– Me alegro de que lo hiciera -dijo Siegfried con exasperacion-. Ese imbecil me esta creando problemas.

– Hay algo mas -prosiguio Bertram-. Ha hablado del humo con Raymond Lyons.

Siegfried dio un punetazo en la mesa con su mano sana, con tanta fuerza que Bertram se sobresalto. Luego se puso en pie y se acerco a la ventana con vistas a la plaza. Miro con furia hacia el hospital. Ese investigador empollon y marica nunca le habia caido bien. Se habia puesto furioso al enterarse de que iban a concederle la segunda mejor casa de la ciudad, pues tenia pensado adjudicar la vivienda a uno de sus esbirros mas leales.

Siegfried cerro la mano sana en un puno y apreto los dientes.

– ?Maldito entrometido gilipollas!

– Practicamente ha terminado con su investigacion -dijo Bertram-. Seria una pena que lo fastidiara todo precisamente cuando las cosas marchan tan bien.

– ?Que le dijo Lyons? -pregunto Siegfried.

– Nada. Que estaba dejandose llevar por su imaginacion.

– Tendre que hacerlo vigilar-anuncio Siegfried-. No permitire que nadie destruya este programa. De ninguna manera. Es demasiado lucrativo.

– Eso es cosa suya -dijo Bertram poniendose de pie. Se dirigio hacia la puerta, convencido de que habia hecho lo que debia.

CAPITULO 7

5 de marzo de 1997, 7.20 horas.

Nueva York

La combinacion de vino barato y falta de sueno retraso el pedaleo matutino de Jack hasta el trabajo. Acostumbraba llegar a la sala de identificaciones del Instituto Forense a las siete y cuarto. Pero cuando salio del ascensor en la primera planta del deposito de cadaveres, descubrio que ya eran la siete y veinticinco, y eso le molesto. No es que llegara tarde, pero a Jack le gustaba mantener a rajatabla su horario. Habia aprendido que la disciplina en el trabajo era una de las formas de evitar la depresion.

Lo primero que hacia al llegar era servirse una taza de cafe de la cafetera comun. Hasta el aroma parecia surtir un efecto benefico, que Jack atribuia a un condicionamiento pavloviano.

Bebio el primer sorbo. Era el mana. Aunque el mismo dudaba de que el efecto pudiera ser tan rapido, tuvo la impresion de que el leve dolor de cabeza de la resaca comenzaba a desvanecerse.

Fue al encuentro de Vinnie Amendola, el asistente que empalmaba el turno de noche con el de dia. Como de costumbre, estaba sentado detras de uno de los escritorios de metal caracteristicos de la administracion publica. Tenia los pies sobre un extremo de la mesa y la cara oculta detras del periodico de la manana.

Jack doblo un extremo del periodico para dejar al descubierto las facciones italianas de Vinnie. Este rondaba los treinta y, a pesar de su lamentable forma fisica, era apuesto.

Jack envidiaba su poblada cabellera morena. En el ultimo ano, Jack habia notado que su pelo castano con hebras de plata comenzaba a ralear en la coronilla.

– Eh, Einstein, ?que dice el periodico sobre el incidente del cadaver de Franconi? -pregunto Jack. El y Vinnie trabajaban juntos con frecuencia, y cada uno de ellos apreciaba el ingenio, la petulancia y el humor negro del otro.

– No lo se -repuso, procurando arrancar su amado periodico de las manos de Jack. Estaba enfrascado en el informe del partido de baloncesto de los Knicks de la noche anterior.

Jack arrugo la frente. Vinnie no era ningun genio academico, pero si una autoridad en sucesos de actualidad. Leia el periodico desde la primera hasta la ultima pagina a diario y memorizaba la informacion con impresionante exactitud.

– ?No sale nada al respecto? -preguntoJack.

Estaba desconcertado. Habia supuesto que los periodistas se cebarian en el bochorno que suponia para el gobierno la desaparicion de un cadaver del deposito. Los errores burocraticos eran el tema favorito de los medios de comunicacion.

– Yo no he visto nada -respondio Vinnie.

Tiro del periodico y, en cuanto lo recupero, volvio a esconder la cara tras el.

Jack meneo la cabeza. Estaba verdaderamente sorprendido y se pregunto que habria hecho Harold Bingham, el jefe del instituto, para ocultar semejante noticia a la prensa.

Pero cuando estaba a punto de darse la vuelta, vio los titulares: La mafia burla a las autoridades. El subtitulo rezaba:

'La familia de Vaccaro asesina a uno de los suyos y luego roba el cadaver ante las propias narices de los funcionarios municipales.'

Jack arranco el periodico de manos de Vinnie. Este bajo los pies de la mesa y pateo en el suelo.

– ?Eh! ?Que haces? -protesto.

Jack doblo el periodico y lo levanto ante los ojos de Vinnie, obligandolo a mirar los titulares.

– Acabas de decir que la noticia no salia en el periodico -dijo Jack.

– No he dicho que no saliera -replico Vinnie-, sino que no la habia visto.

– ?Joder! Esta en primera pagina! -exclamo Jack, senalando los titulares con la taza de cafe.

Vinnie extendio una mano para recuperar su periodico, pero Jack se lo impidio.

– ?Vamos! -protesto Vinnie-. Comprate tu propio periodico.

– Has picado mi curiosidad. Con lo metodico que eres, estoy seguro de que leiste la noticia del dia de cabo a rabo en el viaje en metro. ?Que te pasa, Vinnie?

– ?Nada! He pasado directamente a la pagina de deportes.

Jack estudio la cara del asistente durante unos instantes, pero Vinnie desvio la mirada.

– ?Estas enfermo? -pregunto Jack con tono burlon.

– ?No! -respondio Vinnie-. ?Devuelveme el periodico!

Jack separo las paginas de deporte y se las paso. Luego se sento a la mesa de registros y comenzo a leer el articulo. Comenzaba en la primera pagina y acababa en la tercera. Como Jack habia previsto, estaba escrito en tono burlon y sarcastico. Se ensanaba tanto con la policia como con el Instituto Forense. Decia que aquel sordido asunto era otra prueba flagrante de la incompetencia de ambas instituciones.

Laurie entro en el despacho e interrumpio la lectura a Jack. Mientras se quitaba el abrigo, le dijo que esperaba que se sintiera mejor que ella.

– No creas -repuso Jack-. La culpa es de ese vino barato que lleve a tu casa. Lo siento.

– Tambien tiene que ver con que he dormido solo cinco horas. Tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para levantarme de la cama. -Laurie dejo el abrigo sobre una silla-.

Buenos dias, Vinnie -saludo.

Vinnie guardo silencio detras del periodico.

– Esta de morros porque le he robado el periodico -explico Jack, y se levanto para dejarle el sitio a Laurie en la mesa de registros. Esa semana le tocaba a ella distribuir las autopsias entre el personal-. Dedican los titulares y el editorial al caso de Franconi.

– No me extrana -apunto Laurie-. Lo pasaron en todos los noticiarios, y han anunciado que Bingham saldra en Good Morning America para intentar calmar los animos.

– Pues sera una tarea ardua -senalo Jack.

– ?Has mirado los casos del dia? -pregunto Laurie echan do un rapido vistazo a la veintena de carpetas que habia sobre la mesa.

– Acabo de llegar -contesto Jack y continuo leyendo el articulo-. ?Vaya, esto es genial! -exclamo tras una breve pausa-. Nos acusan de compincharnos con el departamento de policia. Sugieren que hicimos desaparecer el cadaver adrede, para ayudarlos. ?Puedes creerlo? Los periodistas son tan paranoicos que ven conspiraciones por todas partes.

– Los verdaderos paranoicos son los ciudadanos -dijo Laurie-. Los periodistas les dan lo que ellos quieren.

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