– Los pacientes no se pasean por los pasillos del hospital vestidos con una chaqueta de tweed. Ademas, revise la lista de todas las personas hospitalizadas en el ala del edificio durante ese periodo, y nadie concuerda.

– ?Comprobaste semejante cosa? ?Mira que eres cabezona! ?Que estas buscando exactamente?

– Lo que tu me ocultas tomandome por idiota. Quiero saber quien era, por que estaba ahi todos los dias.

– ?Y para que? Todo eso forma parte del pasado.

Lauren llamo a Kali que se estaba alejando demasiado.

La perra dio media vuelta y miro a su duena antes de volver corriendo.

– Cuando sali del coma, el estaba alli; la primera vez que consegui mover la mano, el la cogio entre las suyas para tranquilizarme. Al menor sobresalto, en plena noche, el seguia estando alli… Una manana me prometio que me contaria una historia increible y luego desaparecio.

– Ese hombre es un pretexto para ignorar tu vida como mujer y pensar solo en tu trabajo. Lo has convertido en una especie de principe azul. Es facil amar a alguien cuando no se le puede alcanzar: asi no se corre ningun riesgo.

– Pues mira, eso es lo que tu conseguiste durante los veinte anos de tu vida al lado de papa.

– Si no fueras mi hija, te daria una bofetada bien merecida.

– Eres extrana, mama. Nunca dudaste que encontraria fuerzas para salir por mi misma del coma; entonces, ?por que confias tan poco en mi, ahora que estoy despierta? ?Y si por una vez dejara de atender a mi sentido comun y a mi logica, para escuchar esa vocecilla que habla en mi interior? ?Por que mi corazon se desboca cada vez que creo reconocerle? ?No vale la pena preguntarselo? Lamento que papa desapareciera, lamento que te enganara, pero eso no es una enfermedad hereditaria. ?No todos los hombres son mi padre!

La senora Kline estallo en una carcajada. Puso la mano sobre el hombro de su hija y la miro de arriba abajo.

– ?Quieres darme lecciones, tu que solo has salido con chicos que te miran como a la Virgen Maria, como al milagro de sus vidas? Debe de ser tranquilizador saber que el otro es incapaz de dejarte hagas lo que hagas. ?Yo, al menos, he amado!

– Si no fueras mi madre, soy yo quien te daria una bofetada.

La senora Kline prosiguio su marcha. Abrio el bolso, saco un paquete de caramelos y le ofrecio uno a su hija, que lo rechazo.

– Lo unico que me emociona de todo lo que dices es comprobar que, a pesar de la vida que llevas, todavia brilla en ti una chispita de romanticismo, aunque lamento que la malgastes con semejante frivolidad. ?Que esperas? ?Si ese tipo fuese realmente el hombre de tu vida, habria venido a buscarte, pobre hija mia! Nadie lo echo, desaparecio sin mas. Asi que deja de reprocharselo al planeta entero, y especialmente a tu madre, como si la culpable fuese yo.

– Quiza tuviera sus motivos.

– ?Otra mujer, o hijos, por ejemplo? -replico la senora Kline en un tono sarcastico.

Se diria que Kali estaba harta de la tension que reinaba entre madre e hija, porque cogio un palo, lo dejo a los pies de Lauren y ladro con insistencia. Lauren cogio el juguete improvisado y lo lanzo.

– No has perdido tu habilidad para devolver los golpes. No quiero entretenerme, tengo que leer un informe para manana -dijo Lauren.

– ?Deberes en domingo, a tu edad? ?Me pregunto cuando te cansaras de tu carrera hacia el exito! Tal vez te aburras hasta la muerte con tu novio. Pero no, que tonta soy: ?tu no te aburres nunca porque precisamente los domingos estas durmiendo o haciendo los deberes!

Lauren se cuadro delante de su madre con un deseo irresistible de estrangularla.

– ?El hombre de mi vida estara orgulloso de que me guste mi trabajo y no contara las horas que hago!

La fria colera resaltaba las pequenas venas en sus sienes.

– Manana por la manana intentaremos extirpar un tumor del cerebro de una nina -continuo Lauren-. Dicho asi puede carecer una cosita de nada, pero supon que ese tumor la esta volviendo ciega. ?Imagina que, la vispera de la intervencion, dudo entre ir a ver una buena pelicula y morrearme con Robert mientras nos zampamos unas palomitas, o bien revisar a fondo el procedimiento para manana!

Lauren silbo a la perra, abandono el paseo que transcurria junto al puerto deportivo y se dirigio al aparcamiento.

Cuando el animal ocupo su puesto en el asiento delantero, Lauren le ato el cinturon de seguridad al arnes y el Triumph salio de Marina Boulevard con un concierto de ladridos. Giro en Cervantes y subio por Fillmore. En el cruce con Greenwich, aminoro la marcha y dudo si detenerse para alquilar una pelicula. Le apetecia repetir con Cary Grant y Deborah Kerr en Tu y yo. Entonces recordo lo que le esperaba a la manana siguiente, metio la segunda, acelero y paso al lado de un viejo Ford de 1961 que estaba aparcado delante del videoclub.

Arthur examino uno a uno los titulos de la seccion de «Artes marciales».

– Me gustaria darle una sorpresa a una amiga esta noche, ?que me aconsejaria? -le pregunto al empleado.

El vendedor desaparecio detras del mostrador y resurgio triunfante con una cajita en la mano, la abrio con un cuter y le entrego la pelicula a Arthur.

– La furia del dragon en edicion de coleccionista. Incluye tres escenas de lucha ineditas. Llego ayer. ?Con esto la va a volver loca!

– ?Usted cree?

– Bruce Lee es un valor seguro.

– El rostro de Arthur se ilumino.

– ?Me lo llevo!

– ?Su amiga no tendria una hermana, por casualidad?

Satisfecho, salio del videoclub. La velada se presentaba bien. De camino, hizo una breve parada en una tienda de comida preparada, eligio entrantes y segundos platos, a cual mas apetitoso, y volvio a su casa con el corazon alegre tras aparcar el Ford delante del pequeno edificio en el cruce de Pacific con Fillmore.

En cuanto cerro la puerta del apartamento, dejo la bolsa de la compra en la barra de la cocina, encendio la cadena estereo, inserto un disco de Frank Sinatra y se froto las manos.

La estancia estaba banada por la luz anaranjada de aquella tarde de verano y Arthur, mientras cantaba a pleno pulmon la melodia de Strangers in the night, preparo un elegante servicio para dos en la mesa baja del salon. Descorcho una botella de merlot de 1999, calento la lasana y dispuso el surtido de entrantes italianos en dos platos de porcelana blanca. Acabado el trabajo, atraveso la sala de estar, salio al rellano y, sin cerrar la puerta de su apartamento, repiqueteo en la puerta de su vecina. Oyo sus pasos ligeros al otro lado del pano.

– ?Estoy sorda, pero no hasta ese punto! -dijo la anciana, recibiendole con una gran sonrisa.

– No se habra olvidado de nuestra cita… -dijo Arthur.

– ?Estas de broma?

– ?No se trae al perro?

– Pablo esta durmiendo a pierna suelta; es tan viejo como yo, ?sabes?

– Usted no es tan vieja, senora Morrison.

– ?Ya lo creo que si! -contesto ella, llevandoselo del brazo por el pasillo.

Arthur instalo comodamente a la senora Morrison y le sirvio una copa de vino.

– ?Tengo una sorpresa para usted! -dijo, presentandole la caratula de la pelicula. El delicioso rostro de la senora Morrison se ilumino.

– ?La escena de lucha en el puente es un fragmento antologico!

– ?Ya la ha visto?

– ?Y mas de una vez!

– ?Es que no se cansa?

– ?Tu has visto el torso desnudo de Bruce Lee?

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