo juro, un dia llegue a sorprenderme por estar enfadada por las mentiras que el habia debido de contarle. Si ella lo hubiera oido, si hubiera visto sus ojos, su deseo, cuando se encontraba en secreto conmigo… Mira si he sido tonta. Tampoco quiero oir nunca mas la voz de esa amiga que cree estar protegiendote y te dice que el otro tambien se equivoco, que tal vez era sincero y que es mejor asi. No quiero tener nunca mas media vida. Me ha costado meses llegar a creer de nuevo que yo tambien merezco tener una vida entera.

– No vivo con Valentine. Solo ha venido a buscar a su hija.

– Lo peor, Mathias, no es haberla visto besarte en la puerta, yendo tu en pijama, y ella, bella como yo no lo sere nunca…

– No me besaba, me confiaba un secreto que no queria que Emily oyera -la interrumpio Mathias-. Y si tan solo supieras…

– No, Mathias, lo peor era como la mirabas tu.

Y como el no decia nada, ella lo abofeteo.

Entonces, Mathias se paso el resto de la tarde explicandole todo lo concerniente a su nueva vida, hablandole de la amistad que lo unia a Antoine, de todas las diferencias que habian tenido que superar para conseguir una complicidad como la suya. Ella lo escuchaba sin decir nada, y mas tarde todavia, cuando el le explico sus vacaciones en Escocia, ella casi volvio a encontrar la sonrisa.

Aquella noche, preferia quedarse sola, pues estaba agotada. Mathias lo entendia. Le propuso ir a buscarla al dia siguiente, irian a cenar juntos a un restaurante. Audrey acepto la invitacion, pero tenia otra idea.

Вы читаете Mis Amigos, Mis Amores
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату