– Me horrorizan los hospitales.
– Pues mire, ya que esta aqui, aprovecharemos para rellenar la hoja de ingreso. ?Habia estado aqui alguna vez?
– ?Por que? -contesto Arthur, inquieto, apoyandose e el mostrador.
– Porque si sus datos ya estan en el ordenador, iremos mas deprisa.
Arthur contesto negativamente. Betty tenia buena memoria para las caras y a pesar del vendaje que le cubria los ojos, los rasgos de aquel hombre le sonaban de algo. Tal vez se hubieran cruzado en alguna otra parte. Y de todos modos, poco importaba: tenia demasiadas cosas que hacer para pensar en eso ahora.
Arthur queria irse a casa, la espera ya habia durado demasiado y quiso quitarse el vendaje.
– ?Ustedes estan desbordados y yo realmente me encuentro bien! – dijo-, me marcho a casa.
Betty le inmovilizo las manos sin miramientos.
– ?Intentelo y vera!
– Pero ?que peligro corro? -pregunto Arthur, casi divertido.
– Al menor dolorcito que tenga en los seis o doce meses siguientes, en caso de que necesite alguna cura ya puede olvidarse de su seguro. Si se marcha por esa puerta, a no ser que sea para fumarse un cigarrillo afuera, enviare su ficha mencionando que se ha negado a hacerse un chequeo medico. Y aunque le duela una muela, su compania lo mandara a paseo.
– ?Yo no fumo! -dijo Arthur, apoyando el brazo en el mostrador.
– Se que resulta angustioso estar a oscuras, pero tenga paciencia; mire, ahi esta la doctora, acaba de salir del ascensor detras de usted.
Lauren se acerco a recepcion. Desde que habia salido de la habitacion de Marcia, no habia podido pronunciar palabra. Cogio la carpeta de manos de la enfermera y se puso a leer el informe mientras se llevaba a Arthur cogido del brazo hacia la sala numero 4. Descorrio la cortina de la cabina y le ayudo a instalarse en la mesa de exploracion. Cuando estuvo tumbado, empezo a quitarle el vendaje.
– Mantenga los ojos cerrados por el momento -le dijo.
Las pocas palabras que habia pronunciado, aunque con voz tranquilizadora, bastaron para acelerar el corazon de Arthur. Le retiro las gasas y le levanto los parpados inundandole los ojos de suero fisiologico.
– ?Le duele?
– No.
– ?Ve un destello de luz?
– En absoluto, ese vendaje ha sido idea del enfermero, en realidad yo no tenia nada.
– El enfermero ha hecho bien. Ya puede abrir los ojos.
Fueron necesarios unos segundos para disipar el liquido.
Cuando la vision de Arthur recupero la nitidez, su corazon empezo a latir aun mas fuerte. La promesa que habia formulado sobre la tumba de Lili acababa de hacerse realidad.
– ?Que tal? -pregunto Lauren, que noto la palidez en el rostro de su paciente.
– Bien -dijo el, con un nudo en la garganta.
– ?Relajese!
Lauren se inclino para examinarle las corneas con una lupa. Mientras las estudiaba, sus rostros estaban tan cerca que sus labios casi se rozaban.
– ?No tiene absolutamente nada en los ojos, ha tenido mucha suerte!
Arthur no hizo ningun comentario.
– ?Ha perdido el conocimiento?
– ?No, todavia no!
– ?Eso era un chiste?
– Un vago intento.
– ?Migranas?
– Tampoco.
Lauren paso la mano por la espalda de Arthur y le palpo la columna vertebral.
– ?Algun dolor?
– Nada de nada.
– Tiene un buen cardenal en el labio. ?Abra la boca!
– ?Es indispensable?
– Si, puesto que se lo acabo de pedir.
Arthur obedecio y Lauren cogio su pequena linterna.
– Vaya, al menos haran falta cinco puntos para coser esto.
– ?Tantos?
– ?Tambien era un chiste! Un enjuague bucal durante cuatro dias sera mas que suficiente.
Le desinfecto la herida de la frente y soldo los bordes con un gel. Luego abrio un cajon y desgarro el envoltorio de una tirita, que adhirio encima del corte.
– Le he pisado un poco la ceja, pasara un mal rato cuando se quite el esparadrapo. Los demas cortes son menores, cicatrizaran solos. Le recetare un antibiotico de amplio espectro durante unos dias, solo para prevenir.
Arthur se abrocho el puno de la camisa, se enderezo y le dio las gracias a Lauren.
– No tan deprisa -dijo ella, empujandolo de nuevo hacia la mesa de reconocimiento-. Tambien tengo que tomarle la tension.
Descolgo el aparato de medicion de su soporte de pared y lo coloco alrededor del brazo de Arthur. Era un tensiometro automatico. El brazalete se hinchaba y se deshinchaba a intervalos regulares. Bastaron algunos segundos para que las cifras aparecieran inscritas en el dial fijado en la cabecera de la mesa de reconocimiento.
– ?Es propenso a las taquicardias? -pregunto Lauren.
– No -contesto Arthur.
– Pues esta teniendo una buena crisis: su corazon late a mas de ciento veinte pulsaciones por minuto y tiene la tension a dieciocho, que es mucho mas de lo que le corresponde a un hombre de su edad.
Arthur miro a Lauren mientras buscaba una excusa en lo mas hondo de su corazon.
– Soy algo hipocondriaco y los hospitales me dan pavor.
– Mi ex se desmayaba solo con ver mi bata.
– ?Su ex?
– Nada importante.
– ?Y su novio actual soporta bien el estetoscopio?
– De todas formas, preferiria que consultara a un cardiologo, puedo avisar a alguno si lo desea.
– Es inutil -dijo Arthur con voz temblorosa-. No es la primera vez que me ocurre; en fin, en un hospital es la primera vez, pero cuando me presento a un concurso, el corazon se me embala un poco: tengo tendencia a ponerme excesivamente nervioso.
– ?En que trabaja? -pregunto Lauren, divertida, mientras escribia una receta.
Arthur dudo antes de responder. Aprovecho que ella estaba concentrada en su hoja para mirarla, silencioso y atento. Lauren no habia cambiado, aparte del peinado, tal vez. La pequena cicatriz en la frente, que a el tanto le gustaba, casi habia desaparecido. Y su mirada seguia siendo la misma, orgullosa e indescriptible. Reconocia cada expresion de su rostro, como el movimiento del arco de Cupido, por debajo de la nariz, cada vez que hablaba. La belleza de su sonrisa le traia recuerdos felices. ?Era posible echar a alguien de menos hasta ese punto? El brazalete se hincho de inmediato y aparecieron nuevas cifras. Lauren levanto la cabeza para consultarlas con atencion.
– Soy arquitecto.
– ?Y tambien trabaja los fines de semana?
– A veces incluso de noche: siempre vamos contra reloj.
– ?Se a lo que se refiere!
Arthur se enderezo sobre la mesa.
– ?Ha conocido a algun arquitecto? -pregunto, con voz febril.