– Por razones obvias en lo tocante a las cuentas en el extranjero -explico Raymond-. En lo que respecta al programa en general, no se han tomado recaudos ante posibles conflictos eticos. En consecuencia, la compania de biotecnologia que hace posible todo esto teme la publicidad negativa. Con franqueza, algunas personas estan en contra del uso de animales para trasplantes, y naturalmente no queremos vernos obligados a lidiar con los fanaticos defensores de los derechos de los animales. Ademas, esta es una operacion cara y solo podemos ofrecer nuestros servicios a un grupo de individuos selectos. Esto viola el concepto de igualdad.
– ?Puedo preguntar cuantos clientes se han beneficiado de este proyecto?
– ?Personas corrientes o medicos? -pregunto Raymond.
– Personas corrientes.
– Unos cien.
– ?Y alguien ha tenido que hacer uso de su doble?
– Si, cuatro personas -respondio Raymond-. Se han practicado dos trasplantes de rinon y dos de higado. Los pacientes evolucionan de maravilla sin medicacion y sin sintomas de rechazo. Debo anadir que se cobra una importante suma adicional por el trasplante y que los medicos involucrados obtienen el mismo porcentaje de dicha suma.
– ?Cuantos medicos trabajan con ustedes? -inquirio Waller.
– Menos de cincuenta. Al principio el reclutamiento fue algo lento, pero ahora se esta acelerando.
– ?Cuanto tiempo hace que funciona el programa? -pregunto Waller.
– Unos seis anos -respondio Raymond-. Ha requerido una inversion importante y mucho esfuerzo, pero ahora comienza a pagar con creces. Debo recordarle que usted ingresara en los primeros estadios, de modo que la estructura piramidal lo beneficiara enormemente.
– Parece interesante -admitio Waller-. Dios sabe que me vendrian bien unos ingresos adicionales, ya que cada vez tengo menos pacientes. He de hacer algo antes de perder la consulta.
– Seria una lastima -convino Raymond.
– ?Puedo pensarlo durante un dia o dos? -pregunto Waller.
Raymond se puso en pie. Sabia por experiencia que acababa de marcar otro tanto.
– Desde luego -dijo generosamente-. Tambien le sugiero que llame al doctor Levitz. El lo ha recomendado y esta muy satisfecho con el programa.
Cinco minutos despues, Raymond salio a la calle y giro hacia el sur por Park Avenue. Caminaba muy animado. Con el cielo azul, el aire puro y las senales de la primavera que se acercaba, se sentia en la gloria, sobre todo por la agradable descarga de adrenalina que siempre le producia un reclutamiento. Incluso los problemas de los ultimos dias le parecian insignificantes. El futuro era brillante y prometedor.
Pero de repente, una catastrofe inminente surgio de la nada. Abstraido en su reciente triunfo, Raymond bajo del bordillo y estuvo a punto de ser atropellado por un veloz autobus. El viento del vehiculo le hizo volar el sombrero, y el agua sucia de las alcantarillas salpico la pechera de su abrigo de cachemira.
Raymond se balanceo hacia atras, aturdido, pues acababa de escapar por los pelos de una muerte horrible. Nueva York era una ciudad de cambios bruscos e inesperados.
– ?Se encuentra bien, amigo? -pregunto un transeunte entregandole a Raymond su sombrero abollado.
– Estoy bien, gracias -dijo Raymond. Se miro la pechera del abrigo y se sintio enfermo. El incidente parecia metaforico y evoco la ansiedad que habia experimentado durante el desafortunado caso Franconi. El barro le recordo su relacion con Vinnie Dominick.
Sintiendose castigado, Raymond cruzo la calle con mucho cuidado. La vida estaba llena de peligros. Mientras andaba hacia la calle Sesenta y cuatro, comenzo a preocuparse por Ios otros dos casos de trasplante. Hasta que se habia presentado el problema con Franconi, nunca habia pensado en las nefastas consecuencias de una autopsia..
De repente, Raymond decidio comprobar el estado de los otros pacientes. No le cabia duda de que la amenaza de Taylor Cabot habia sido real. Si uno de los pacientes era sometido a una autopsia en el futuro por cualquier razon, y la prensa se enteraba de los resultados, todo se iria al garete. Entonces, sin lugar a dudas, GenSys abandonaria el proyecto.
Raymond apuro el paso. Un paciente vivia en Nueva York y el otro en Dallas. Penso que lo mejor seria telefonear a los medicos que los habian reclutado.
CAPITULO 9
5 de marzo de 1997, 17.45 horas.
Cogo, Guinea Ecuatorial
– ?Hola! -grito Candace-. ?Hay alguien?
Kevin se sobresalto ante el ruido inesperado. Los tecnicos se habian marchado a casa hacia un buen rato y en el laboratorio reinaba un silencio absoluto, roto solo por la grave vibracion de las unidades de refrigeracion. Kevin se habia quedado trabajando en la separacion de fragmentos de ADN, pero al oir la voz de Candace, le fallo el pulso y el contenido de la micropipeta se derramo sobre la superficie del gel. Habia echado a perder el analisis; tendria que empezar otra vez.
– ?Aqui! -grito Kevin, dejando la pipeta.
Entre los botes de reactivos que cubrian el banco del laboratorio, vio a Candace en el umbral de la puerta.
– ?Vengo en mal momento? -pregunto Candace mientras se aproximaba.
– No, estaba terminando -repuso Kevin. Esperaba que su cara no delatara sus sentimientos.
Aunque se sentia frustrado por haber perdido el tiempo en el analisis, Kevin se alegraba de ver a Candace. Durante la comida, habia hecho acopio de valor para invitar a Melanie y a Candace a su casa a tomar el te.
Ambas habian aceptado con alegria. Melanie habia reconocido que siempre habia sentido curiosidad por ver el interior de la casa.
La tarde habia sido un exito. Sin duda el ingrediente fundamental de ese exito era la personalidad de las dos mujeres.
La conversacion no habia decaido en ningun momento.
Otro factor contribuyente habia sido el vino que decidieron beber en lugar de te.
Como miembro de la elite de la Zona, Kevin recibia una dotacion regular de vino frances que rara vez bebia. En consecuencia, tenia una bodega impresionante.
El principal tema de conversacion habia sido Estados Unidos, el pasatiempo favorito de los norteamericanos expatriados temporalmente. Los tres habian ensalzado y discutido las virtudes de sus lugares de origen. Melanie amaba Nueva York y afirmaba que era una ciudad sin par, Candace dijo que la calidad de vida en Pittsburgh estaba muy por encima de la media del pais y Kevin alabo los estimulos intelectuales que podian encontrarse en Boston.
Habian evitado adrede discutir el arrebato emocional de Kevin en la comida. En su momento, tanto Candace como Melanie le habian preguntado que habia querido decir cuando habia comentado que le aterrorizaba sobrepasar los limites. Pero al ver que Kevin estaba muy alterado y se resistia a dar explicaciones, no insistieron. Las mujeres decidieron intuitivamente que era mejor cambiar de tema, al menos por el momento.
– He venido a ver si puedo llevarte a conocer al senor Horace Winchester -dijo Candace-. Le he hablado de ti y le gustaria darte las gracias personalmente.
– No se si es buena idea -repuso Kevin, sintiendo que la tension crecia en su interior.
– Al contrario -replico Candace-. Despues de lo que comentaste durante la comida, creo que deberias ver el lado bueno de lo que haces. Lamento que lo que dije te hiciera sentir tan mal.
El comentario de Candace era la primera referencia a la pataleta de Kevin desde que esta habia ocurrido. El pulso de Kevin se acelero.
– No fue culpa tuya. Ya estaba nervioso antes de oir tus comentarios.
– Entonces ven a conocer a Horace -insistio Candace-. Se esta recuperando estupendamente. De hecho, esta tan bien que no necesita una enfermera de cuidados intensivos como yo.