casa, por no mencionar la molestia de tener que repetir el mensaje.

– ?Por que necesitan recurrir a las amenazas? ?Que temen que descubramos? -pregunto Jack.

Franco sonrio y miro a Angelo.

– ?Has oido a este tipo? Cree que nos hemos tomado tantas molestias para entrar aqui solo para responder a sus preguntas.

– Es una falta de respeto -dijo Angelo.

– ?Que tal si coge otra silla para la senorita, doctor? -dijo Franco a Jack-. Asi charlaremos un momento y nos largaremos.

Jack no se movio. Pensaba en la pistola que habia sobre la mesita auxiliar y en la posibilidad de que alguno de los dos matones todavia estuviera armado. Mientras hacia acopio de valor, reparo en que los dos hombres estaban mas bien delgados. No parecian en plena forma

– Perdone, doctor -dijo Franco-. ?No me ha oido?

Antes de que Jack pudiera responder, oyo una conmocion a su espalda y alguien lo empujo hacia un lado. Otra persona grito:

– ?Que nadie se mueva!

Tras un instante de confusion, Jack vio que tres afroamericanos armados con ametralladoras habian irrumpido en su apartamento. Las armas apuntaban con firmeza a Franco y Angelo. Los recien llegados vestian ropas de deporte y Jack los reconocio en el acto. Eran Flash, David y Spit, sudorosos a causa del reciente partido de baloncesto.

Habian pillado a Franco y Angelo por sorpresa, y los dos matones permanecieron paralizados en su sitio, con los ojos abiertos como platos. Acostumbrados a estar del otro lado de las armas, sabian que no debian moverse.

Por unos instantes reino un silencio absoluto. Luego entro Warren, pavoneandose:

– Eh, doctor, guardarte las espaldas se ha convertido en un trabajo a tiempo completo, ?sabes lo que quiero decir?

Y debo renirte por ensuciar el barrio con esta basura blanca.

Warren cogio la ametralladora de Spit y le ordeno a este que desarmara a los visitantes. Sin decir una palabra, Spit le quito la automatica a Angelo. Despues de cachear a Franco, recogio el arma que estaba en la mesita auxiliar.

Jack solto ruidosamente el aire contenido.

– Warren, amigo, no se como has hecho para llegar en un momento tan oportuno, pero se agradece.

– Alguien vio a estas ratas de alcantarilla vigilando tu casa -explico Warren-. Al parecer, piensan que son invisibles a pesar de su ropa cara y su brillante Cadillac negro. Es para escogonarse.

Jack se froto las manos, agradecido por el subito cambio de fuerzas. Les pregunto sus nombres a Angelo y a Franco, pero solo recibio miradas furiosas a modo de respuesta.

– Ese es Angelo Facciolo -dijo Laurie senalando a su enemigo.

– Spit, quitales los billeteros -ordeno Warren.

Spit obedecio y leyo los nombres y direcciones en voz alta.

– ?Vaya! ?Que es esto? -dijo mientras abria la funda de piel que contenia la chapa de la policia de Ozone Park. La levanto para que Warren la viera.

– No son polis -dijo Warren con un gesto desdenoso-. No te preocupes.

– Laurie -dijo Jack-, creo que es hora de llamar a Lou. Seguro que estara encantado de hablar con estos caballeros

Y dile que traiga el furgon, ante la duda de que tenga que invitarlos a pasar la noche a expensas del erario publico

Laurie se dirigio a la cocina y Jack se acerco a Angelo.

– De pie -ordeno.

Angelo se levanto y miro con insolencia a Jack. Para sor presa de todos, sobre todo de Angelo, Jack le dio un punetazo en la cara con todas sus fuerzas. Se oyo un crujido, Angelo reboto sobre el sofa y cayo al suelo.

Jack gimio, maldijo y se cogio la mano. Luego la sacudio.

– ?Joder! -exclamo-. Nunca le habia pegado asi a nadie.

– Ya esta bien le advirtio Warren-. No quiero golpear a estas bonigas. No es mi estilo.

– He terminado -repuso Jack sin dejar de sacudir la mano-. Veras, esa boniga golpeo a Laurie esta tarde despues de entrar en su apartamento. Supongo que ya habras visto el estado en que le dejo la cara.

Angelo se sento en el suelo. Tenia la nariz torcida hacia la derecha. Jack le ordeno que se levantara y se sentara en el sofa. Angelo obedecio, moviendose lentamente, con una mano debajo de la nariz para atajar la sangre.

– Ahora, antes de que llegue la policia -dijo Jack a los dos hombres- voy a volver a preguntaros que es lo que temeis que descubramos Laurie y yo. ?Que hay detras del asunto Franconi?

Angelo y Franco miraron a Jack con expresion ausente, como si no estuviera alli. Jack insistio y les pregunto que sabian del higado de Franconi, pero los hombres permanecieron mudos.

Laurie volvio de la cocina.

– Lou viene hacia aqui -dijo-. Y debo anadir que esta muy entusiasmado, sobre todo por el soplo sobre Vido Delbario.

Una hora mas tarde, Jack estaba comodamente sentado en el apartamento de Esteban Ndeme, junto a Laurie y Warren.

– Gracias, tomare otra cerveza -dijo Jack en respuesta a la invitacion de Esteban. Estaba algo achispado por la primera cerveza y euforico por el afortunado curso de los acontecimientos despues de un comienzo tan aciago.

Aun no habian transcurrido veinte minutos desde la llamada de Laurie, cuando Lou llego al apartamento de Jack acompanado de varios agentes. Estaba encantado con la posibilidad de empapelar a Angelo y a Franco por allanamiento de morada, posesion de armas sin autorizacion, asalto y agresion, extorsion y suplantacion de identidad. Tenia la esperanza de poder retenerlos el tiempo suficiente para sacarles informacion sobre el crimen organizado en Nueva York, en particular sobre la familia Lucia.

Lou estaba preocupado por las amenazas a Laurie y Jack, asi que cuando este ultimo menciono que estaban pensando en marcharse de la ciudad, apoyo la idea con entusiasmo.

Hasta entonces, les asignaria una pareja de guardias. Para simplificarle la tarea, Laurie y Jack acordaron permanecer juntos.

Luego Jack habia convencido a Warren de que los llevara al supermercado y les presentara a Esteban Ndeme. Como habia dicho Warren, Esteban era un hombre cordial y educado. Debia de tener una edad aproximada a los cuarenta y dos de Jack, pero su figura era completamente distinta.

Mientras Jack era corpulento, Esteban era esbelto. Hasta sus rasgos faciales parecian delicados. Su piel era de un intenso color marron, varios tonos mas oscura que la de Warren.

Pero su rasgo fisico mas singular era su frente prominente.

Tenia la mitad delantera de la cabeza calva, de modo que la linea del cuero cabelludo se extendia de oreja a oreja.

En cuanto supo que Jack pensaba viajar a Guinea Ecuatorial, invito a Jack, Laurie y Warren a su apartamento.

Teodora Ndeme resulto tan agradable como su marido. Cuando llevaban unos minutos en el apartamento, insistio en que todos se quedaran a cenar.

Aspirando los apetitosos aromas procedentes de la cocina, Jack se reclino comodamente en su asiento con su segunda cerveza.

– ?Por que vinieron Teodora y usted a Nueva York? -pregunto Jack.

– Tuvimos que huir de nuestro pais -respondio Esteban y describio el regimen de terror del cruel dictador Macias, que habia forzado a la tercera parte de la poblacion, incluidos los descendientes de espanoles, a abandonar su patria-. Asesinaron a cincuenta mil personas -anadio-. Fue horrible.

Nosotros tuvimos la suerte de poder escapar. Yo era maestro de escuela, educado en Espana, y en consecuencia sospechoso.

– Espero que las cosas hayan cambiado -dijo Jack.

Вы читаете Cromosoma 6
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату